La década de los años 50 fue una era de gran entusiasmo y optimismo para el sector del automóvil, que se había visto obligada a posponer sus actividades durante la II Guerra Mundial, para enfocar todos sus recursos en la fabricación de material bélico.
En Estados Unidos desde finales de los años 40, se presentaban año a año nuevos modelos que cada vez eran estéticamente más atrevidos, con aletas enormes, desmesurados elementos cromados, llamativas combinaciones de colores y modernos interiores con la tecnología más puntera hasta entonces. Eran coches que reflejaban el espíritu de un país que había salido victorioso del peor conflicto bélico de la historia y que miraba hacia un futuro prometedor.
También es en esta época cuando comienza el automóvil empieza a ser un reflejo de la personalidad de su conductor, y en una era tan extravagante como fueron los años 50 surgen infinidad de opciones para dotar de un toque de distinción al coche.
LAS RUEDAS DE COLORES
Uno de estos elementos para personalizar los coches fueron las ruedas, un invento milenario, perfecto en su diseño y que, a priori, parece admitir pocas modificaciones. Hasta entonces, el mayor exponente de lujo en un automóvil en cuanto a sus neumáticos se refiere eran las bandas blancas. Por esta razón, en esta época aparecen neumáticos con la banda de otro color.
En este contexto de optimismo, opulencia e innovaciones, a los americanos de Goodyear se les encendió la bombilla, casi literalmente. William Larson, químico de la compañía, junto a un empleado llamado Anthony Finelli, creó un material llamado neotano, compuesto a partir del poliuretano y que permitía teñir los neumáticos de cualquier color.
Sobre esta invención el director de desarrollo de Goodyear John J. Hartz dijo en 1962: “Las ruedas translúcidas de Goodyear pueden fabricarse en cualquier color para ir a juego con el coche, o con el nuevo vestido de la esposa. Quizá algún día la esposa le diga al mido ‘Charlie, vamos cambia las ruedas, que esta noche me voy a poner el vestido azul”.
LOS NEUMÁTICOS ILUMNADOS DE GOODYEAR
Lo realmente sorprendente de este nuevo neumático era su capacidad de dejar pasar la luz. Por ello, en Goodyear optaron por instalar 18 bombillas en el centro de la rueda creando un gran brillo en torno a la llanta y en el suelo.
Para atraer el interés del público Goodyear, paseó un Dodge Polara con estos neumáticos por el centro de Miami y un Chrysler 300 por el corazón de Manhattan, sorprendiendo a los transeúntes a su paso, que nunca habían visto algo así.
Pero por desgracia estas coloridas y luminosas ruedas no terminarían de ver la luz. Hubo varios motivos, el primero de ellos era el coste de producción del neotano, aunque su producción era muy sencilla. Otra razón era que el comportamiento de estos neumáticos en un firme mojado era simplemente terrible y tendían a derretirse en caso de una frenada fuerte.
Tampoco ayudó que estas ruedas eran quizá demasiado llamativas. En algunas pruebas de la época llevadas a cabo en la calle, afirmaban que otros conductores se quedaban embelesados por los neumáticos luminosos, dando como resultado algunas situaciones peligrosas, como tráfico colapsado en las calles, multitudes de peatones atraídos por la luz, o conductores saltándose semáforos en rojo por estar distraídos.
TRABAJO EN VANO
Los ingenieros de Goodyear trabajaron durante casi una década en el proyecto para solucionar todos estos problemas, pero con pocos avances, por lo que se vieron obligados a abandonarlo finalmente.
Por desgracia, ningún automóvil de producción llegó a incorporar estas ruedas. Fue precisamente un coche de ensueño, creado por un customizador de coches, Jim “Street” Skonzakes, el que los motón. Dicho vehículo probablemente sea uno de los mayores exponentes del barroquismo en el automóvil.
Se trataba del Golden Sahara II, que costaba la friolera de 75.000 dólares de la época. Para completar el diseño, se contó con un juego de neumáticos iluminados de Goodyear, como guinda sobre tan opulento pastel que contaba con innovaciones como sistemas automáticos de frenada de emergencia.
Este coche reapareció muy recientemente, y requirió una extensa restauración, para la cual Goodyear puso su granito de arena, fabricando un nuevo juego de neumáticos luminosos para el Golden Sahara II, que reapareció en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2019, recordando así, que el futuro hace 60 años era más brillante.
Fotografías de Goodyear, LIFE, Getty Images y Charles Phoenix.