En el mundo del diseño del automóvil ha habido a lo largo de los años diversos elementos que se han convertido en características que definen una era, como puede ser el caso de los faros escamoteables. Sin lugar a duda una de las modas más curiosas entre los diseñadores fueron las aletas traseras, inspiradas en los aviones más modernos y cohetes de la época y que vieron su mayor apogeo en la década de los cincuenta.
Fueron un símbolo de vanguardismo y una visión al futuro en un sector en constante evolución como es la industria del automóvil, y quizá fue esta la razón que hizo que su presencia en los coches fuera relativamente efímera. Esta corriente estética se popularizó especialmente en Estados Unidos, y la fiebre llegó hasta Europa, sin embargo, los primeros ejemplos de coches con aleta no vienen de América.
![gama general motors 1959](http://www.escuderia.com/wp-content/uploads/2023/09/gama-general-motors-1959.jpg)
ORÍGENES DE PREGUERRA
Ya en los años veinte, con los avances en el recién nacido mundo de la aviación y los primeros estudios sobre aerodinámica en el automóvil se llegó a experimentar con la implementación de una aleta trasera en algunos coches de la mano del ingeniero austriaco Paul Jaray. Una de las primeras compañías en probar este concepto fue Auto Union con un prototipo en 1923.
Jaray había trabajado en el pasado en el desarrollo de los míticos zepelines Graf y Hindenburg, por lo que la aleta trasera presente en los coches se inspiraba en la de estas aeronaves. Con la instalación de este elemento se buscaba una mejor respuesta aerodinámica que dotase a los automóviles de una mayor estabilidad en carretera.
Tras su paso por la industria aeronáutica empezó a trabajar para el fabricante de coches checoslovaco Tatra, una compañía adelantada a su tiempo y pioneros en la aerodinámica. No es ninguna casualidad que uno de los primeros ejemplos de automóviles fabricados en serie con una aleta trasera, el Tatra T77 de 1934. Otras marcas también emplearon este elemento en menor medida como Bugatti en algunas carrocerías coupé del Type 51 y Peugeot con el prototipo del 402 Andreau.
1948: CADILLAC CREA UN ICONO
Hasta ahora la historia de la aleta en el automóvil es en singular. La primera pareja de aletas presentes en la trasera de un automóvil fabricado en serie nació en 1948, con la nueva gama de Cadillac, que era el primer diseño 100% renovado de la marca desde la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial en 1941.
El conflicto mundial había generado grandes avances en el mundo de la aviación, un sector en el que previamente la industria del automóvil se había inspirado. Uno de los aviones americanos más icónicos de esa guerra fue el Lockheed P-38 Lighting, fácilmente reconocible por sus dos colas traseras.
Fue este elemento el que sirvió para despertar el ingenio del jefe de diseño de General Motors, Harley Earl, que diseñó la parte trasera de los Cadillac de 1948 con el Lockheed en mente, creando una nueva iconografía en el mundo del automóvil. Pronto esta idea de General Motors desató el furor de los consumidores, y terminaron por implementarlas en el resto de coches del grupo, mientras que la competencia trabajaba en nuevos diseños que presentasen las modernas aletas.
Una curiosidad es que las primeras aletas estuvieron a punto de aparecer antes en un Vauxhall, marca británica propiedad de GM, que tras la guerra contaron con el equipo de diseño de Harley Earl que implementaron las colas en un prototipo de la marca que nunca pasó de las primeras fases de desarrollo.
UN PAR DE EJEMPLOS ANTERIORES AL CADILLAC DE 1948
Si bien es cierto que el Cadillac del 48 fue el primer coche producido en serie con dos aletas traseras, hubo otro automóvil que se le adelantó por unos meses, aunque nunca se fabricó en masa. Se trata del Cisitalia 202, otro modelo que cambió el canon de diseño en el mundo del motor, pero la versión en cuestión es la llamada Aerodinamica, que cuenta con las colas posteriores.
También hay quienes apuntan a que hubo un ejemplo de Cadillac con unas “protoaletas” antes de la II Guerra Mundial. Estos son los Fleetwood de 1937, cuyas luces traseras van alojadas en unas pequeñas protuberancias. Es probable que la idea en cuestión ya se estuviese gestando en la cabeza de Harley Earl, que llevaba siendo el jefe de diseño de GM desde los años veinte, y su inspiración en el Lockheed llegaría unos años después, ya que este avión haría su primer vuelo en 1939. Poco tiempo después Earl y su equipo visitarían una base aérea cerca de Detroit para estudiar la aeronave.
AÑOS 50: POPULARIZACIÓN DE LAS ALETAS
Aunque el diseño de Harley Earl fue polémico entre los directivos de General Motors en su momento por parecer demasiado radical, lo cierto es que se había desatado una fiebre por las aletas entre el público y los fabricantes. General Motors decidió asociarlas con el lujo y la exclusividad al incorporarlas en los Cadillac, pero Ford Motor Company las implementó en todas sus marcas (Lincoln, Mercury y Ford) en 1952, haciéndolas accesibles para todos los presupuestos.
