Os traemos una guía de compra del Opel Calibra un coche de culto hoy en día, un coupé mítico de los años 90 que, en sus versiones más potentes, podía poner patas arriba a muchos modelos “de campanillas” gracias a sus 204 CV -y a sus 280 Nm a 2.400 revoluciones-, su tracción total y sus 1.350 kilos de peso. No obstante, como es lógico, el Calibra Turbo fue el más deseado de la gama, pero el menos vendido, pues era el más caro de la gama con diferencia.
Hablábamos de un coche de otra época, una bastante prolífica en cuanto a coupés, todo sea dicho, con modelos de lo más interesante y para todos los gustos y bolsillos. Una tendencia que duró hasta bien entrado el Siglo XXI pero que, por desgracia para los amantes de estos coches, perdió tirón entre los fabricantes hasta casi desaparecer. Una situación que para los amantes del automóvil no es un problema, o al menos no es uno que sea especialmente importante, pues se puede acudir al mercado de segunda mano.
Es ahí donde el Opel Calibra ha mantenido su éxito como un coche muy, muy popular. Tanto, que se trata de uno de esos coches que tenido muy mala vida y encontrar unidades en buen estado, no es fácil. Y además, las que se pueden encontrar, en ocasiones, tienen precios muy elevados, sobre todo si, como ocurre siempre, queremos la versión más prestacional de todas.
PRESUMÍA DE SER EL COCHE MÁS AERODINÁMICO DEL MUNDO
Corría el año 1989 cuando se presentó oficialmente el Opel Calibra, aunque no llegaría al mercado español hasta mediados de 1990. Desde el primer momento, lo más destacado del coupé alemán, sobre todo por la propia marca y con eco en la prensa, era el trabajo aerodinamico que se llevó a cabo; el Opel Calibra era el coche más aerodinámico del mundo, con un Cx de tan solo 0,26.
Sin embargo, y es evidente que esto no se popularizó tanto, ese coeficiente aerodinámico no era igual para todas las versiones. El Cx de 0,26 era solo para el Calibra de acceso a la gama, el equipado con el motor de 115 CV, mientras que para el resto, la cifra de 0,29. Sí, todavía era un dotado notable, pero no era el mejor del mundo como sí ocurría con la versión menos potente del Opel Calibra. Aun así, todo el mundo ha presumido siempre de que conducía el coche más aerodinámico del mundo, aunque en realidad no lo era. De hecho, para ser totalmente veraces, deberíamos decir que el Opel Calibra “era el coche de producción con cuatro plazas más aerodinámico del mundo”.
De todas formas, fuera o no la versión con mejor aerodinámica, es evidente que Erhard Schnell hizo un grandísimo trabajo que se ganó el aplauso de todo el mundo. Su perfil era afilado, extremadamente equilibrado, limpio y sugerente. El frontal, con sus pequeños faros, era todo personalidad y como caía el techo al llegar a la zona del maletero permitía alargar visualmente el coche y aligerarlo todavía más.
NADIE DIRÍA QUE BAJO SU CARROCERÍA HABÍA UN OPEL VECTRA
El Calibra escondía, en realidad, la plataforma del Vectra A, modelo con el que compartía también los motores. Esto significaba que las suspensiones, por ejemplo, era de tipo McPherson en todas las ruedas, montaba motores en posición transversal y era, por supuesto, tracción delantera.
Cuando inicio las ventas en España solo había dos opciones motoras: un dos litros que podía tener culata de ocho válvulas o culata de 16 válvulas. El primer daba 115 CV y el segundo 150 CV, ambos con cambio manual de cinco relaciones y precios acorde con la categoría del coche: 2.932.000 pesetas para el primero, y 3.482.000 pesetas para el segundo. Como curiosidad, el menos potente se podía combinar con un cambio automático y el segundo se podía combinar con un sistema de tracción total -aunque su precio se disparaba hasta los 3.938.000 pesetas-.
Al final de la vida comercial del Calibra, allá por 1995, desaparecieron las dos versiones del motor de dos litros y, en su lugar, se lanzó la variante con motor Ecotec compartido, entre otros, con el Opel Astra 2.0 16v Sportive. Un propulsor que rendía 136 CV y que ofrecía un buen rendimiento, aunque según se decía, sin garra.
