Con unos 95.000 trabajadores y presencia en más de 85 países Schlumberger Limited es la mayor empresa del mundo en servicios a yacimientos petroleros. Ofreciendo desde análisis sísmicos hasta perforaciones y mantenimiento de la maquinaria, este emporio fundado en 1926 por los hermanos franceses Conrad y Marcel Schlumberger creció tan rápido que a los tres años ya ampliaba sus intereses hasta pozos de California. Así las cosas, no es de extrañar que sus propietarios mantuvieran una relación estrecha con el mundo del automóvil.
Tanto que no sólo invirtieron en camiones donde montar sus equipos para el perfilaje geofísico de pozos, sino también en pequeños deportivos como el FIAT 509 Spinto-Monza. Un modelo encargado por Marcel Schlumberger al taller Carnot de Cannes. Especialista en mecánica y carrocerías, el cual realizó este coche en 1928 manteniendo un contacto fluido con la fábrica de FIAT. De hecho, aún a día de hoy se conserva la correspondencia entre ambas empresas. Un epistolario interesante para los entusiastas de la turbocompresión.
Y es que, aunque hasta 1962 los Chevrolet Corvair Monza y Oldsmobile Jetfire no introdujeron el turbo en turismos de serie, lo cierto es que éste venía utilizándose desde años atrás en vehículos industriales. Uso que fue anterior en trenes. Primeros en aplicar a medios terrestres esta tecnología que tanto se perfeccionó con la aviación militar de la Primera Guerra Mundial. Un ambiente de interés por el turbo que llevó a Marcel Schlumberger a encargar su aplicación al motor del FIAT 590 Spinto-Monza.
Algo que la propia FIAT desaconsejó a través de una carta formal aduciendo razones de fiabilidad tras la consulta realizada por el taller Carnot. Un revés de realismo a las intenciones de su propietario, el cual no quita un ápice de interés a ese FIAT 509 Spinto-Monza. Estupendo ejemplo de las versiones deportivas del modelo.
FIAT 509. PENSADO AL POR MAYOR
Si entramos a un debate sobre marcas de automóvil italianas éste puede ser arduo en lo que se refiere a cuál es la más atractiva. Para algunos ganará la calidad y excelencia de Isotta. Para otros la deportividad de Alfa Romeo. Y por supuesto para otros lo icónico de Ferrari. Sin embargo, en que FIAT es la marca masiva italiana por excelencia no existe duda posible. Una empresa en la que podemos encontrar desde deportivos hasta industriales, pero siempre sobre la base de una completa gama de turismos adecuados a la realidad del mercado generalista.
En este sentido, el FIAT 509 representa un hito esencial siendo el primer coche italiano en ser fabricado a gran escala. Objetivo que logró sin paliativos, logrando vender 90.000 unidades desde 1925 hasta 1929. Una cifra nada desdeñable para la época, la cual se vio favorecida por ser el primer modelo de FIAT con programa de pago a plazos. Una ventaja que acercó este sencillo modelo de dos puertas al público joven, el cual pudo beneficiarse además del seguro básico ofrecido a partir de 1928.
Datos que nos hablan de cómo el FIAT 509 no sólo fue cuidado en su diseño, sino también incorporado a una cuidada estrategia de ventas en la que la marca ofreció servicios globales. Justo el tipo de visión empresarial necesaria para que una pequeña empresa de nicho pase a ser un gran fabricante masivo. Algo que, sin embargo, no está reñido con la aparición de versiones deportivas con carrocería abierta. Ideales para carreras como la Mille Miglia o la Targa-Florio, en la cual se prodigaron modelos como el SM Spinto-Monza.
SPINTO-MONZA. VERSIÓN PARA LAS CARRERAS
Más allá de los grandes GT creados por y para la competición o el alto rendimiento, en Italia existe una consolidada tradición de generar vehículos de carreras sobre bases populares. Buena muestra de ello es el 600 con el cual Abarth hizo maravillas, pero también el Topolino que sirvió de base a multitud de barchettas artesanales. Trayectoria en la que se insertan las versiones de competición del FIAT 509. Un modelo que, de hecho, tuvo la fortuna de contar tanto con preparaciones únicas a cargo de talleres independientes como con la variante SM.
La preparación deportiva hecha por la propia fábrica, la cual llegaba hasta los 30CV en vez de los 22 de la motorización más básica. Eso sí, siempre usando como base el cuatro cilindros en línea de 990cc con un sólo carburador Solex. Mecánica responsable de propulsar los poco más de 650 kilos dados por estas versiones con dos asientos y techo descubierto. Casi 200 menos de lo marcado en báscula por la versión más comercializada del FIAT 509: la Spider con techo de lona. No obstante, más allá de las unidades de fábrica FIAT daba la oportunidad de comprar sin carrozar el chasis y el motor.
Circunstancia aprovechada por Marcel Schlumberger para confiar al taller Carnot en Cannes su propio modelo de carreras. Un modelo artesanal que incluso llegó a participar en la Targa-Florio, y que gracias a las mejoras introducidas alcanza 92 kms/h. Verdadera pieza de coleccionista que fue subastada el pasado 2017, pero que ahora aparece de nuevo en el mercado ofertada por el concesionario italiano Nervesauto.
Fotografías: FIAT / Nervesauto