A pesar de su carácter popular y urbano, el FIAT 600 ha sido uno de los modelos más pródigos en la preparación para carreras. De esta manera, el afable diseño original de Dante Giacosa se transformó en una máquina voraz enlazando curvas y afrontando competiciones en cuesta. Algo fácil de comprender, ya que al fin y al cabo se trató de un modelo ligero, pequeño y con un buen centro de gravedad si se regulaban adecuadamente las suspensiones. Además, su bloque motor de cuatro cilindros era fácilmente modificable. Siendo un terreno de juego perfecto para cualquier mecánico aficionado. Eso sí, cuando el FIAT 600 cayó en las manos de Abarth todo cobró un cariz más serio.
Y es que, gracias a las constantes mejoras del preparador sobre las mecánicas FIAT, el sencillo 600 derivó en los 850 TC y 1000 TCR. Capaz de extraer al bloque original más de 111CV en las versiones más afinadas con carrera larga, Abarth llenó los circuitos europeos con estos coches que, si bien en rectas podían caer ante los poderosos GT, en curvas imponían su ley con un comportamiento de lo más dinámico. De hecho, aún a día de hoy resulta muy difícil cuestionar la posición del 1000 TCR como uno de los mejores y más exitosos coches de carreras de todos los tiempos. Todo un icono venerado en su Italia natal, pero también en el resto de la Europa continental y el Reino Unido.
En este sentido, llama la atención la afición creada en torno a los Abarth en las Islas Británicas. ¿Cuál es la razón? Al fin y al cabo, Inglaterra fue uno de los sitios más prolíficos en la aparición de pequeños fabricantes enfocados en la competición. ¿Por qué mostrar interés en las exóticas creaciones de Abarth realizadas sobre la base de un sencillo FIAT 600? Pues en gran parte porque éstas conectaban a la perfección con lo que estaba pasando en el automovilismo deportivo británico desde finales de los cincuenta. Un momento en el que, proveniente de los Estados Unidos, recala allí la técnica de la fibra de vidrio. Manejable, ligera y muy novedosa, gracias a ella los pequeños fabricantes deportivos pudieron construir sus propias carrocerías sin depender de los diseñadores asentados.
Así las cosas, la aparición de este material se combinó con el gusto por trucar motores provenientes de marcas más importantes. Y bueno, si a eso le sumamos la habilidad de construir chasis ligeros a la manera de los MG o AC ya tenemos la receta del éxito inglés en deportivos de pequeño tamaño. Ni más ni menos que un bajo centro de gravedad, batalla corta y una excelente relación peso/potencia. Justo la forma y manera en la que Colin Chapman trabajó sobre sus Lotus, creando iconos tan destacados como el Elite de 1957. Basado en un chasis de viga central en poliéster y un motor Coventry de cuatro cilindros en línea con 75 CV. Llegados a este punto, y con estas referencias, resulta esperado pensar que en algún momento los caminos de Lotus y el FIAT 600 habrían de encontrarse.
TORNADO CARS, UN EFÍMERO CONSTRUCTOR INGLÉS
Junto con Italia, seguramente Inglaterra sea el lugar de Europa donde más apogeo tuvieron las escuderías y pequeños talleres deportivos durante los años cincuenta y sesenta. Una época en la que la mayor parte de las carreras todavía no estaban tan profesionalizadas como lo estuvieron a partir de los setenta. Siendo por tanto posible la aparición de empresas como Lister -con el papel determinante del piloto Archie Scott Brown o modelos con motores provenientes de Maserati o Jaguar-, pero también de otras con el ánimo de fabricar en serie.
De esta manera, se dirigían al segmento de los piloto-cliente al mismo tiempo que al de los conductores con veleidades deportivas. En este sentido, Tornado Cars fue una de ellas. Fundada en 1957 y comprada en 1963 por el piloto John Bekaert, en su haber hay coches tan interesantes como el Talisman. Un 2+2 con carrocería en fibra de vidrio montado sobre un sofisticado chasis tubular. Del cual se fabricaron algo menos de 200 unidades antes de que la empresa tuviera que cerrar por falta de crédito. Una situación muy común entre estos pequeños constructores, de la cual Lotus pudo salir gracias al Elan mientras que Gordon-Keeble se quedó por el camino.
