Arturo Borja
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[su_quote]La roña, grasa, aceite seco al que se ha pegado el polvo y, como diría Edi Clavo, otros materiales nobles, preservaron sus componentes…[/su_quote]
Nuestra Harley VL
La Harley-Davidson VL que han terminado de restaurar mis amigos, como todas las motocicletas, tiene su historia; y como considero que es más divertido conocerla que sus datos técnicos, que a fin de cuentas los podéis encontrar en cualquier página de internet, os voy a contar lo poco que se de ella:
Por aquellos días de 1935 la firma Harley-Davidson, al igual que casi todas las empresas dedicadas a la automoción en Estados Unidos con más o menos intensidad, continuaba padeciendo las secuelas del Crack económico de 1929. Cada cual intentaba sobrevivir como podía, y para Harley-Davidson una solución más fue su aventura japonesa, llegando a montarse una filial en la que se comenzaron a fabricar los modelos de 750 cc. y de 1.200 cc. de válvulas laterales similar a nuestra protagonista.
Se ha escrito bastante acerca de que si se permitió la fabricación en Japón, además de reforzar la economía de la empresa, fue por la razón de que las motocicletas que allí iban a producirse resultaban obsoletas; cierto que en aquellas fechas Harley-Davidson centraba toda su atención en el modelo que lanzaría el próximo año, aunque de todo eso ya nos ocuparemos en la extensión que merece en otra ocasión. Otras estrategia comerciales que le resultaron rentables fueron la de preparar sustanciosas novedades en los próximos modelos y la que nos trajo nuestra motocicleta a España: Fomentar la exportación.
Poco pudo disfrutar su nueva Haley-Davidson VL don Magín Velasco. La motocicleta se matriculó en Madrid a su nombre el día ocho de agosto de 1935. Tras la sublevación militar del dieciocho de julio del siguiente año, fue requisada por la Guardia Nacional Republicana – cuerpo de seguridad pública que existió en España al comienzo de la Guerra Civil Española formado con la Guardia Civil que permaneció fiel al gobierno. Al servicio de la patria, la VL no parece que tuvo ninguna intervención en los frentes de guerra; por el estado en que fue recuperada, es muy probable que fuese utilizada como correo o enlace.
Antes de disolverse este cuerpo en 1937, tuvo un accidente en el que falleció su conductor. La máquina quedó hecha un pingo, en apariencia, pues los órganos vitales como motor, bastidor, horquilla delantera, etc… no sufrieron graves consecuencias. Quizá la motocicleta sobrevivió a la contienda civil, y no sucumbió como donante de piezas, por el motivo de que quedó “arrestada”, como se menciona en el argot militar a los elementos que quedan almacenados hasta que se decide su destino.
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Derecha: Curiosamente el velocímetro Corbin esta marcado en kilómetros, todo un detalle
El caso es que en 1940 don Magín Velasco recupera su máquina, aunque de momento no está por la labor de repararla y decide guardarla a la espera de tiempos mejores para ponerla en funcionamiento. Pasan los años y, el diecisiete de febrero de 1970, la motocicleta es dada de baja en tráfico. Entonces pasa a un desguace de Madrid, de donde es rescatada en 1973 por un caza tesoros de la época, para terminar siendo vendida a un coleccionista de BMW de Valencia.
Durante todos estos años, aunque resulte extraño, la roña, grasa, aceite seco al que se ha pegado el polvo y, como diría mi amigo Edi Clavo, otros materiales nobles, ha hecho su efecto protector preservando la mayoría de componentes que al iniciar la restauración se encontraron en perfecto estado de recuperación. Por ejemplo, la tornillería se ha recuperado al cien por cien. La peor parte la han padecido el depósito de combustible y los guardabarros que han sido afectados por las abolladuras y la oxidación; en ellos si que han tenido que invertirse muchas horas de trabajo artesanal.
14.666 kilómetros
Podríamos afirmar que en cierto modo esta VL ha permanecido en el limbo casi ochenta años. Según me confirma Javier, que es quien más ha trabajado la parte mecánica de la Harley, cuando abrió la caja de cambios descubrió que era la primera vez que se efectuaba esta operación: los piñones no presentaban ningún tipo de desgaste. Después de la correspondiente limpieza y dejando las arandelas de ajuste en la misma posición que se encontraron, las velocidades engranan a la perfección, con la suavidad de rodaje que proporciona los catorce mil seiscientos sesenta y seis kilómetros que marca su velocímetro Corbin.
En el motor ha ocurrido lo mismo, mantiene una perfecta compresión y sigue utilizándose los elementos de origen. Al efectuar el desmontaje total, se pudo comprobar que la mayoría de componentes mecánicos no se habían intervenido nunca. Nuestra VL dispone de marcha atrás, una opción que ofrecía la firma para maniobrar con más facilidad cuando montaba sidecar. Por lo demás el funcionamiento de la motocicleta está en relación con el aspecto de sus acabados.
Un saludo a todos.
