Miguel Sánchez
FOTOS: FORD MOTORSPORT ARCHIVE / 20th CENTURY FOX
Estrenada en 1971 Le Mans es la cinta por antonomasia en lo que se refiere a la carrera de resistencia más mítica de todos los tiempos. Seguramente su rimo narrativo no sea el mejor. Tampoco diremos que el guión en el que se hilvanan las secuencias de pilotaje esté muy elaborado. Siquiera vamos a defender con entusiasmo el montaje pero… A día de hoy sigue siendo la referencia.
¿Por qué? Pues porque es imposible igualar aquellas secuencias grabadas en una de las épocas doradas de Le Mans. Fueron hechas sin efectos especiales. Todo es auténtico. Los coches, las situaciones, los pilotos, la velocidad… Y sino que se le pregunten a David Piper, quien perdió media pierna grabando una secuencia que siquiera se incluyó en el montaje final.
Aquella mutilación fue otro más de los cobros que el destino se llevó durante el rodaje de Le Mans. Desde entonces el prestigio de Steve McQueen ante los directivos de Hollywood se fue al traste. Había hecho algo adelantado, excesivo, megalómano. Un experimento que sentó las bases sobre cómo rodar escenas de alto octanaje al tiempo que derretía la paciencia de los miembros del rodaje.
Casi 50 años después ni el cine ni las carreras son lo mismo. Hoy en día, la acción en la pista y en la pantalla se juega más en los algoritmos de un ordenador que en las manos de audaces pioneros. Es por ello que será mejor dejar atrás las comparaciones y disfrutar de lleno con Le Mans ’66. Al fin y al cabo esta cinta ha contado con un material de primera para el guión: la batalla de Ford contra Ferrari en el Le Mans de los sesenta.
CONTAR EL MUNDO DESDE EL PRISMA AMERICANO
Aún consultando las fuentes que tiran a la baja la cifra es escalofriante. Rusia se dejó 27 millones de vidas por el camino durante la Segunda Guerra Mundial. Tras ella el segundo país con más bajas fue China, con unos 15 millones de muertos. Sin embargo, cuando se piensa en la contienda lo primero que suele venir a la mente es la imagen de los soldados americanos desembarcando en Normandía.
Al fin y al cabo llevamos en los genes hacer nuestra visión del mundo a partir de las historias que nos cuentan. Y en la actualidad, nadie las cuenta como la industria americana. Durante el Día D John Ford estuvo cámara en mano en el desembarco de Omaha Beach. El mismo lugar donde, a pesar de ciertos resentidos revisionistas, indudablemente se lanzó Robert Capa a por algunas de las mejores instantáneas del periodismo de guerra.
Siguiendo la estela de todo esto habrá que ver cómo se plantea Le Mans ’66. En el avance que hemos podido ver no hay duda de que visualmente va a ser muy atractiva. Y el guión pinta muy bien al basarse en las magnéticas personalidades de Carrol Shelby y Ken Miles para encauzar la historia. De todos modos, lo cierto es que lo que narra la película se desarrolló a partir de una única idea: el deseo de venganza y humillación de Henry Ford II contra Ferrari.
NARRANDO UNA VENGANZA SIN PERDER EL BUEN GUSTO
La historia es de sobra conocida. A comienzos de la década el gigante americano tanteó comprar la casa de Maranello. Enzo Ferrari se dejó querer. No obstante, y en el último minuto… Todo se fue al traste cuando el Commendatore se negó a ceder el control sobre su Scuderia de competición. Obviamente el orgulloso Henry Ford II montó en cólera. Su venganza sería humillar a Ferrari en Le Mans, costara lo que costara. Y bueno, otra cosa no, pero Ford tenia la chequera bien surtida.
En cómo sea de elegante la forma en la que trate este deseo de venganza a golpe de billetera se juega la suerte de la película. Al menos para nosotros. ¿Será un espectáculo visual con un guión repleto de sensiblería patria del todo a cien? ¿O tendrá una narrativa donde prime la audacia de los hombres que se jugaron mucho más que el dinero en desarrollar el genial Ford GT40?
Tras ver los escasos dos minutos del avance creemos que el dilema se va a inclinar por la segunda opción. ¿Razones? La primera es el hecho de que Henry Ford II aparece retratado como un fanfarrón de despacho. La segunda es haber elegido a Ken Miles como personaje principal. De hecho, posiblemente esto sea la mejor idea de Le Mans ’66: rescatar al mártir del GT40.
RESCATANDO LA MEMORIA DE KEN MILES
Ken Milles fue básico para el nacimiento del Ford GT40, y también su mayor mártir. ¿Quién pasó en el circuito de Riverside centenares de horas desarrollando el prototipo como jefe de competición en Shelby durante 1964? Él. ¿Quién lideró la carrera de Le Mans ’66 hasta que Henry Ford II lo obligó a reducir marcha de cara a hacer una foto promocional? Él. ¿Quién murió envuelto en llamas mientras probaba el Ford J que inspiró las mejoras aerodinámicas aplicadas en el GT40 Mk IV? Él.
Con casi 50 años se podría -y debería- haber convertido en el primer campeón de Le Mans a bordo de un Ford GT40. Pero por deseo promocional de Henry Ford II los tres GT40 que lideraban Le Mans ’66 tenían que entrar juntos. Finalmente, y aunque Ken Miles era quien iba en cabeza, se vio obligado a reducir hasta que los otros se pusieron a su lado. Entraron juntos, pero como Bruce McLaren había salido 20 metros por detrás de él… La organización le dio la victoria al combo McLaren-Amon.
Dos meses después Ken Miles moría trabajando en el circuito de Riverside. Mientras el Ford GT40 se convertía en una leyenda del automovilismo aupando a pilotos como Dan Gurney o Jacky Ickx… La memoria de Ken Miles sólo se grababa en la memoria de aquellos con curiosidad por saber cómo y quién gestó aquel magnífico coche de carreras. Si Le Mans ’66 sirve como un tributo a este piloto, y también a los ingleses (sobre todo Lola), que llevaron sus hombros gran parte del desarrollo del coche… Bienvenida sea. Ya estamos esperando su estreno en noviembre. No nos la perderemos, aunque sea por ver si supera a la de Steve McQueen.
