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Ford Escort Mexico, deportividad un escalón abajo del RS 1600

Con el mismo motor -aunque con ajustes muy diferentes- del primer RS, el Escort Mexico celebró el contundente éxito del modelo en la durísima carrera Londres-México.

La celebración de un Mundial de Fútbol es siempre una excusa perfecta para la invención de múltiples suertes publicitarias. Algo en lo que no fue una excepción el de México 1970; aprovechado como excusa para una de las carreras más ambiciosas en todo la historia de los raids. Y es que, con sus más de 26.000 kilómetros a lo largo y ancho de Europa y América, la Londres-México fue una de las pruebas de resistencia automovilística más fascinantes de todos los tiempos.

De hecho, tan sólo 26 de los 132 vehículos situados en la salida pudieron llegar a completar el periplo. Un dato que, por sí mismo, nos da una imagen más que acertada sobre la dureza inherente a una prueba que, como en África ocurría con el Rallye Safari, se disputó con modelos escasamente modificados respecto a su estado de serie.

Por cierto, tal y como recordará la afición más veterana curiosamente el SEAT 1430 tuvo su pequeño papel en todo aquello pues, preparada por Carlos del Val y Jaime Lazcano, una unidad del mismo disputó la prueba hasta tener que abandonar por accidente a la altura de Argentina.

De todos modos, lo cierto es que lo más recordado de aquella Londres-México fue el excelente papel jugado por los Ford Escort. Para empezar, los ganadores Hannu Mikkola y Gunnar Palm lo hicieron precisamente con uno de ellos y, además, entre los diez primeros puestos de la clasificación se colaron junto a éste cuatro más. Es suma, aquello fue un golpe publicitario de primer orden para Ford of Europe.

Un hecho muy bien aprovechado por la misma, la cual no tardó más que unas semanas en lanzar la versión conmemorativa Ford Escort México; en producción hasta 1974 con una tirada superior a las 10.300 unidades. Todas ellas equipadas con un bloque de cuatro cilindros y 1.599 cc para rendir 85 CV a 5.500 rpm. Sin duda, uno de los modelos responsables de ir asentando el enorme éxito deportivo vivido por el Escort gracias a sus versiones RS.

UN COCHE GLOBAL CON POSIBILIDADES DEPORTIVAS

En 1967 Ford reorganizó sus intereses en Europa creando Ford of Europe. Dotada de un amplio potencial productivo basado en plantas repartidas en diversos países, ésta dispuso sus oficinas centrales en Colonia mientras los responsables del mercado británico seguían contando con un amplio margen de maniobra especialmente en lo referido a la estrategia deportiva.

Así las cosas, el Salón de Bruselas de 1968 contempló la presentación del Escort. Pensado para sustituir al anticuado Anglia británico, éste nacía con la intención de ser un compacto popular en toda Europa -hubo incluso una variante de cilindrada escueta pensada por y para las reglas fiscales del mercado italiano- gracias a su diseño eficaz, amplia oferta de motores y fiabilidad contrastada.

Además, desde el primer momento se pudo elegir entre una caja manual con cuatro relaciones sincronizadas u otra plenamente automática. Si a eso se le sumaba su bajo peso -las carrocerías con dos puertas se movían en el rango de los 800 kilos– se tenía como resultado un apropiado turismo para el día a día familiar que, al mismo tiempo, era una muy buena base para las carreras.

Y es que, no en vano, el Ford Escort no sólo contaba con mecánicas fiables y fácilmente modificables; sino también con todo el conocimiento adquirido por la marca en el Campeonato Británico de Turismos con sus victoriosos Cortina preparados por Lotus. Es más también habían logrado el primer puesto con unidades del Zephir Six, el Galaxie, el Mustang, el Falcon Sprint e incluso el pequeño y mesurado Anglia.

Asimismo, Ford también estaba muy interesada en las posibilidades publicitarias brindadas por el mundo de los rallyes. Un ámbito que, en 1970, cobraba nuevas y prometedoras dimensiones gracias al estreno del Campeonato Mundial de Rallyes.

En fin, razones por las cuales nada más salir al mercado la gama del Escort contó con versiones aspiracionales como la 1300 GT con 76CV -28CV más que los brindados por las variantes menos exigentes de aquel mismo motor- o la Twin Cam con hasta 105CV gracias a dejar la cilindrada en 1.558 cc.

FORD ESCORT MEXICO, CELEBRANDO LOS ÉXITOS EN COMPETICIÓN

En 1970 el Ford Escort ya era un habitual tanto en las carreras de asfalto como de tierra en el Reino Unido. Además, la amplia red de preparadores y equipos locales habían hecho de él uno de sus modelos preferidos a la hora de crear todo tipo de mejoras y modificaciones; no sólo era un coche ganador, sino que también lo era por ser una verdadera escuela para mecánicos de competición.

Llegados a este punto, Ford aprovechó la actualización de la gama en 1970 para introducir el golpe maestro definitivo: la versión RS 1600. Dotada con un bloque perforado hasta los 1.599 cc, ésta entregaba de serie 115 CV a 6.500 rpm con 152 Nm a 4.000 rpm. Todo ello con 16 válvulas y una apretada relación de compresión fijada en 10:1.

Sin duda la máquina sobre la cual no sólo se cimentó el enorme éxito del Escort en los rallyes y circuitos de resistencia sino también, claro está, la leyenda de toda la saga RS; una de las referencias deportivas populares más manidas en todo el panorama europeo. Eso sí, en este caso estamos hablando de un modelo rayano con la competición. De hecho, muchas de sus unidades fueron modificadas para carreras nada más salir del concesionario.

Debido a ello, Ford creyó conveniente lanzar una versión más amable y dulcificada de aquel mismo motor en la propia gama del Escort. De esta manera, a finales de 1970 se presentaba al Escort Mexico como una opción perfecta para quienes, aun fascinados por la deportividad, no estuvieran dispuestos a entregar sus anhelos a una apuesta tan concreta -y necesitada de cuidados y saberes mecánicos- como el RS 1600.

Así las cosas, el Escort Mexico prescindía de las 16 válvulas de su coetáneo más prestacional para montar sólo ocho al tiempo que rebajaba su índice de compresión a 9:1. Por ello la potencia quedaba en 85 CV a 5.500 rpm y 124 Nm a 4.000 rpm.

Cifras más que adecuadas para disfrutar de un talante deportivo -especialmente en carreteras reviradas y tramos de tierra- sin adquirir la responsabilidad de manejar un vehículo tan especial y concreto como el RS. En suma, si se nos permite la comparación -siempre son odiosas- nuestro protagonista bien podría ser un antecedente claro para el canon de los GTI producidos en los años ochenta. Excelente.

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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