Hubo una época en la que contar con unos faros que se escondían al apagar las luces era lo más. Los fabricantes eran conscientes del plus de atracción que suponía implementar esta característica de cara a encontrar nuevos compradores, y hubo una época en la que parecía que todas las marcas tenían un modelo con faros escamoteables.
Pero, ¿qué paso después? Llegó el nuevo milenio y casi de la noche a la mañana se dejaron de implementar estos faros en los automóviles. Los motivos de esta desaparición van más allá de una simple moda pasajera, pero antes indaguemos en su historia.
CORD 810: EL PIONERO
El origen de los faros escamoteables tiene un nombre propio: Gordon Buehrig. Este diseñador presentó en 1935 un automóvil revolucionario en muchos sentidos, el Cord 810, canto del cisne del legendario grupo industrial Auburn-Cord-Duesenberg.
El apodado como “Baby Duesenbeg” fue uno de los pioneros en el uso de la tracción delantera, y empleaba un complejo sistema de cambio semiautomático. Pero más allá de los avances tecnológicos el coche fue un gran ejercicio de diseño.
Buehrig llegó a presentar su proyecto a General Motors para fabricarlo en serie, una idea que descartaron al considerarla demasiado radical. Sin embargo, E.L Cord, directivo del ya mencionado grupo ACD, decidió materializarlo en la marca que llevaba su apellido.
El coche se presentó en el salón del automóvil de Nueva York de 1935, y según cuentan las crónicas del evento, los asistentes se subían a los paragolpes de los otros automóviles expuestos para poder echar un vistazo al Cord, que había generado un gran revuelo.
Pese a haber sido el claro protagonista del salón este interés no se manifestó en un éxito comercial, pero es innegable que los faros escamoteables, que se operaban con una manivela a cada lado del salpicadero, fue uno de los elementos que más llamaba la atención en el coche.
El propio invento de las luces retráctiles se patentó un año antes, en julio de 1934 se patentó, por Harrold T. Arnes, ingeniero y vicepresidente de Cord. El diseño de este invento estaba inspirado en las luces de aterrizaje de los aviones Stinson, una compañía en la que E.L Cord era accionista mayoritario.
EJEMPLOS DE PREGUERRA
Aunque los Cord 810 y 812, fabricados solamente entre 1936 y 1937 fueron un fracaso comercial, crearon una iconografía en el mundo del motor con los faros escamoteables en una época en la que cada vez se daba mayor importancia a la aerodinámica.
El segundo ejemplo de coche en llevar este tipo de luces llegó del otro lado del Atlántico, con un Alfa Romeo 8C personalizado en 1936, que al igual que en el Cord contaba con un sistema que funcionaba manualmente con dos manivelas. También en Italia, se llevaron a cabo algunas carrocerías en Stabilimenti Farina con faros escamoteables construidas sobre Fiat y Lancia.
Habría que esperar hasta 1939 para ver el primer ejemplo de automóvil con faros retráctiles operativos de manera eléctrica. Curiosamente, fue General Motors, quienes años antes rechazaron el diseño de Buehrig, presentaron el que es considerado el primer concept car de la historia, el Buick Y-Job, obra del legendario diseñador Harley Earl.
Con el inicio de la II Guerra Mundial solo hubo un fabricante que se atrevió a llevar los faros escamoteables a un automóvil producido en serie, los De Soto de 1942, pero a principios de ese año cesa la producción de coches de uso civil hasta el final de la guerra, por lo que estos vehículos son realmente escasos a día de hoy.
Chrysler presentó los Newport y Thunderbolt, coches de exhibición que compartían ópticas con los De Soto de 1942.
AÑOS 50: EL OLVIDO
En la posguerra parecía que el mundo había olvidado los modernos y vanguardistas faros escamoteables que los Cord habían presentado en los años 30, con ningún ejemplo de coche con esta tecnología a finales de los años cuarenta.
Sería en 1951 cuando General Motors vuelve a poner en boca de todos las ópticas frontales que se escondían con el concept car Buick LeSabre, un coche considerado el sucesor del Y-Job e inspirado claramente en los aviones más modernos del momento, obra de Harley Earl. El LeSabre fue el primer ejemplo de un sistema más complejo y espectacular para esconder los faros.
Los ejemplos de coches con faros escamoteables en esta década se limitaron a prototipos y a automóviles de pequeña tirada, como el Chrysler Norseman de 1956 diseñado por Virgil Exner y Ghia y que se hundió en el Atlántico, o el Cadillac Cyclone de 1959.
AÑOS 60: RENACIMIENTO
El primer coche producido en serie en implementar estos faros desde 1942 llegaría justo veinte años después con el Lotus Elan británico, un icono que sentó las bases para futuros deportivos descapotables ligeros, y cuya fórmula y estética serviría de inspiración para coches como el Mazda MX5 años después.
