Iván Vicario Martín
La costumbre, las repeticiones en internet o las prisas, nos hacen caer en errores de bulto a la hora de hablar de coches. En la mayoría de los casos, no son cosas graves, pero sí pequeños detalles fáciles de corregir. Nos hemos puesto manos a la obra para recopilar toda una serie de errores, más o menos comunes, que casi todos cometemos sobre coches clásicos y modernos e incluso sobre las carreras.
Vamos a referir algunos fallos a la hora de hablar de marcas, e incluso de modelos concretos y, por supuesto, a la hora de escribirlas. También hay confusiones respecto a algunos tipos de carrocerías, a elementos como los alerones o a la forma de denominar correctamente al diésel. ¿Y qué me decís de esa costumbre de hablar del primero de la historia? Hay que tener siempre mucho cuidado.
En total, hemos recopilado 27 de los errores más comunes a la hora de tratar sobre el automóvil, aunque seguro que hay más. Que nadie se lo tome como una riña, pues muchas veces hemos sido los propios periodistas del motor quienes hemos contribuido a difundir dichos fallos. Arrancamos con la lista de cosas que hacemos mal al hablar de coches.
EN EL NOMBRE DEL PADRE
Empezamos hablando del uno de los superdeportivos más impresionantes de la historia, que Ferrari bautizó con el nombre de su creador.
Ferrari Enzo o Enzo Ferrari. La marca de Maranello decidió bautizar a su primer superdeportivo del siglo XXI con el nombre de su creador. De ahí que, aunque con frecuencia se invierta el orden para aplicar una denominación más lógica, con el nombre de la marca primero, en este caso sea un error. El coche se llama Enzo Ferrari.
Supercinco, la denominación que nunca fue. Al sucesor del Renault 5 siempre se le ha conocido como Supercinco o Super5. Dicho apelativo es que usaba la marca del rombo a la hora de promocionarlo, para dejar claro que era mucho más que el R5 al que sustituía. Con todo, el coche siempre se denominó oficialmente como Renault 5, como bien se indicaba en el exterior. Se suele recurrir a Supercinco para distinguir las dos generaciones del modelo más fácilmente.
SEAT/FIAT o Seat/Fiat. La marca española inspiró su denominación en la italiana, por lo que, en un principio, deberían escribirse igual. Esto no es exactamente así, porque mientras SEAT ha mantenido siempre su escritura con mayúsculas, la firma italiana emplea FIAT o Fiat indistintamente, por lo que se podrían usar ambas. En todo caso, en España suele emplear Fiat.
El inexistente Grupo Volkswagen-Audi. Es común oír hablar a aficionados e incluso a algunos profesionales del Grupo Volkswagen Audi, deduciendo que ése es el significado de VAG. En realidad, se trata del Grupo Volkswagen AG (siglas de sociedad anónima en alemán), con frecuencia recortado a Grupo VAG.
GESTADO EN FRANCIA, FABRICADO POR FASA
El Renault Siete/7 es uno de esos coches que sólo se fabricaron en España, pero cómo se llamaba exactamente.
¿Renault Siete o Renault 7? Esta historia es más conocida. Resulta que en Francia no estaban muy seguros del éxito del R5 tres volúmenes, pese a que lo diseñaron allí. Así que, inicialmente, no permitieron que FASA usara una denominación “numérica”. Visto el buen resultado del Renault Siete, la segunda fase de 1979 pasó a llamarse R7 sin mayor problema. Por lo tanto, a la hora de usar un nombre u otro, hay que fijarse en si hablamos de un Fase 1 o un Fase 2.
Las marcas y los guiones. Uno de los errores más frecuentes a la hora de escribir los nombres de algunos fabricantes es hacerlo olvidando el guion que los une. De esta manera, Mercedes-Benz, Rolls-Royce o Hispano-Suiza han de escribirse con guion. Por el contrario, otros con Alfa Romeo, Isotta Fraschini o Aston Martin no lo llevan. No queda más remedio que aprenderse los nombres como corresponde.
Austin-Healey, una marca, no un coche. Hablando de guiones, aquí tenemos un caso especial, porque Austin-Healey es una firma, no un modelo. Es decir, no es un Austin modelo Healey. Bajo marca Austin-Healey se fabricaron modelos como el 100, los 3000 o el Sprite.
