FOTOS FERRARI TESTAROSSA: NORMAL GUY SUPERCAR
Durante el último gran premio de F1 celebrado en los Estados Unidos se habló bastante de un problema de potencia. Concretamente de la pérdida de potencia que los monoplazas Ferrari experimentaron respecto a carreras anteriores. Esto hizo que la Scuderia cesara su racha de seis poles consecutivas, cediendo el primer puesto a un Mercedes pilotado por el finés Valtteri Bottas. Un suceso algo extraño, el cual se justificó desde Maranello argumentando un experimento fallido con los ajustes del motor.
Sin embargo, lo cierto es que justo en esta carrera la FIA introdujo una nueva reglamentación sobre el uso del combustible. Un punto sobre el que equipos como Honda o Mercedes sospechaban un uso indebido por parte de Ferrari. Rumorologías y tretas aparte, lo cierto es que los Ferrari SF90 parecen haber perdido, desde aquel fin de semana en Austin, su particular punto de velocidad decisiva.
Algo que nos lleva, lógicamente, a pensar en un punto clave en el mantenimiento de cualquier vehículo: la pérdida de potencia. Y es que en esto los máquinas se parecen a las personas, disminuyendo con la edad su capacidad de generar y transmitir pura fuerza física. Es como cuando un ciclista va rebasando los 35; con permiso de Alejandro Valverde y su incombustible pedalada. No obstante, en casos como el de este espectacular Ferrari Testarossa el tiempo parece no hacer demasiada mella.
FERRARI TESTAROSSA CON ESCASA PÉRDIDA DE POTENCIA
Las razones por las que se puede producir pérdida de potencia en un automóvil son numerosas. Por ejemplo, si el vehículo equipa un turbo la obstrucción del mismo puede hacer que no llegue suficiente aire al cilindro. ¿Resultado? Una mezcla menos explosiva de lo debido, haciendo que la fuerza generada por el motor sea, inevitablemente, menor a la que daba recién salido de fábrica. Algo que con este Ferrari Testarossa podemos descartar a la primera, ya que su motor es un canónico 12 cilindros atmosférico de 4’9 litros. Eso sí, a 180 grados.
Descartado el fallo en el soplido del turbo, hay otras muchas razones para la pérdida de potencia. Sin ir más lejos un fallo en la estanqueidad del cilindro, lo cual provocaría que parte de la potencia se vaya por donde no debe en vez de ir a empujar el pistón. Y eso por no hablar de fallos más sencillos de reparar como la simple suciedad en el filtro del aire.
En suma, situaciones derivadas del desgaste y el tiempo que, en casos como este Ferrari Testarossa, hacen que aúlle fuerte pero no igual que tras su salida de la cadena de montaje. Un hecho que, en el caso de esta unidad, ocurrió en 1987. Justo hace 33 años. Tres después de la presentación del modelo en 1984. Tras todo este tiempo va siendo hora de intervenir sobre este Ferrari Testarossa para su perfecta puesta a punto, algo que su propietario ha comenzando llevándolo a un banco de potencia.
UN TESTAROSSA EN EL BANCO DE POTENCIA. ¿HAY SORPRESAS?
La potencia original de un Testarossa se marca en unos nada desdeñables 385CV, dando un 15-18% menos a la rueda. Es uno de los cavallino más míticos de la marca, ocupando un lugar especial dentro de los aficionados más especializados pero también dentro del público más generalista. Algo que quizá se explique por su estética, aunque quizá también por insertarse en la época dorada de los superdeportivos.
¿Habrá pérdida de potencia? Pues lo cierto es que muy poco, se queda en 321 CV a las ruedas, alrededor de 370 en la mecánica, 19 CV menos que en origen. Después de 33 años, y aunque sólo tenga (creemos) 42000 kilómetros, es un buen dato. Además, es todo un espectáculo verlo aullar en el banco de potencia. Un sonido que, según Ferrari vaya introduciendo más modelos híbridos como el SF90 Stradale, irá siendo tan sólo el recuerdo de la época en la que Ferrari casi resultaba sinónimo de motores 12 cilindros atmosféricos.
Finalmente, si os gustan estos trastos, os invitamos a leer nuestra comparativa 512BB – Testarossa.