No obstante, antes de cerrar creó por decisión propia de Bekaert una pieza extrañamente llamativa. De hecho, creo tres unidades de la misma. Estamos hablando de su FIAT 600 con motor proveniente del Ford Cortina 1500 GT. Un donante mucho más rabioso de lo que pudiera parecer en un primer momento. Ya que a pesar de su estética familiar era de lo más cotidiano en los circuitos del Reino Unido, despertando la vertiente deportiva que Ford Europa perfilaría más y mejor en los Escort RS de rallyes. Sin embargo, tanto Bekaert como su amigo y piloto David Render sentían que con este motor el 600 no era todo lo competitivo que podía llegar a ser. Entonces, ¿qué es lo que se hizo?
FIAT 600 TORNADO LOTUS, LA CONEXIÓN CON COLIN CHAPMAN
Dentro del mundo de las carreras en el Reino Unido, Render y Colin Chapman habían fraguado una cierta amistad. De esta manera, fue fácil hacerse con uno de los motores Lotus-Ford Twin Cam afinados para los Ford-Lotus Cortina. Y es que sí, además de su actuación en la F1, Lotus estaba haciendo las cosas muy bien en el Campeonato Británico de Turismos. De hecho, en 1963 consiguieron llevar sus Cortina hasta la victoria absoluta con Jack Sears. Éxito revalidado en la temporada siguiente con un Jim Clark.
Quien venía de ganar el titulo mundial de pilotos en F1 durante el año anterior. Obviamente aquellos Lotus Cortina tenían poco que ver con los Ford de serie. Pero al fin y al cabo derivaban de éstos. Llevando la potencia de su motor hasta los 106CV en la versión de serie -se habla de hasta unos 120CV en las de circuitos- con un árbol de levas equilibrado por Cosworth.
Llegados a este punto, en Tornado se pusieron a trabajar para montar en el 600 aquel mítico motor que tanto marcó al automovilismo deportivo inglés de los sesenta. Y bueno, el resultado desvelado en 1966 fue algo increíble. De hecho, lo mejor será ponernos en contexto comparando al FIAT 600 Tornado Lotus con el Abarth 850. Yendo a las fichas técnicas de 1964, vemos cómo el italiano andaba aún en los 850cc y los algo menos de 80CV según lo afinado de la unidad. Sin embargo, el FIAT 600 Tornado Lotus se iba hasta los 1558cc con unos 135CV. Una máquina lista para arrasar en carreras de ascenso. Especialidad en la que precisamente David Render era un piloto bastante diestro.
De hecho, llevado por sus manos el FIAT 600 Tornado Lotus ganó más de ochenta carreras hasta 1972. Año en el que se desprendió de su unidad. Aunque ésta siguió compitiendo en el Special Saloon Car de aquella década. Además, si por la mezcla coordinada por Tornado con elementos de Lotus y FIAT no fuera suficientemente atractiva, esta creación cuenta con no pocos elementos provenientes de Abarth. Así las cosas, la suspensión con amortiguadores helicoidales ajustables viene firmada por la casa del escorpión. Al igual que la rueda de corona y el piñón instalados en la transmisión.
Ah, y como dato curioso la extraña parrilla que preside la delantera del FIAT 600 Tornado Lotus es más familiar de lo que pudiera parecer. Viene de un FIAT 1100D de 1964. Otro de los muchos motivos que nos hacen ver a este modelo como una genial muestra de la forma y manera en la que trabajaban los pequeños fabricantes artesanos de los años sesenta.
Imágenes: ebay
P.D. De las tres unidades que se construyeron se cree que sólo existe la que hemos usado para ilustrar estas líneas. En este momento se vende en ebay.