Porsche 911 Turbo o 930 Turbo. La primera generación turboalimentada del nueve once suele recibir la denominación de 930, si bien nunca se llamó así oficialmente. Ésa era la nomenclatura interna del modelo Turbo, un poco al estilo de los G, 964, 993, etcétera. Con todo, dado que es forma de llamarlo se ha hecho tan popular, en este caso podemos considerar que ambas denominaciones son correctas.
¿V A 180º O BÓXER?
Son parecidos, pero desde luego no son lo mismo, por más a lo largo de la historia se hayan confundido en ocasiones.
Los motores “bóxer” de Ferrari. Durante los años 70 y 80, con frecuencia se habló de mecánicas bóxer de Ferrari, cuando en realidad eran en V a 180º. La diferencia entre ambos motores es que, en bóxer, los cilindros opuestos comparten el enganche de las bielas en las muñequillas y en el V 1 180º no. Incluso las BB se las identificó como Berlinettas Boxer, cuando en realidad las siglas eran de Berlinetta Bialbero. No, tampoco eran de Brigitte Bardot.
Una ranchera no es lo mismo que shooting brake. Aunque, a veces, las marcas empleen indistintamente una u otra forma de llamar a los coches con maletero ampliado y portón trasero, un familiar y un shooting brake no son exactamente lo mismo. El primero deriva de un compacto de tres o cinco puertas, mientras que el segundo lo hace de un tres volúmenes de dos o cuatro puertas. La denominación shooting brake deriva del término “brake”, que se refería a los coches de caballos, unida a “shooting”, disparo en inglés, pues era un tipo de carruaje que se usaba para llevar las armas o los perros a la hora de ir a cazar.
No, los coches clásicos no son más seguros. Con frecuencia, se suele oír que los autos antiguos son más seguros porque su chapa es más dura, mientras que los vehículos modernos se deforman a la primera. Precisamente ahí reduce su mayor nivel de protección, pues están pensados para deformarse de manera que los daños no lleguen al habitáculo. En el siguiente vídeo, en el que un pequeño Renault Modus choca con un enorme Volvo 940 GL, queda meridianamente claro.
LA PELEA POR SER EL PRIMERO
Eso de ser el primero en la historia del automóvil es con frecuencia algo en disputa, incluso con modelos tan populares como el Golf GTI.
El Volkswagen Golf no fue el primer GTI. Es decir, no fue el primer compacto deportivo o hothatch que dicen los ingleses. Dicho honor recae en el Simca 1100 TI (1200 en España), la versión de 82 CV presentada en 1974, mientras el VW Golf GTI apareció en 1976. En España, el TI montaba el motor 1.4 de 85 CV DIN, es decir, era aún más potente. Es más, hay quien sostiene que el honor de ser el primer “GTI” es del Alfa Romeo Giulia TI de 1962 o del Lotus Cortina de 1963, del que hablamos a continuación. Si hablamos de las siglas GTI, ya habían aparecido en coches como el Maserati 3500 GTi. Con todo, el Golf fue el responsable de popularizar los hothatch y las siglas GTI.
El Lotus Cortina que no es un Ford. La versión más prestacional del Cortina de Ford, dejó de portar dicha marca para convertirse en Lotus, por lo que es incorrecto hablar de Ford Lotus Cortina. Incluso lucía bandas con los colores del equipo de Colin Chapman.
A vueltas con el primero. Una norma general a la hora de hablar de historia en general y de historia del automóvil en particular es tratar siempre de evitar referirse al “primero” en algo. En ocasiones, está muy claro, como al referirnos al primer auto-móvil, pero en otras es más confuso y puede hacernos caer en un error. Es decir, siempre puede haber un pequeño constructor artesanal de un pequeño país que haya usado una solución mecánica antes que nadie, aunque luego la haya popularizado otro fabricante.
HECHO EN ESPAÑA
Seguimos con nuestra lista de cosas que hacemos mal al hablar de coches, en este caso, que tiene más delito, a la hora de hablar de los Pegaso.
Con Pegaso, no te saltes el guion. A la hora de hablar del deportivo español, hay que usar siempre el guion, pues se escribe Z-102 y Z-103. Es decir, no se puede escribir ni junto (Z102), ni separado (Z 102). También aplica a otros modelos como el camión Z-601 o el autobús Z-403 “Monocasco”.
Cadillac El Dorado o Eldorado. Aunque el nombre de la ciudad perdida en medio de la selva que escondía inmensas riquezas en oro se denominaba El Dorado, a la hora de bautizar su modelo, Cadillac optó por juntar el nombre en Eldorado. Es decir, no se debe escribir nunca separado.