CALIBRA TURBO Y CALIBRA V6, LOS MÁS ESPECIALES DE LA GAMA
El Calibre llegó al mercado para un nicho de mercado que por aquellos años tenía mucha aceptación y lo hizo, como todos los rivales, con versiones accesibles -dentro de su categoría, obviamente- para cubrir gastos. El motor de 115 CV estaba destinado a ser el más vendido, mientras que la versión con 150 CV quedaría como una opción para lo que no tenían suficiente con la básica y estaban dispuestos a pagar más. La última incorporación con 136 CV al final de la vida comercial tenía el mismo objetivo, sobre todo porque en 1991, durante el salón de Frankfurt, hizo acto de presencia una de las variantes más deseadas: el Opel Calibra Turbo 4×4.
La puesta en escena del Turbo apareció en todas las revistas y las comparativas, así como las pruebas individuales, fueron una constante. No en balde, el Calibra Turbo ya era un coche que se podía considerar bastante serio: motor 2.0 turbo con 204 CV y 280 Nm de par, cambio manual de seis relaciones, tracción total y la capacidad de alcanzar los 245 km/h, que no es precisamente poco. Ese motor no tardó mucho en ser considerado como uno de los mejores de la categoría por sus prestaciones, que eran capaces de poner en aprietos al sistema de tracción total, el cual, solo conectaba el eje trasero cuando el delantero perdía motricidad.
El Calibra Turbo no estuvo solo, pues dos años después, en 1993 -otra vez en el salón de Frankfurt-, se mostró al público la última incorporación a la gama: el Opel Calibra 2.5 V6, una versión que no era más potente que el turbo, pero añadía refinamiento al modelo con un motor de seis cilindros, 2.498 centímetros cúbicos, 170 CV y 230 Nm de par. No había tracción total, todo se confiaba al eje delantero y a una caja de cambios manual de cinco relaciones y a pesar de tener menos caballaje, la velocidad punta, entre otras cosas, no era mucho menor al anunciar 237 km/h.
ASÍ ERAN LOS RIVALES DEL OPE CALIBRA
Los coupés de los años 90 fueron muchos, y algunos de ellos, tan interesantes como el propio Calibra. De hecho, había una barbaridad de opciones entre las que elegir –aunque por lo general, siempre nos acordemos de los mismos–, una época que será recordada por la enorme oferta de modelos con carrocería coupé disponibles.
Si tenemos en cuenta, por ejemplo, el Calibra de 115 CV, podía enter frente a sí, con el mismo cliente objetivo, a modelos como el BMW 316i Coupé, el Honda Civic Coupé, el Hyundai S-Coupé -el antecesor del ya casi mítico Hyundai Coupé-, al Mazda MX-3… Si damos el paso al Calibra 2.0 16v, el abanico se ampliaba hasta modelos como el Mitsubishis Eclipse GS 16v, al Ford Probe 2.5 V6, al Mazda MX-6, al BMW 320i Coupé, al Audi Coupé…
El Calibra Turbo daba un nuevo salto y los rivales se volvían todavía más complicados de enfrentar, como el caso del FIAT Coupé Turbo, del BMW 325i Coupé o Rover 220 Turbo. Podemos abrir todavía más las miras para meter en el saco al SAAB 900 Turbo o al Volkswagen Corrado VR6 -aunque estos se quedaban ligeramente por debajo en prestaciones–.
QUÉ MIRAR SI QUIERES UN OPEL CALIBRA
Llegamos a una de las cuestiones más delicadas, que son los puntos a mirar con especial atención si queremos un Opel Calibra. Puntos, como cabría esperar, que varían según la versión, como el turbo en el más potente -es una de las primeras cosas que habría que mirar, sin ninguna duda-.
Debemos tener en cuenta que el Opel Calibra, cuando pasó de a ser un “coche viejo”, fue presa de usuarios sin escrúpulos, de chavales con el carnet recién sacado y, por supuesto, fue uno de los coches más tuneados. Encontrar uno decente puede ser difícil, sobre todo si queremos un 115 CV y así presumir de tener un coche con un Cx de 0,26.
Es interesante vigilar la corrosión, pues al parecer, los primeros ejemplares son propensos a tener zonas podridas, algo que se mejoró notablemente a partir de 1995. Importante revisar el mamparo que rodea el soporte de la cremallera de la dirección -si la dirección tiembla y emite algún chirrido en parado, puede ser motivado por grietas en dicho elemento-. Los pasos de rueda traseros sufren corrosión y mirar debajo de las molduras de plástico, así como que no estén taponados los orificios de drenaje de la carrocería.
