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Hispano-Suiza Alfonso XIII, el deportivo pionero

El Hispano-Suiza es uno de los modelos más icónicos en la trayectoria de la marca. No sólo por ser su deportivo más exitoso, sino también por lograrse imponer en los circuitos a los Peugeot y haber sido testigo del traslado de la producción a las afueras de París. Además, esta unidad carrozada en boattail conserva intacto todo el encanto de los días dorados.

Hoy en día Peugeot es una de las principales marcas generalistas del ámbito europeo. De esta forma, en su gama podemos encontrar múltiples modelos destinados a un uso práctico y diario. Sin embargo, hace más de un siglo la empresa del león también resultaba dominadora en numerosas copas y trofeos del automovilismo primitivo. Tanto así que sus modelos batían a los de Hispano-Suiza y otras empresas con ínfulas deportivas en todo tipo de competiciones. Un dominio arrasador. En el que incluso avergonzaron a la marca española durante la Copa de Cataluña. Creada por Alfonso XIII para servir de escaparate y campo de pruebas a las creaciones de la fábrica barcelonesa.

No obstante, aquella primera época del automovilismo deportivo avanzaba a un ritmo exponencial. De esta forma, los cambios iban al compás de avances capaces de marcar enormes diferencias. Algo propio de un momento en el que todo estaba por descubrir y por tanto cada paso redundaba en desarrollos determinantes. Así las cosas, a partir de 1909 Hispano-Suiza presentó un ambicioso plan de carreras para “voiturettes. Una categoría en la que, a pesar de lo abierto del reglamento, cabían modelos con menos de 2 litros de cilindrada y un máximo de 750 kilos. De esta forma, el ingeniero Marc Birkigt diseñó un motor de cuatro cilindros y 2665cc con unos 45CV de potencia.

Con este motor como principal argumento, Hispano-Suiza se lanzó a vérselas de tú a tú con Peugeot en los circuitos. Una aventura de la que salió ganadora no tanto por la potencia como por la fiabilidad. Y es que el motor de Birkigt aguantaba como pocos los embates de la velocidad mientras los Peugeot L3 o EX3 no parecían ser tan precisos en este sentido. En este contexto, los Hispano-Suiza se hicieron con la victoria en los Grand Prix de Ostende y Boulogne durante 1910. Dos de las carreras más prestigiosas del momento. Cuya aura de prestigio dio alas a la empresa para fabricar en serie un modelo derivado de la competición. Así nacía el Hispano-Suiza Alfonso XIII en 1911.

HISPANO-SUIZA ALFONSO XIII. TESTIGO DEL TRASLADO A FRANCIA

Tras la vertiginosa y fallida experiencia de la Primera República, el panorama político español se replegó a un régimen de consenso y reparto del poder conocido como Restauración. No obstante, durante las últimas décadas del siglo XIX el poder de las organizaciones obreras crecía al tiempo que lo hacía la propia industrialización. De esta manera, el comienzo del nuevo siglo vino marcado por numerosas huelgas y manifestaciones. Muchas de ellas en Barcelona. Ciudad en la que los sindicatos agitaron conciencias en momentos como la huelga que durante 1910 sacudió a la Hispano-Suiza.

Un trance del cual se salió con un tercio menos de producción y multitud de encargos perdidos. Razones por las que la dirección de la empresa decidió el traslado de parte de su producción a la factoría de Levallois-Perret, a las afueras de París. Un cambio de época del cual fue testigo principal el Hispano-Suiza Alfonso XIII. Del cual sólo se ensamblaron en Barcelona las quince unidades de la primera serie. Un número escueto. Muy lejano de las 500 fabricadas para 1914, último año del modelo en producción. No obstante, a pesar de nacer en un momento de transición para la empresa el Hispano-Suiza Alfonso XIII se convirtió en uno de los modelos más exitosos y deseados de la época.

De hecho, aún a día de hoy es uno de los vehículos clave para entender el concepto de automovilismo deportivo. Y no es para menos, ya que su motor de 4 cilindros ascendió por encima del de carreras para llegar a los 3619cc. De esta forma la potencia se incrementó a 60CV, logrando una punta de 120 kms/h para sus 660 kilos gracias a la propulsión trasera y una caja de cambios de tres velocidades. Además, el carburador Weber y otros detalles como el encendido por magneto reafirmaban el buen diseño de Birkigt sobre el Hispano-Suiza Alfonso XIII. El cual pasó a tener este nombre después del gran interés que el monarca mostrase en crear un deportivo de serie.

POSICIÓN NOVEDOSA PARA EL MOTOR

Aunque nació como producto de la competición, el Hispano-Suiza Alfonso XIII vendió sus bondades entre aficionados a la conducción que raramente entraron a las carreras. Por ello, sólo se conservan unas pocas unidades del modelo preparadas para competir. De esas con carrocería reducida a la mínima expresión y el paso de rueda sin cubrir de cara a una mayor efectividad y menor peso. Lejos de esto, la realidad es que las más de las unidades conservadas incorporan detalles como faros o portabultos. Una equipación que hacía del modelo un coche deportivo pero también apto para el uso en ciudad y carretera.

Algo así como un GT de los tiempos arcaicos, el cual exhibía un planteamiento deportivo en detalles tan sutiles como la posición del motor. Hecho visible al ver al Alfonso XIII de lado, advirtiendo cómo el motor sobresale por debajo en posición longitudinal pero muy retrasada respecto al eje delantero. De esta forma, el reparto de pesos mejora logrando resultados muy diferentes a los de los pesados y subviradores automóviles de la época. Una de las características que hicieron a este modelo tan efectivo en las carreras. Eso sí, estando aún lejos respecto al momento en que los coches de competición podían llevarse por una sola persona.

Para aquellos momentos, separados de nosotros en más de un siglo, el copiloto aún seguía siendo esencial en categoría de mecánico. Siempre pendiente de cambiar ruedas o bombear gasolina y aceite en determinados momentos. Y eso por no hablar del enorme esfuerzo por asirse a la vida agarrándose donde fuera con tal de no salir despedido en las curvas. Un uso extremo del Hispano-Suiza Alfonso XIII que, en esta unidad de chasis alargado fechada en 1913, no creemos fuera así debido a la delicada carrocería “boattail. Uno de los ejemplos mejor conservados -y restaurados- de este modelo básico en los inicios del automovilismo deportivo.

Fotografías: RM Sotheby’s / Adam Warner

P.D. La unidad usada para ilustrar estas líneas es la marcada con el número de chasis 2192. Protagonista de la subasta organizada por RM Sotheby’s en París el 5 de febrero de 2020. Hoy en día es uno de los ejemplos mejor conservados del Hispano-Suiza Alfonso XIII.

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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