Regreso al Futuro. Otro tanto ocurre con el DeLorean DMC-12, que se escribe junto, como el apellido de su creador, John DeLorean. La “L” va en mayúscula, tal y como ocurre si queremos hablar, por ejemplo, de los coches o el equipo McLaren.
LaFerrari, no Ferrari LaFerrari. El último hiperdeportivo de la firma italiana también tuvo una denominación que puede llevar a confusión. Su traducción literal es “El Ferrari”, y se emplea sin el nombre de la marca delante. Es decir, no es el Ferrari LaFerrari, sino simplemente LaFerrari.
El Continental que no era un Lincoln. Aunque la marca de lujo del grupo Ford introdujo el modelo Lincoln Continental en 1939, la segunda generación del modelo, aparecida en 1956 se vendió como Continental Mark II, creando una nueva marca aún más exclusiva que duró solo los años 1956 y 1957.
QUE NO TE HAGAN SPOILER
Mucho cuidado a la hora de emplear los términos alerón y spoiler, porque no son lo mismo. Para otra ocasión, hablaremos de los splitter.
Alerón o spoiler. Dichos elementos aerodinámicos no son sinónimos y siquiera cumplen la misma función. El alerón no va pegado directamente a la carrocería, sino que usa soportes. Sirve para generar carga aerodinámica. El spoiler sí va unido directamente a la carrocería y su función es interrumpir el flujo aerodinámico para generar, por ejemplo, estabilidad, dirigir el aire hacia otro sitio, etcétera. En cualquier caso, puestos confundir las denominaciones, es menos grave llamar alerón a un spoiler que al revés.
Los distintos Fiat 500. En la década de los años 30 apareció el primer Fiat 500, popularmente conocido como Topolino. Sería en 1957 cuando aparecía su sucesor, con la misma nomenclatura, pero esta vez llamado Nuova 500. Para la década de los 90 un nuevo modelo aparecería, pero esta vez se bautizó como Cinquecento.
¿Gasóleo o gasoil? Aunque la RAE reconoce ambas fórmulas como válidas, lo apropiado sería emplear gasóleo, pues gasoil es la designación inglesa del diésel (gas oil). Con todo, y como decimos, lingüísticamente no es incorrecto usarla.
Jaguar y SS. La marca inglesa Jaguar originalmente se llamaba SS siglas de “Swallow Sidecars”, durante esta época se fabricaron coches tan icónicos como el SS 100. Sin embargo, tras la II Guerra Mundial estas siglas estaban demasiado asociadas a la Alemania nazi, así que la marca pasó a conocerse entonces como Jaguar, que era el nombre de uno de sus modelos.
EL ERROR MÁS FRECUENTE
Tradicionalmente, se ha hablado de vehículos de tracción delantera y tracción trasera, pero en puridad, no deberíamos usar la segunda expresión. Aquí me declaro culpable, pues me resisto a usar la segunda.
¿Tracción o propulsión? Si se quiere hablar con propiedad del eje que impulsa a un vehículo se debe hablar de tracción delantera y propulsión trasera. También es preferible decir tracción total y tracción integral.
Imperial, una marca aparte. El Chrysler Imperial fue el modelo tope de gama de la firma durante muchos años, pero al igual que ocurrió con el Continental, Imperial se convirtió en su propia marca de lujo en 1955. La marca desapareció en 1975 para ser retomada brevemente entre 1981 y 1983.
Una berlina no es un sedán. En ocasiones, podemos emplear berlina o sedán para referirnos a un coche de buen tamaño o incluso de representación de tres volúmenes. Ambas denominaciones se suelen aceptar con sinónimas, pero esto no es exactamente así. Una berlina contaría con cinco puertas y maletero con cristal, mientras un sedán sería un tres volúmenes al uso, con tapa en el maletero y dos o cuatro puertas.
La historia oficial de la Fórmula 1. Es otra polémica recurrente, debido a que el Campeonato del Mundo de la especialidad limita sus estadísticas a los Grandes Premios puntuables para el mundial, como no podía ser de otra manera. Quedan fuera los GGPP no puntuables, como, por ejemplo, el disputado en el Circuito del Jarama de 1981 o los del Campeonato Británico (Aurora). De hecho, hubo carreras de Fórmula 1 años antes de la celebración del primer campeonato de F1 en 1950, pues de definieron las normas en 1946. Así pues, podemos hacer caso a las estadísticas de la F1, pero siempre teniendo en cuenta que no recogen la historia del resto de carreras.
