Si has estado en algún curso de conducción avanzada habrás escuchado decenas de términos muy técnicos sobre maniobras concretas en situaciones de riesgo. El uso del freno y embrague… Los ligeros toques en la dirección que pueden cambiarlo todo… La aplicación justa de la fuerza en el acelerador… Sin lugar a dudas el pilotaje es un mundo lleno de gestos sutiles en los que la coordinación y la pericia juegan papeles esenciales.
Sin embargo, a veces uno piensa que el secreto para ser un buen piloto sobrepasa todos estos conocimientos, entrando en un mundo de intuiciones e instintos nacidos al calor de un don natural. Y es que, aunque analizando el pilotaje de Fangio puedes comprender racionalmente el porqué de esos movimientos al volante… Lo cierto es que para manejar con semejante naturalidad un bólido que puede alcanzar en recta casi las mismas velocidades que los actuales Fórmula 1 -pero con unos frenos, equipamientos de seguridad y carga aerodinámica a años luz de los mismos- se impone algo que va más allá de la razón.
Hace meses publicamos otro vídeo con Fangio como protagonista. Aquella vez éste nos hablaba en primera persona de las particulares sensaciones que le producía pilotar su Alfetta de 1951; uno de los primeros Fórmula 1 de la historia con el que Fangio iniciaría su andadura de éxitos en la división reina del motor. Hoy sin embargo nos vamos con el coche protagonista en su vuelta a Maserati durante 1957, el mítico 250F y… La historia de cómo en estas grabaciones no sólo era Fangio quien se jugaba el pellejo.
MÁS ALLÁ DE LA PERICIA: FANGIO AL VOLANTE EN VIDEO
Más allá de la pericia al volante está jugársela, y en gran medida eso es lo que pasaba en una época tan épica como insegura en el automovilismo deportivo: aquella en la que las velocidades no paraban de aumentar aunque las medidas de seguridad siguieran prácticamente igual. Uno de los testigos de aquella época fue el propio Juan Manuel Fangio. Y es que… Mira su endeble casco, la ausencia de agarres firmes al puesto de conducción -obligando a que te aferraras al volante como un náufrago lo hace a un madero en medio del hundimiento- o la nula protección ante un vuelco.
Si a eso le sumas que el Maserati 250F con el que hemos visto a Fangio en el vídeo anterior cuenta con un seis cilindros en línea de 2’5 litros y más de 270 CV en sus últimas evoluciones… Imagina el temple que has de tener para poner al límite semejante máquina. De hecho, tras la que fue una de sus más míticas carreras en F1 -el GP de Alemania 1957- el propio Fangio reconoció haber vivido una experiencia realmente “aterradora” en la que había llevado “al límite” tanto su Maserati como a él mismo.
Años después, siempre que le recordaban ese legendario GP disputado en Nürburgring, recordaba cómo tras la victoria estuvo dos días sin poder conciliar el sueño, aún “botando” y preguntándose cómo pudo haber arriesgado tanto, cómo puedo haber salido vivo. Quizá la respuesta sea simplemente la pericia, un don natural; como aquel que guió a William Bligh a través de 3618 millas náuticas hasta Timor Oriental en el bote donde fue dejado a la deriva por unos amotinados, o el que orientó a Ernest Shackleton hasta el puerto ballenero de Stromness a fin de pedir rescate para su tripulación.
NO SÓLO SE LA JUGABAN LOS PILOTOS…
Muchas veces se habla del “circo de la Fórmula 1”. Y bueno, no hay que tomarlo como algo negativo. Al fin y al cabo así se intenta subrayar el carácter de espectáculo de masas que esta categoría posee, algo que comprendemos mejor al conocer que, gran parte del negocio, viene por la publicidad y los derechos de retransmisión televisiva.
¿Qué quiere decir esto? Pues que al igual que en otros muchos deportes… Rodar los vaivenes de estos deportistas de la forma más espectacular posible es parte del juego, incluso antes de la llegada del marketing. En este sentido, ¿quién no quiere ver lo mismo que ve el piloto y hacerse una idea de lo que es ir a esas velocidades? Para satisfacer este deseo los cámaras empezaron a jugarse el pellejo en la década de los 50 con la práctica del “on board”.
Hoy en día esto se soluciona fácilmente con una pequeña cámara instalada en cualquier punto del coche pero… De aquellas, filmar a un piloto en “primera persona” implicaba que el cámara también debía ir en el coche, concretamente encima del mismo. Obviamente esto no se hacía en las propias carreras, pero sí en entrenamientos en los que se arriesgaba prácticamente lo mismo.
Puestos a poner tu vida en manos de un conductor… Que éste fuera el magnífico Juan Manuel Fangio da cierta tranquilidad, pero aún así, y juzgando por las posiciones de peligro que vemos en las fotos de la época… No sabemos si admirar más al legendario argentino o a los sufridos y anónimos cámaras dispuestos a sacrificarlo todo en nombre de la industria del espectáculo.