Javi Martín
En el salón de Barcelona de 1975 se dio a conocer el SEAT 131, el coche que debía ser el reemplazo del 124, o así lo desarrollo Fiat, que presentó el modelo un año antes, en 1974. SEAT, por lo general, siempre presentaba los nuevos modelos algo después que Fiat, a no ser que fueran creación propia, como el SEAT 1430, en cuyo caso, la firma española lo hacía como les parecía mejor. No obstante, no era precisamente un problema, pues en aquellos años, Fiat no traía sus modelos a España y, por tanto, SEAT tenía toda la repercusión en nuestro país.
Y así pasó, el 131 no tardó en convertirse en un éxito comercial y en un objeto de deseo para muchos españoles. Era un coche grande, de imagen imponente, la potencia disponible hacía las delicias de aquellos que gustaban de presumir, sobre todo, porque en España no jubiló al SEAT 124, sino que se presentó como un modelo de mayor calibre; de hecho, ese mismo año, en 1975, se presentaba la segunda generación del SEAT 124 -el conocido como “Pamplona”- que no tenía réplica en Fiat.
De esta forma, el catálogo de SEAT se completaba de manera más uniforme, con menos hueco entre modelos y con una opción para casi cualquier conductor. Incluso había un modelo de alta gama –en aquellos años–, el SEAT 132, que se había puesto en circulación en 1973.
LA COMPETICIÓN ES EL MEJOR MARKETING
Sin embargo, mientras en España se nos caía la baba con el nuevo modelo de SEAT, un coche sin duda espectacular para la época, en Italia disfrutaban de otras versiones que, en nuestro país, nunca tuvimos la oportunidad de conocer. Coches como el Fiat 131 con dos puertas laterales, es decir, un 131 Coupé. Dicha carrocería, por decisiones que se nos escapan –seguramente, sería un coche muy caro y no vieron sentido replicarlo en España, o el INI no vio necesario ofrecer un coche así en nuestro país, o puede que Fiat no quisiera… –, nunca se fabricó con el sello de SEAT y, por tanto, fue específica de la compañía italiana. Una lástima, pues se trata de un coche bien formado, con formas y volúmenes equilibrados, así como un innegable atractivo.
Cuando apareció el 131, la crisis del petróleo, que arrancó en 1973, ya había marcado el devenir de muchos modelos y en Fiat, tuvieron esto en cuenta a la hora de desarrollar su flamante sedán. Se prescindió de la deportividad, aunque eso en un fabricante italiano nunca se logra del todo y la carrocería coupé acabó como la base para las aventuras en competición de la marca turinesa. La idea era reforzar la imagen del 131, y para ello, escogieron participar en el Grupo 4, para lo cual, hacía falta homologar el modelo con la creación de 400 unidades “de calle”.
En FIAT no podían hacer frente a una producción tan pequeña, así que se asociaron con Abarth y Bertone, par dar forma al modelo de homologación, sobre el que se haría la versión de competición. El resultado fue el FIAT 131 Abarth, una versión que, como todos los coches “de homologación”, presentaba una imagen más que interesante con aletas ensanchadas, paragolpes más grandes y agresivos, un spoiler sobre la tapa del maletero… En su momento, el Fiat 131 Abarth era un espectáculo visual y con sus 140 CV, era un modelo que se podía considerar deportivo.
Fiat tenía lista su arma y ya se habían establecido los objetivos, entre los que se encontraba reemplazar al Lancia Stratos -Fiat entraría en competición en lugar de Lancia- y entre otras cosas, se logró ganar el Campeonato de Rallies en 1977, 1978 y 1980. No obstante, antes de que todo esto ocurriera, se creó una variante realmente salvaje, sumamente espectacular y muy desconocida: el Abarth SE031. Esta máquina fue la primera versión de competición del Fiat 131 y estaba destinado al Grupo 5 del Giro d’Italia de 1975,
FIAT 131 ABARTH SE031: MÁS DE 300 CV Y UN ASPECTO ABRUMADOR
El encargado del proyecto SE031 fue el director técnico de Abarth, Mario Colucci, quien partió del monocasco de acero del 131 Coupé, el cual recibió toda clase de refuerzos, al tiempo que se aligeró allí donde se podía. Sobre ese chasis, se montó la que, sin duda, es la carrocería más espectacular que ha tenido cualquier Fiat 131. Y es que 1975 fue el último año en el que el Grupo 5 permitió prototipos puros.
La carrocería, fabricada con fibra de vidrio y aluminio, tenía enormes extensiones de los pasos de rueda, se montó sobre la tapa del maletero un enorme alerón procedente de un Abarth SE 027, el frontal contaba también con extensiones con un alerón integrado para mejorar la aerodinámica, se abrieron diferentes entradas y salidas de aire…
El habitáculo fue totalmente desojado de cualquier adorno superfluo, todo lo que no sirviera para ir rápido era descartado. Se fabricó un nuevo túnel de transmisión para poder alojar una nueva caja de cambios, se instalaron, como cabe esperar, asientos de competición con arneses, una jaula antivuelco, equipos de cronometraje, instrumentación especial o ventanillas y luneta trasera de plexiglás.
Bajo el capó delantero también había un motor que poco tenía que ver con el modelo original, que recordemos, tenía un cuatro cilindros de dos litros y 140 CV. En el caso del Fiat Abarth SE031, el motor pasaba a tener 6 cilindros en V a 60 grados y un desplazamiento de 3,2 litros, con culatas de un solo árbol de levas, cuya procedencia era el Fiat 130 –de origen, rendía 163 CV–, aunque claro, se hizo una revisión bastante profunda. Primero se alargó la carrera de los pistones de 66 a 71 milímetros, con lo que se logró 246 centímetros cúbicos adicionales. La lubricación pasó a ser por cárter seco y se añadió una alimentación por tres carburadores dobles Weber 48 IDF. Las culatas se cambiaron por otras con dos árboles de levas, que, además, aumentaban la compresión hasta 10,9 a 1. Todo esto permitió alcanzar los 304 CV a 6.400 revoluciones.
El motor estaba montado longitudinalmente en la parte delantera, con los radiadores ubicados detrás de las tomas de aire de las ruedas traseras, mientras que los radiadores de aceite se colocaron tras la calandra frontal.
La caja de cambios era una ZF 5DS-25, equipada con embrague Fichtel & Sachs de triple disco en seco, que enviaba la potencia a las ruedas traseras, las cuales, estaban gestionadas por un diferencial de deslizamiento limitado.
Finalmente, el Giro d’Italia se celebró del 11 al 18 de octubre de 1975. Tras varios tipos de pruebas, las cuales incluían subidas y carreras en circuito, Giorgio Pianta y Bruno Sacabini se proclamaron vencedores a los mandos del Abarth SE031. Tras esto, se vendió a un comprador estadounidense que lo modificó con piezas de Abarth 131 Rallye. En el año 2007, la empresa Volta Racing adquirió el SE031 y comenzó una restauración para devolverle su estado original.
