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Alpine A-110 1400: El juguete de Jorge

Tengo una buena amiga que mantiene como cierta una frase dedicada a los hombres, referida a que somos como niños: “Con el tiempo solo cambian los precios de vuestros Juguetes”. He de reconocer, aunque solo sea en estas páginas que seguro no lee… que tiene mucha razón.

Para los niños de los setenta y ochenta, los que hemos jugado con coches de metal escala 1:43 de Guisval, Matchbox, etc, el Alpine era ya uno de nuestros juguetes preferidos. Aquellos pequeños bólidos cargados de pegatinas “de carreras”, los llamábamos.

Muy pocos de nosotros, entre los cinco y los nueve años, sabíamos que aquellos coches eran máquinas autenticas, creadas por ingenieros brillantes para ganar pruebas de altísimo nivel. Y es que si hay algo que identifica a Alpine son sus magníficos resultados en todo tipo de competiciones.

Para los A-110 existe un periodo que hay que subrayar: los años 1971-1973, donde los 1.600-S oficiales ganaron casi todo en el Campeonato Internacional, que es como se llamaba entonces el actual Mundial. Trece victorias incluyendo Montecarlo, San Remo, Marruecos y Tour de Corse, entre otras, dieron lugar al afianzamiento del mito.

Pie de foto
Espectacular A-110 1400

Anteriormente, los A-110 franceses y españoles ya habían cosechado importantes triunfos en pruebas nacionales. Así, en 1965 una unidad con motor R8 Gordini consigue su primera victoria en el Rally dos cataluñas y, desde de ese momento -un par de años antes para algunos privilegiados-, numerosos equipos españoles adoptan el modelo, que comienza a verse por los diferentes rallyes patrios y a convertirse en un clásico en pruebas como el «Ciudad de Oviedo» o el «Firestone». Tal es el éxito en competición que la filial española de Renault, FASA, crea su propio equipo de carreras.

Pero centrémonos en el juguete de Jorge. Para la historia de Alpine, con sus diferentes versiones y variantes, os recomiendo el libro de Jaume Segarra, “Alpine Mito y Pasión”, donde encontrareis toda la información que necesitéis sobre estos chiquitines.

Jorge era uno de esos niños en los setenta y ochenta. Disfrutaba jugando en casa con su Alpine amarillo; poco a poco fue
creciendo, al tiempo que empezaba a asimilar que su juguete tenía un hermano mayor en el mundo real. Con los años, su afición le hizo documentarse profundamente sobre la marca, sobre los desarrollos de Alpine en Dieppe y, más tarde, de FASA en Valladolid.

En aquel momento ya sabía que su pequeño coche escala 1:43, ya desgastado y trillado por el intenso uso en competición era un A-110 1400, una versión exclusiva del mercado Español que no tenía ningún equivalente galo.

Pie de foto
Motor 1400 con preparación de dos Weber dobles 40

Efectivamente: en España fueron los Ingenieros de FASA quienes, con tesón, mucho trabajo y unos medios limitados, crearon estos eficaces deportivos a la sombra de la matriz francesa. El idilio Alpine-FASA comenzó durante el año 1963, y se prolongaría hasta 1978.

Algunos ingenieros y empleados que años después se convertirían en coleccionistas, como el conocido Francisco Conde, han narrado en diferentes libros y artículos esta peculiar situación. En FASA se comenzará fabricando el A-108, en versiones berlineta y cabrio, y posteriormente se hará lo propio con los A-110.

Esta pasión propiciaba el que se propusieran a la central francesa mejoras o modificaciones con respecto a las versiones originales, con piezas muchas veces procedentes de otros vehículos de la gama Renault. Se daba así lugar a los Alpine-FASA, que tendrían como canto del cisne a nuestro invitado de hoy, el A-110 1.400.

Este modelo es, por tanto, una versión exclusiva del mercado Español, y fue fabricado desde mayo del 77 a mayo del 78. Solo se produjeron 130 unidades, de las cuales un buen numero terminó en Suiza y Alemania, ya que se empezó a fabricar 10 meses después de cerrarse la producción de A-110 en Dieppe.

Pie de foto
Detalle de la energética carburación

El 1400 montaba el motor 1.397 cc. procedente del R-5 Copa. Para su desarrollo, el equipo de FASA, capitaneado por Agapito Ureña, literalmente se volcó en esta última serie. El rediseño efectuado no solo alcanzaba el montaje de un nuevo propulsor, sino que incluía numerosas mejoras sobre los 1300, como es el caso de los cuatro amortiguadores traseros, la reducción de peso, las nuevas cotas y, por supuesto, unas prestaciones más elevadas con 185 Km/h de velocidad máxima.

