Por algún motivo desconocido, aparte del encanto que tiene el sur de España, en 1975 las tres grandes compañías estadounidenses dedicadas al automóvil lanzaron nuevos modelos bautizados con el nombre de ciudades andaluzas: Cadillac Seville, Chrysler Cordoba y Ford Granada.
En Europa el nombre de Ford Granada ya había aparecido por primera vez en 1972, nomenclatura que tomó una lujosa berlina de tres volúmenes que contó con bastante popularidad en el viejo continente y que se planteó exportar a Estados Unidos. Pero el modelo americano con el mismo nombre era una de las opciones más baratas del catálogo de Ford, a diferencia del Cordoba y del prohibitivo Cadillac Seville.
Con el inicio de la crisis del petróleo en 1973 muchos fabricantes estadounidenses se vieron obligados a dejar de lado la potencia de sus motores, centrándose en crear coches de bajo consumo y con el foco puesto ahora en el confort y la economía.
LAS COMPARACIONES SON ODIOSAS
Este coche con nombre andaluz tenía unas motorizaciones que daban unas prestaciones que solo se pueden calificar como tristes. Inicialmente, había bloques de seis cilindros en línea de 3,3 y 4,1 litros que desarrollaban 75 y 72 CV respectivamente. También hubo dos V8 de 4,9 litros que desarrollaba 115 o 129 CV, según la versión, y otro de 5,8 litros y 143 o 153 CV. Un motor de cuatro cilindros se incorporó a la gama en la segunda generación del modelo.
Con un rendimiento abismal, el Granada ponía el foco en la comodidad y el lujo dentro de lo que era un coche económico. Por eso resulta curioso como el departamento de marketing de Ford lanzaron una serie de anuncios comparando a este automóvil con diversos modelos de Mercedes-Benz, haciendo especial énfasis en la diferencia de precios.
Con una malafollá propia de un coche que lleva a Granada en el nombre el coche se llegó a comparar en su versión coupé con el Mercedes-Benz R107 SLC, y empleando un irónico eslogan que decía “no es exactamente un Mercedes, pero tampoco cuesta 23.000 dólares”. El precio base del Granada coupé era de 4.189 dólares.
La curiosa campaña de marketing quería convencer al público que un Ford Granada era prácticamente indistinguible de diversos modelos de la marca alemana, comparando su estética con los R107, W116 y W123. Hasta llegó a haber un anuncio mostrando las insignias frontales que ambos coches empleaban, como una supuesta manera de poder diferenciar los coches a simple vista.
Pero Mercedes no fue la única marca que sufrió estas curiosas comparaciones. Otros anuncios mostrando el supuesto parecido con el exclusivo Cadillac Seville, y comparando el precio con el recién nacido Volkswagen Golf, vendido en Estados Unidos como el Rabbit, y que era unos dólares más caro que el Ford.
La estrategia debió funcionar, aunque cabe recordar que la mejor baza con la que contaba el coche era su bajo precio de venta, motivo por el que fue uno de los vehículos de autoescuelas más habituales de los años setenta. Sobre la base del Granada se comercializaron coches como el Mercury Monarch y el Lincoln Versailles.
En total se vendieron 2.006.276 unidades del Ford Granada americano entre 1975 y 1982, convirtiendo en uno de los modelos estadounidenses más populares de la década, y la producción continuó prolongarse en Venezuela hasta 1986.
Así pues, el Ford Granada fue un coche sencillo que tenía aspiraciones de Mercedes-Benz, y que hemos decidido recordar en LA ESCUDERÍA el 2 de enero, Día de la Toma de Granada y festivo en esta magnífica ciudad.
Fotografías: Ford