Rétromobile celebró su 40 edición del 4 al 8 de febrero de 2015, con numerosos alicientes que deslumbraron a sus más de 100.000 visitantes llegados a París desde todos los continentes, según cifras del organizador sin confirmar a la hora de cierre de esta crónica.
En 1976 Rétromobile empezó modestamente su andadura con la intención de recrear el ambiente de los salones del automóvil de París cuando tenían lugar en el Grand Palais de los Campos Elíseos.
Un equipo de jóvenes entusiastas entre los que se encontraban François Melcion y Marc Nicolosi, también artífice de la galería de arte Vitesse, empezaron a organizar las primeras ediciones en distintas localizaciones hasta que, habiendo alcanzado dimensiones difíciles de imaginar en un principio, se lanzaron al asalto del Parque de Exposiciones de la Puerta de Versalles. Allí no han dejado de crecer en número de expositores y superficie ocupada, pasando de un pabellón a otro mayor hasta llegar al Pabellón número 1, el más grande, con más de 40.000 m2 útiles.
En 2015, un aumento de espacio se consiguió con la ocupación del Pabellón más próximo, número 2.1, para alojar parte de los coches (perdón, de la chatarra) a subastar por la casa Artcurial. Subasta que alcanzó un éxito inusitado, desbordando las estimaciones no más optimistas, sino más descabelladas, del propio organizador.
Artcurial y Rétromobile están vinculados en cierto modo puesto que François Melcion pasó del equipo fundador de Rétromobile a ser nombrado director de Artcurial y posteriormente regresó de nuevo aL salón como director, cargo que ocupa en la actualidad.
Otros personajes, museos, comisarios o coleccionistas han contribuido al desarrollo de Rétromobile como, por ejemplo, Hervé Poulain o el museo del automóvil de Mulhouse, que suele participar asiduamente cediendo ejemplares de sus importantes fondos. Casi todos los pilotos célebres franceses han desfilado por Rétromobile en sus distintas ediciones para contar sus experiencias en la historia del motor.
[su_note note_color=»#e9e9e9″]
Alicientes para todos los gustos
Entre los 500 expositores, entre los que se incluían representaciones oficiales de varias marcas, como Porsche, Mercedes-Benz, Skoda, Citroën, Peugeot y Renault, por citar unas cuantas; comerciantes nacionales e internacionales, asociaciones y clubes de vehículos históricos y expositores particulares, destacaban los siguientes:
La colección del italiano Corrado Lopresto. Arquitecto de profesión, Lopresto es una personalidad conocida en los concursos de elegancia y exposiciones de alto nivel, que se ha consagrado a su afición favorita de coleccionar coches únicos, fabricados en un sólo ejemplar, prototipos o coches con plataforma compartida con otros, pero con carrocería única.
Lopresto también colecciona los trofeos ganados por sus coches en Pebble Beach, Villa d’Este, Amelia Island y Goodwood. Entre los coches que presentaba en Rétromobile destacaremos un OSCA 1600 de 1961 por su parecido con Pegaso debido a su cruz frontal y su carrocería Touring Superleggera;
[/su_note]
[su_note note_color=»#e9e9e9″]
El Museo del Automóvil de Mulhouse, que había desplazado nada menos que tres Bugatti Royale (además de su Pegaso). Era la primera vez que los 3 Royale se exponían juntos en Rétromobile. Los coches, de dimensiones y masas considerables, 6 metros y medio de longitud para soportar 3.000 Kg, deben ser un récord en cuanto a la masa bruta en la historia del automóvil. Las cilindradas de los motores son consecuentes, sobrepasando los 12.000 cc.
Los Royale en cuestión son los conocidos como Coupé Napoleón, Limusina Park Ward y Roadster Esders (este último por su primer propietario).
El concesionario Porsche adornaba su stand con el 936, coche vencedor de las 24 horas de Le Mans en 1977, pilotado por Jacky Ickx y Jürgen Barth. En aquella ocasión, Ickx tuvo que reemplazar a Hurley Haywood para asegurar la victoria de Porsche.
[/su_note]
[su_note note_color=»#e9e9e9″]
Mercedes-Benz siempre está presente con modelos cambiantes de año en año. Con una rica historia de más de 125 años, la firma de Stuttgart tiene recursos más que suficientes para renovarse sin repetirse.
En esta ocasión, la marca alemana hacía gala de su capacidad de restauración presentando un coche olvidado, el 540K aerodinámico de 1937 con carrocería de aluminio que no conoció un destino en competición por el estallido de la II Guerra Mundial. No obstante, el favorito del público era un 300SL de 1952, más pequeño y deportivo, que parecía mucho más real. Más que una restauración, el 540K tiene aspecto de un coche nuevo fabricado sobre los planos originales.
[/su_note]