Respecto a la carrocería, como sabréis era y es un signo de identidad de los Alpines. El precioso diseño italiano, firmado por Giovanni Michelotti, fue íntegramente fabricado en fibra de vidrio y pegado con resinas de alta tecnología al sencillo chasis de viga central, con el motor colgado de una jaula en su parte trasera.

Esta fabricación en fibra con resina Epoxi posibilitó desde sus inicios un peso pluma del conjunto, además de una contrastada rigidez estructural. Para los amantes de los clásicos, es también una bendición el saber que no existen puntos de oxidación; por el contrario, este tipo de carrocerías requieren una pintura diferente, expertos pintores y pueden esconder grietas de reparaciones mal realizadas.

Pie de foto
No tiene lado malo

El juguete

Jorge continuó atesorando conocimientos sobre el mundo Alpine y conociendo a personajes clave como los antes mencionados Francisco Conde y Jaume Segarra. Con los años, vio la oportunidad de hacerse por fin con una unidad: no lo dudó, un magnifico y original A-110 1.100 azul, que se encargó de restaurar y que hoy usa regularmente.

Pero nuestro protagonista seguía con su particular lucha interior Hombre-Niño. Tenía el mito solo en parte, pues le faltaba su anhelado juguete amarillo, con esos preciosos faros de rally y esa estética racing… Además, ahora sabía lo que su nuevo juguete de niño grande era capaz de hacer.

Era consciente que en un cuerpo a cuerpo subiendo cualquier puerto de montaña, su pequeño Alpine sería casi imbatible. Y todas las noches, cuando se iba a la cama, dormía imaginando como sería llevar aquel 1400 con su doble amortiguación y con su motor de 85 CV. Llego incluso a soñar con un 1800 de rallyes, con cuatro carburadores, arboles más cruzados, suspensión más firme, baquets…

Un buen día se puso a tiro otro A-110. En esta ocasión estaba en estado “calamitoso”, así que Jorge lo tuvo claro. Iba a restaurar aquel coche casi irrecuperable según especificaciones A-110 1400, pero recreando estéticamente el súmmum de los Alpine, uno de los dos 1800 Rally.

Trasera racing
Trasera racing

Esto es algo que dicho de otras marcas y modelos es un sacrilegio. Sin embargo, es frecuente en el mundillo Alpine que, en busca de prestaciones o por motivos estéticos, los dueños de estas máquinas hayan ido actualizándolas en especificaciones mediante el montaje de piezas de sus hermanos mayores. Es una labor que es relativamente fácil, al compartir los Alpine numerosos órganos mecánicos con otros vehículos Renault.

En este caso, la modificación estética fue sencilla y comprensible, ya que hubo partes de la carrocería que, dado su pésimo estado, había que re-fabricar íntegramente.

“Ready, Steady, GO!!!”

Aquellos que hayan corrido un rally o visto algún video de la salida, sabrán a que me refiero. Estas son las palabras mágicas de salida de las pruebas internacionales, que podríamos traducir como “¡¡¡Preparados, listos, YA!!!”. Al acercarme a esta máquina, son las que rondan mi cerebro.

El coche es magnífico, precioso, exuda deportividad. Su color, la decoración original, las llantas, el culo agachado y su caída negativa atrás, los faros Cibie “cuneteros”. No tiene lado malo; de perfil, de frente, desde atrás, te dice “estoy hecho para correr. Si tienes lo que hay que tener intenta domarme”.

¡Vámonos!
¡Vámonos!

Me acerco al sencillo tirador y abro. De nuevo esa sensación de deportividad, con una puerta extremadamente ligera. En su interior el deportivo baquet me da la bienvenida. ¿Seré capaz de entrar?, me pregunto mientras comienzo la maniobra. En su hermano “de calle” ésta ya es compleja… pero cogiéndole el aire, al final la realizas limpiamente; aquí no hay concesiones, los baquets reducen aun más el espacio disponible para entrar, máxime si no estás en tu peso ideal.

Al fin lo logré, estoy dentro, tras el precioso volante de cuero -el original es de madera, de tres radios con la “A” central-, admirando el completo salpicadero. Dos grandes relojes, que corresponden a velocímetro y tacómetro, más otros tres centrales más pequeños, de la carga de batería, la presión del aceite y la temperatura del agua. Un sencillo reloj horario luce también en el centro del tablero.