General Motors terminó por dotar de aletas al resto de marcas de la compañía; Buick, Oldsmobile, Pontiac y Chevrolet. Por otra parte, otros fabricantes con una repercusión mucho menor, como Hudson o Studebaker, tuvieron que actualizar estéticamente algunos de sus coches más desfasados para que estuviesen a la moda.
Curiosamente Chrysler Corporation no se había manifestado hasta ahora. Los coches de este grupo eran los que estaban claramente más anticuados y su popularidad caía en picado año tras año. Con el fin de dar un lavado de cara a sus marcas ficharon a Virgil Exner, un diseñador que previamente había trabajado en Studebaker y que haría que Chrysler recuperase el protagonismo en los años 50.
El año 1955 fue una gran temporada para los fabricantes americanos, con el primer V8 “Small Block” de Chevrolet y con nuevos diseños en prácticamente todas las compañías. Chrysler presentó su “Million Dollar Look”, con unos coches muy futuristas inspirados en los primeros cazas a reacción que comenzaban a volar en aquellos años, además de estrenar una nueva marca de gran lujo; Imperial.
Así se iniciaría una guerra entre los tres grandes fabricantes americanos por ver quién presentaba los diseños más radicales, y en esta competición las aletas tenían un papel esencial, que vio como la estética de estas se volvía cada vez más compleja y eran la parte más importante de un coche. Proliferaron también los accesorios y elementos cromados y a partir de 1958 se estandarizaron las dobles ópticas de faro delantero. La moda llegaría a vehículos más inusuales como camionetas e incluso lanchas.
1959: EL PUNTO MÁS ALTO DE LAS ALETAS
Los diseños se estaban volviendo progresivamente más recargados con cada año que pasaba coincidiendo con el inicio de la carrera espacial, hasta que en 1959 se llegó a un punto de inflexión, con los nuevos Cadillac batiendo el récord de altura para las aletas traseras, logrando alzarse más de metro y medio sobre el suelo. Esta cifra no llegaría a superarse en ningún otro coche de producción y a partir de ahí este elemento fue mermando en sus dimensiones.
Ese año de 1959 sería también el último de Harley Earl a la cabeza del equipo de diseño de General Motors, y parecía casi poético que su creación se jubilase con él. Desde la factoría de Pininfarina en Italia llegarían los exclusivos Cadillac Eldorado Brougham, mucho más recatados y refinados que los modelos americanos y cuyas aletas serían casi idénticas a la presentada en los coches de la misma marca en 1960.
![CADILLAC ELDORADO BIARRTIZ 1959](http://www.escuderia.com/wp-content/uploads/2024/02/CADILLAC-ELDORADO-BIARRTIZ-1959.jpg)
Mientras tanto en Europa algunas marcas terminaron adoptando este elemento estético. Si bien Vauxhall y Opel, que estaban bajo el umbral de General Motors, ya habían tenido aletas traseras, en 1959 debutan los Fiat 1800/2100, cuya carrocería llegó a España como SEAT 1400 C y 1500, además de presentarse los Mercedes W111.
Es importante reseñar estos últimos, popularmente conocidos como Mercedes Colas, ya que fueron diseñados con el mercado americano en mente, pues en esa época la marca germana había entrado de lleno en América gracias a los concesionarios Packard-Studebaker.
1961: LINCOLN CAMBIA EL CANON ESTÉTICO
Mientras que en 1960 General Motors optó por unos diseños mucho más descafeinados en toda su gama, Chrysler continuó con unos alardes de opulencia máxima que continuaron, aunque cada vez más moderados, hasta 1962, coincidiendo con el despido de Virgil Exner de la compañía. Por su parte Ford no había actualizado seriamente sus modelos desde 1958, aunque es cierto que atravesaban un mal momento tras el batacazo que supuso el Edsel.
![LINCOLN CONTINENTAL 1961](http://www.escuderia.com/wp-content/uploads/2024/02/LINCOLN-CONTINENTAL-1961.jpg)
Pero este grupo empresarial escondía un as en su manga. En 1961 presentaron una nueva generación de Lincoln Continental, que se alejaba por completo de los excesos estilísticos del pasado, con unas formas rectas y limpias que marcarían la moda del sector en los años venideros. La era de las aletas había terminado de repente.
Otro de los motivos por los que terminaron desapareciendo era por su dudosa efectividad. Además implementar las aletas suponía un coste extra fácil de eliminar, algo a lo que se suman un par de demandas contra los fabricantes por la peligrosidad de la trasera puntiaguda de estos coches, que llegaron a lastimar a algún niño estando aparcados. Estos litigios no llevaron a nada y fueron más bien los gustos de los consumidores lo que hizo que los coches con colas se extinguiesen como los dinosaurios de la carretera que fueron.
Los Cadillac llevaron este tradicional elemento hasta 1964, último año en el que el diseño de la marca seguía siendo reminiscente de la gama presentada en 1959. Algún que otro fabricante hizo algún tímido guiño a las aletas de los coches en los años siguientes, pero Cadillac continuó llevando unas pequeñas colas en algunos modelos de su catálogo hasta los años noventa.