Durante la primera mitad de esta década General Motors volverían implementar este elemento en sus coches más especiales como un toque de distinción en modelos como los Corvette de segunda generación o los Buick Riviera de 1965.
Una mención especial para el Oldsmobile Toronado de 1966, primer coche americano de tracción delantera desde 1937, y cuyos faros escamoteables parecen un guiño a los ya mencionados Cord de mediados de los años 30.
Para mediados y finales de la década estos faros se habían convertido en una auténtica moda en América, con coches de todo tipo implementando ópticas que se escondían con diseños de lo más ingeniosos y sorprendentes. Algunos de los muchos ejemplos son el Dodge Charger, Chevrolet Camaro, Lincoln Continental de 1969 o los Ford Thunderbird de quinta generación.
Mientras en Estados Unidos casi todos los fabricantes tenían coches con ópticas que se ocultaban el resto del mundo también se hizo eco de las posibilidades de diseño que aportaba este elemento. Lamborghini optó por unos faros que se movían sin ocultarse para el Miura.
Italia se convirtió en uno de los países en los que más se extendió el uso de los faros retráctiles, pero también se extendió por el resto del planeta. Japón presentó un precioso deportivo en 1967, el Toyota 2000 GT, que sería el primero de muchos modelos nipones con esta tecnología.
Alemania también se sumó a la corriente estética a finales de los sesenta, con el Opel GT cuyos faros giraban de manera lateral, y que curiosamente fue el único coche de la marca en emplear ópticas retráctiles. No fue el caso de Porsche, que desde el 914 presentado en 1969, los empleó en muchos modelos hasta los años 90. Los prototipos más modernos del momento también hicieron uso de estos faros como fue el caso de los Mercedes C111.
AÑOS 70: SINÓNIMO DE DEPORTIVIDAD Y LUJO
En la década de los setenta los coches con forma de cuña eran lo más vanguardista en cuanto a diseño de coches deportivos se refiere. Innumerables son los ejemplos de coches deportivos, especialmente italianos, que tenían faros retráctiles en esta década, pero algunos de los vehículos más icónicos son los Lamborghini Countach, De Tomaso Pantera, Lancia Stratos o los Ferrari Berlinneta Boxer y Daytona.
Otras marcas que hasta ahora no se habían sumado a la lista de coches con forma de cuña con luces retráctiles, como Fiat con los X1/9, BMW con los M1, Triumph con los TR7 o Alpine con los A310.
Mientras tanto en Estados Unidos, se empleaban principalmente como un símbolo de lujo, en una época coincidiendo con la crisis del petróleo en la que se sacrificó la deportividad a cambio de opulencia y confort. Algunos ejemplos son los Lincoln Continental, Chrysler New Yorker y Ford LTD.
AÑOS 80 Y 90: LA EDAD DE ORO
Durante la década de los ochenta y primera parte de los noventa las cosas siguieron igual. Algunos de los deportivos más icónicos y deseados de la época como los Ferrari Testarossa, Lamborghini Countach, Honda NSX y Jaguar XJ220, siguieron empleando faros escamoteables.
Los años ochenta también darían un auge de coches con estas ópticas procedentes de Japón, y este elemento estético ya no se reservaba a coches deportivos, con vehículos asequibles como los Honda Accord o Toyota Tercel acercando esta simpática característica a todos los presupuestos.
Pero los japoneses hicieron también en estos años deportivos muy populares con faros retráctiles, como los Toyota Supra y Celica, Nisssan 3000 GT, Mazda RX7, y una mención especial al Mazda MX5, presentado en 1989 y que se convirtió en el descapotable biplaza más vendido de la historia.
Pero llegaron los años noventa y cada vez eran menos los coches con estas luces a medida que avanzaba la década. El motivo principal fue la legislación europea y estadounidense en relación a la seguridad de los peatones, y que estos faros protuberantes infringían por lo que terminaron prohibiéndose.
SIGLO XXI: DESAPARICIÓN
Con la ley en contra de las luces retráctiles estas estaban destinadas a desaparecer. Ferrari siguió empleándolas en sus modelos durante los años noventa con el 456 continuando con este elemento ya casi tradicional hasta 2003.
Pero los dos coches que pusieron punto y final a estos faros cesaron su producción en 2004, con el Lotus Esprit, y el Chevrolet Corvette de quinta generación, un vehículo que, recordemos, los llevaba usando desde 1963.
Pero muy recientemente, en 2021, Ferrari introdujo el Daytona SP3, un automóvil que si bien no presenta unas ópticas que se levantan, consiguen ocultarse parcialmente cumpliendo la normativa de seguridad actual, con un guiño al pasado que quizá nos devuelva esta característica en el futuro.
Fotos de las marcas y RM Sotheby’s.