El toque Alpine está en cada pieza, en los relojes, en el volante, en el salpicadero forrado en polipiel y madera. Me transporto rápidamente a finales de los setenta, estoy corriendo el Rally Shalymar… Arranco el 4 cilindros y no me deja indiferente, menudo rugido. Al principio un poco titubeante e inestable, algo más fino ya en temperatura, pero es que este juguete no ha nacido para ser escuchado al ralentí.

Pie de foto
Interior espartano

Decido ejercer de “copi”, por lo menos al principio, para que su propietario me muestre hasta dónde puede llegar la berlineta. Así que esta vez le daré yo la salida: “Ready, steady, GO!!!”. El motor empuja con decisión desde abajo, mientras Jorge inserta las marchas con una sorprendente soltura, estirando cada una hasta las cercanías de las 6.500 vueltas -el tacómetro marca unas optimistas 8000. El empuje es sensacional, mi espalda toma nota de la vocación deportiva del vehículo. Se percibe duro y seco de amortiguación, y la motricidad en esta leve cuesta arriba que recorremos ahora es sorprendente.

El ruido lo inunda todo, hay que olvidarse de comodidades, este coche no es para viajar, pero sí para disfrutar. Es ronco, deportivo, con ese aullido final que te indica el momento adecuado para insertar la siguiente relación. El calor no es agobiante porque fuera hay 15º, pero en otras condiciones lo seria. El olor a gasolina ayuda todavía más a transportarnos al ambiente de los rallyes.

Llegamos a un tramo virado. No defrauda, va treméndamente asentado con esa amortiguación y, entre las manos expertas de su amo, enlaza las curvas lentas a una velocidad endiablada. Las frenadas son igualmente muy potentes, ya que el equipo de los 1400 con doble circuito y 4 discos es más que suficiente.

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Jorge para con una sonrisa y me cede el Volante. He de reconocer que él ha salido del coche con gran soltura y que yo me he arrastrado como un gusano… Me abrocho el cinturón, inserto primera, retrovisor, intermitente, vámonos. Al principio intento, sin conseguirlo, llevar este coche de manera relajada y a bajas vueltas; no es posible, la mecánica no admite este tipo de uso.

Al darme cuenta lo conduzco apurando más y, no dejándolo caer de las 3.000 Rpm, todo cambia.

Es muy duro y rudo, su acelerador es brusco, las suspensiones te maltratan y su dirección sin asistencias castiga tus bíceps; pero según incrementas la velocidad y el trazado se vuelve más complejo, aprecias sus virtudes. Esa dureza de amortiguación hace que gire muy plano y que no sea fácil una pérdida de tracción, la dirección es razonablemente precisa y los frenos sobresalientes. Sin duda, en manos expertas, es un arma definitiva para rallyes.

Pie de foto
«Maletero testimonial»

Como todo atrás que es, con un reparto de pesos mayoritario sobre ese eje, hay que frenar para girar… y, si quieres divertirte, acelerar y corregir mientras sales de las curvas. Eso es algo que Jorge hace con una facilidad sorprendente, se le notan los kilómetros conduciendo su montura.

Con unas Cocacolas sentados en una terraza y con el Alpine enfrente pidiendo más termina nuestra prueba dinámica. Estamos agotados, pero con esa sonrisa que a todos los niños se nos queda cuando bajamos de nuestra atracción preferida.

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• Marca/Modelo Renault Alpine
• Versión FASA-1400
• Potencia 85 CV DIN (6.200 Rpm)
• Motor 4 cilindros en linea
• Cilindrada 1.397 cm3
• Distribución 8 válvulas
• Par máximo 11 mKg (4.500 Rpm)
• Trasmisión Tracción trasera, caja de cambios manual 4 velocidades
• Peso 695 Kg
• Neumáticos Michelin X VS de medida 165 X 70 HR 13.
• Aceleración 0-100 N.D.
• Velocidad Máxima 185 Km/h
• Reparto de peso (delantero/trasero) 285/410 Kg
• Distancia entre ejes 2.100 mm
• Vía delantera 1.359 mm
• Vía trasera 1.301 mm
• Largo 3.857 mm
• Ancho total 1.529 mm
• Altura en vacío 1.140 mm
• Altura sobre el suelo (vacío / cargado) 141/112 mm
• Periódo de Fabricación Mayo de 1977 – Mayo de 1978

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Escrito por Antonio Silva

Me llamo Antonio Silva, nací en Madrid en el año 1973. Gracias a mi empresa he podido conocer de primera mano todas las fábricas nacionales de vehículos y unas cuantas de las europeas, así como muchas de las de componentes, no siendo esto sino un acicate más para mi afición... Ver más

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