Botones, interruptores, motores eléctricos… Algunos elementos del habitáculo pueden dar problemas, pero es algo normal en un coche con más de 30 años, sin embargo, son compartidos con el Opel Vectra A, del que se vendieron muchísimas unidades.
EL 2 LITROS DE 8 VÁLVULAS ES EL MÁS DURO DE TODOS
Los motores turbo requieren de un mantenimiento más habitual y de un aceite de calidad. Si hay humo azul al ralentí, seguramente haya algún sello deteriorado o un turbo algo tocado. Por otro lado, su caja de cambios, una Getrag, es propensa a fallar y el recambio es muy caro. La tracción total tiene a perder aceite y si las ruedas no están desgastadas uniformemente, puede llegar a gripar. Eso obliga a cambiar los cuatro neumáticos al mismo tiempo.
El 2.0 16v es famoso por ser propenso a romper la junta de la culata, mientras que los Ecotec posteriores tienen problemas con los sensores. El 2.0 de ocho válvulas era el más duro de todos, aunque hay casos de rotura de la correa de distribución y algunos problemas de la gestión electrónica -sobre todo por culpa de sensores o por temas de cableado-. De todas formas, son cosas que se subsanaron, en teoría, con diferentes llamadas a revisión.
Con respecto al motor V6, lo peor de todo son las bujías, cuya sustitución es complicada y a veces no realiza cuando toca. Por lo demás, al no ser un motor especialmente “apretado”, no da excesivos problemas salvo por las juntas de culata, algo débiles.
EL OPEL CALIBRA EN COMPETICIÓN
Todos sabemos que la competición es fuente de imagen y de prestigio, sobre todo si, como es el caso, hablamos de un coche con aspiraciones deportivas. Si además, es capaz de acumular victorias en carreras, pues mucho mejor, y el Calibra no solo tiene victorias, sino que también estuvo presente en campeonatos como el DTM alemán con una versión sumamente espectacular.
De hecho, el Calibra DTM no solo era espectacular, también fue capaz de ganar el campeonato en 1996, aunque necesitó una enorme inversión y mucho esfuerzo técnico y tecnológico. No obstante, entre las particularidades del Calibra DTM estaba el uso de un bloque motor procedente del Opel Monterrey, que después de pasar por Cosworth, llegó a rendir nada menos que 500 CV -¡¡sin turbo!!-, que se mandaban al asfalto mediante un sistema de tracción total.
Aquí en España, el Calibra participó en el CET, en el Campeonato Español de Turismos, en la División II, donde también se llevó el centro. Era un coche muy trabajado, con base en el 2.0 16v aunque convenientemente “apretado” por Conrero hasta los 245 CV a 8.300 revoluciones –con diferencial de deslizamiento limitado y cambio Xtrac de seis relaciones–. Un automóvil que, según la revista Motor 16, que publicó una toma de contacto con el coche, era muy exigente si se quería rodar en tiempos de cabeza.
GUÍA DE COMPRA DEL OPEL CALIBRA: HUYE DE LAS UNIDADES MUY BARATAS
El Opel Calibra ya es un clásico y además, ha dejado de ser un coche viejo para ganar interés entre los aficionados. Esto, como cabe esperar, provoca que los precios suban y es fácil ver ejemplares del Calibra 16v por más de 6.500 euros. Obviamente, también hay unidades por menos de 2.000 euros, aunque por lo general con muchos kilómetros -hemos visto alguno con más de 400.000 kilómetros por 1.500 euros- y en un estado muy mejorable.
Por lo general, los precios rondan entre los 3.000 y los 4.000 euros para los Calibra 2.0 8v en buen estado, por encima de los 5.000 euros para los Calibra 16v o unos 4.500 euros para los Calibra Ecotec. Los Turbo en buen estado no bajan de 10.000 euros, aunque hemos visto alguno por encima de los 25.000 euros, como también se pueden encontrar unidades del Calibra 2.0 16v por más de 10.000 euros, aunque esto ha sido en el mercado extranjero. Curiosamente, no hemos visto ningún Calibra V6 a la venta en el momento de escribir este artículo.