Dentro del recinto de las Naciones Unidas en Nueva York se ubica la escultura Convirtamos las Espadas en Arados. Obra del autor soviético Yevgueni Vuchétich, esta pieza monumental representa una buena metáfora de la situación económica alemana tras la Segunda Guerra Mundial. Con gran parte del tejido industrial destruido, las empresas supervivientes a la derrota confirmaron que su anterior crecimiento sólo había sido posible gracias a un modelo con la guerra como fin. Situación desatada por Hitler y sus acólitos desde los años treinta, entregando dinero público y mano de obra forzada a empresas como Daimler-Benz o BMW.
De esta manera, la economía del Tercer Reich creció a golpe de financiación estatal para una economía de guerra. Un fin nada sostenible en el tiempo, menos aún cuando la victoria de los Aliados puso encima de la mesa los horrores e ineficacias del régimen nazi. Así las cosas, si la industria alemana quería sobrevivir debía convertir las espadas en arados haciendo borrón y cuenta nueva del pasado. Convencida de ello, BMW llegó incluso a fabricar ollas y material de cocina. Ocupación mucho más prosaica que la escogida por Mercedes, la cual aplicó al automovilismo deportivo inventos anteriormente diseñados para la aviación militar como la inyección directa.
No obstante, como en todo país en postguerra lo más necesario fue renovar el parque móvil industrial. Situación en la que nacieron los camiones ligeros Universal Motor Gërat, Unimog. Ideados en 1942 por ingenieros de Daimler-Benz movidos por el plan de producir un vehículo con tracción integral, gran ángulo de ataque, capacidad de carga y extrema versatilidad de usos. Características muy útiles para un vehículo militar. Aunque puestas aquí al servicio del desarrollo agrícola cuando el proyecto se retomó en 1945 bajo la supervisión de los Aliados. De hecho, desde su presentación definitiva en 1948 no se ha dejado de resaltar su carácter híbrido entre tractor, todoterreno y camión.
UNIMOG, UNA SAGA CON MULTITUD DE VARIANTES
Cuando se piensa en grandes sagas del automovilismo lo más recurrente es pronunciar términos como Golf, Corvette, 911 o Mustang. Sin embargo, todos estos modelos tuvieron sus inicios años más tarde que el Unimog. Además, aunque éste sea un vehículo industrial y por tanto menos atractivo al gran público que un radiante deportivo, su diseño resulta extremadamente inteligente. Prueba de ello es que muchas de sus versiones fueron comercializadas casi sin alteraciones durante décadas. Sirviendo en todo tipo de administraciones públicas y usos industriales.
Una amplia hoja de servicios que ha sido posible gracias a su versatilidad. Y es que el Unimog resulta especialmente efectivo sobre pisos irregulares. Un terreno por donde se mueve con gran soltura gracias a sus amplios grados de inclinación, suspensiones de largo recorrido y ejes pórticos. Sistema con el que se eleva la altura respecto al suelo haciendo que los palieres no vayan a la altura del centro de la llanta sino a una otra superior. Salvando esta situación una caja reductora con engranajes dispuestos en vertical para transmitir la fuerza desde los semiejes -conectados al diferencial- hasta el propio eje de la rueda.
Un ingenioso sistema usado en muy pocos vehículos, el cual sólo tiene como principal desventaja elevar peligrosamente el centro de gravedad. No obstante, a pesar de ello la versatilidad del Unimog le permite defenderse en travesías por asfalto. Pudiendo marcar sin problemas medias de 80 – 90 kilómetros por hora. De hecho incluso más. Aunque su matriculación como camión ligero no le permite sobrepasar de forma legal esta cifra.
Así las cosas, el Unimog cuenta con gran adaptación a diferentes terrenos sin renunciar a la capacidad de carga o cierta velocidad. Motivo por el cual ha registrado una gran cantidad de variantes y adaptaciones. Siendo aún hoy en día todo un referente para servicios de rescate, bomberos, explotaciones agrícolas o vehículos de aventura. De hecho, su gama se sigue actualizando y vendiendo haciendo gala de los mismos elementos que en sus comienzos. Haciendo especia hincapié en el chasis y su gran capacidad de torsión.
416, POSIBLEMENTE LA VERSIÓN MÁS DEFINITORIA
En ámbitos como la conducción deportiva un chasis rígido es fundamental. Incluso en los turismos y el día a día. Siendo especialmente desagradable -y peligroso- manejar un coche al que sientes moverse como un flan ante cualquier fuerza o inercia que sufra. No obstante, en el caso de un uso lento por terrenos irregulares esto puede ser una ventaja de cara a salvar obstáculos. De hecho, en el caso del Unimog es una de sus principales cualidades. Presentando un chasis realmente flexible gracias al uso de conexiones pivotantes entre el bastidor y diversos elementos de la carrocería.
Si a esto le sumamos el enorme recorrido de sus suspensiones con eje pórtico, resulta casi imposible ver a un Unimog en la comprometedora situación de no contar con ángulo para apoyar una rueda. Además, sumando puntos respecto a sus capacidades fuera del asfalto está el gran par de sus motores. Perfecto para manejarse con garantías en sendas de muy baja velocidad pero alta necesidad de fuerza.
En este sentido, llama la atención la falta de una reductora en la caja de cambios. Condición que se nivela gracias a los amplios desarrollos ofrecidos por las dos primeras marchas. Algo siempre comentado en cualquier prueba de época con el Unimog 416 como protagonista. Lanzado en los años sesenta para ser, posiblemente, la versión más canónica de toda la saga gracias a su extremada versatilidad y dureza.
Equipado con un motor de seis cilindros en línea capaz de entregar 85 CV -hasta 100 en las últimas versiones-, su escueta potencia se compensa con una entrega máxima de par a tan sólo 1.700 rpm gracias a sus 5,7 litros de cubicaje. El propulsor adecuado para moverse a la perfección en terrenos comprometidos, siendo por ello el Unimog 416 uno de los vehículos favoritos de los ejércitos. Base para no pocos blindados, e incluso para unidades copiadas por organizaciones guerrilleras como la OLP en los talleres de sus campos de refugiados. Un cerrar el círculo que nos recuerda los inicios bélicos del Unimog durante la Segunda Guerra Mundial.
Imágenes: Daimler / Mecum (subasta ofrecida el 18 de marzo de 2021)