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La forja del Lancia Aurelia B10, primer V6 en gran serie

En 1950 tanto Fiat como Alfa Romeo y Lancia presentaron grandes novedades de cara a renovar sus gamas ancladas en los años treinta. En el caso de Lancia el motor del Aurelia B10 fue el primer V6 producido en gran serie.

Más allá de ser uno de los clásicos italianos de posguerra más deseables, el Lancia Aurelia B10 cuenta con el honor de ser el primer automóvil masivo en montar un motor V6.

Presentado al público durante el Salón de Turín de 1950, este modelo diseñado a nuevo cuño tuvo bajo su capó a una de las mejores piezas mecánicas en la historia de Lancia y, más en concreto, el trabajo más recordado en la biografía de Francesco De Virgilio.

De todos modos, aquel hito basado en apostar a lo grande por un equilibrado motor V6 no puede sorprendernos ya que estamos hablando de Lancia.

La misma marca que, desde los años diez, venía marcando una pauta constante en base a la innovación y aplicación de nuevos elementos técnicos para el automovilismo de serie.

LANCIA, A LA CABEZA DE LA INNOVACIÓN

Dicho esto, merece la pena recordar cómo ya en 1913 el 25/35 Theta estrenó entre los fabricantes europeos el sistema eléctrico integrado; pudiendo disfrutar por tanto no sólo de un limpio y rápido arranque sino también de luces -tanto de posición como de salpicadero- tan modernas como fáciles de operar.

Además, en 1919 el 35 Kappa colocaba por primera vez la palanca de cambio entre los asientos delanteros -y no por fuera de la carrocería- al tiempo que, tan sólo tres años más tarde, el Lambda asombraba al mundo de la automoción gracias a su chasis monocasco inspirado en la rigidez inherente a los cascos de barco. Todo ello, por cierto, acompañado con un esquema de suspensiones independientes así como un innovador y ligero motor V4.

Así las cosas, examinar los detalles técnicos de aquellos Lancia producidos justo antes de la Segunda Guerra Mundial produce una auténtica sorpresa, pudiendo comprobar cómo la marca italiana iba sin duda a la cabeza de la innovación técnica tal y como, en años posteriores, también haría con el V6 del Aurelia o el diseño mismo del Stratos: primer coche diseñado desde cero por y para los rallyes.

1950, EL AÑO DECISIVO PARA EL AUTOMOVILISMO ITALIANO

Como ya habrá leído en anteriores ocasiones si usted sigue nuestras publicaciones, el año 1950 supuso un punto y aparte en la historia global del automovilismo italiano. Marcado por la necesidad de popularizarse al hilo de la recuperación económica del país, éste consolidó los métodos de producción industrial al tiempo que presentaba modelos familiares dotados de una gran versatilidad.

Para empezar, Fiat tomó el recuerdo del monocasco estrenado por el Lancia Lambda a fin de aplicarlo en gran serie con su berlina 1400. Diseñada con evidentes toques estadounidenses, ésta aportó una sobria aunque efectiva definición a fin de representar un verdadero éxito de ventas con ecos en el extranjero. Es más, precisamente con este modelo SEAT estrenó en 1953 sus trabajos bajo licencia.

En lo referido a Alfa Romeo, el 1900 lanzó a la marca del Biscione hasta los grandes números bajo una fórmula muy similar a la del Fiat 1400. Eso sí, consciente de lo perjudicial que sería perder su toque deportivo la casa estatal comercializó aquella berlina bajo el lema “el familiar que gana carreras”. Hecho éste comprobado gracias al inicio de las versiones Turismo Internazionale.

Asimismo, el siguiente fabricante italiano en discordia -segundo en ventas durante aquel año- necesitaba un golpe de efecto con el cual renovar por lo alto su gama formada por el Aprilia y el Ardea. A la sazón, dos modelos creados a finales de los años treinta con motores de cuatro cilindros y potencias no superiores a los 48 CV.

FRANCESCO DE VIRGILIO, RUMBO A UN NUEVO MOTOR LANCIA

Aunque los primeros motores V6 conocidos en el ámbito del automovilismo son asignables a la estadounidense Marmon Motor Car Company, lo cierto es que su producción se realizaba en series realmente cortas. Algo que, por otra parte, no quita valor en absoluto a sus trabajos pioneros en relación a las mecánicas V4, V6 y hasta V8 durante los mismos albores del siglo XX.

Tras esto, la francesa Delahaye también puso su foco en los motores V6 aunque, a decir verdad, ni consiguió unos datos de producción reseñables ni siquiera pudo mantener aquello en el tiempo debido al estallido de la Primera Guerra Mundial.

No obstante, desde 1943 en adelante -la innovación automovilística no paró en Italia siquiera durante la contienda, como ejemplifican los trabajos de Wifredo Ricart en Alfa Romeo– el departamento técnico de Lancia vivió una auténtica agitación gracias a los primeros diseños de Francesco de Virgilio en torno a los motores V6.

Supervisado por Vittorio Jano y posteriormente Giuseppe Vaccarino -responsable del proyecto del futuro Aurelia-, este ingeniero ensayó con multitud de ángulos con la visión de maximizar lo compacto y ligero de este diseño -mucho más efectivo en estos aspectos que un seis en línea- al tiempo que buscaba contener las vibraciones -altas, muy altas- de aquellos primigenios V6.

LANCIA AURELIA B10, EL PRIMER V6 EN GRAN SERIE

Finalmente, tras algunos diseños perfilados en el banco de pruebas Lancia optó por el ángulo a 60º como la mejor manera de llevar a serie su nuevo V6. Con 70 mm de diámetro y 76 mm de carrera, desplazaba en total 1.754 cc para lograr así 56 CV a 4.000 rpm con un índice de compresión bajo ya que, dada la baja calidad de los carburantes en posguerra, se prefirió ir holgados en relación al funcionamiento del motor.

De hecho, a los pocos meses apareció el B21 incrementando la potencia hasta los 70 CV mientras que el B22 de 1952 ya rondaba los en torno a 90 CV. No obstante, cambios de caballaje y cilindrada aparte lo cierto es que el esquema presentado por el V6 B10 de 1950 fue la base para la amplia familia del Aurelia.

Es más, con su bloque y culatas en aluminio aquella mecánica era todo un hito en materia de innovación pudiendo mover con brío al que, ya en 1952 y con el motor B20 de 1.991 cc, se presentaba al mercado bajo el apelativo de GT para, al fin, sintetizar la unión entre la comodidad de una berlina y el desempeño de un deportivo. A la sazón, segunda novedad introducida por el Aurelia en el campo del automovilismo después de ser el primer V6 en gran serie.

Imágenes: FCA Heritage / Goodwin Cars

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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