Honda Accord Type R
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Honda Accord Type R, no había nada igual a comienzos del Siglo XXI

¿Qué debe tener un coche para ser considerado un deportivo? ¿Un motor potente? ¿Un chasis eficaz? ¿Un conducción emocionante? El Accord Type R lo tenía todo, incluido un motor capaz de girar a más de 7.000 revoluciones

Cuatro cilindros con 2.157 centímetros cúbicos, culata con dos árboles de levas y 16 válvulas, 215 CV a 7.200 revoluciones y 212 Nm de par a 6.700 revoluciones. Reconozcámoslo, son datos más que interesantes y propios de un deportivo con motor atmosférico; son ligeramente superiores a los datos que rodean al Civic Type R EP3, un coche que fue muy respetado por los amantes de los compactos deportivos. Pues bien, lo que acabas de ver son los datos del motor que da vida al Honda Accord Type R que se lanzó a comienzos del Siglo XXI.

Seguro que no recordabas la existencia de dicha versión, un sedán con alma de coche deportivo y motor atmosférico capaz de girar por encima de las 7.000 revoluciones. ¿Cuántos modelos conoces así y firmado por una firma generalista? Claro, Honda es algo especial, siempre ha recorrido un camino un tanto diferente al resto en algunas ocasiones y la puesta en escena del Accord Type R es un claro ejemplo.

Pero es un coche especial por algo más que su motor, ya de por sí poco común, también lo es porque no era el típico sedán deportivo como estamos acostumbrados, un coche con mucho equipamiento y lujo, qué va. El Honda Accord Type R es un coche que se podría considerar radical, ya que apuesta por las sensaciones y no solo por las prestaciones, para lo que recurrieron a una solución poco habitual en un sedán de su tipo: eliminar muchas cosas superfluas.

Honda Accord Type R visto desde el lateral

 

¿Qué son esas cosas superfluas? Pues material aislante, tanto sonoro como térmico; se redujo el equipamiento a lo imprescindible y se eliminaron opciones prescindibles que solo añaden peso. Por supuesto, a todo eso hay que añadir suspensiones específicas, una dirección con nueva calibración, frenos más potentes y hasta un kit de carrocería. El Honda Accord Type R no era el típico sedán deportivo, aunque según parece, no era tan rápido como aparentaba en un primer momento…

TALANTE MUY RACING PARA UN SEDÁN “FAMILIAR”

A comienzos del Siglo XXI, Honda se ganó la atención de todo el mundo con su propulsor de dos litros montado en el ya mencionado Civic Type R. Era un motor capaz de girar por encima de las 7.000 revoluciones y luego lo remató con el Honda S2000 y sus 240 CV a 8.300 revoluciones. Propulsores fascinantes que demostraban la capacidad de la firma nipona en el desarrollo técnico.

Por aquellos años, los sedanes de talante deportivo había ganado peso en el mercado, eran versiones muy deseadas que, según el fabricante, podían ser realmente deportivos. Estaba, por ejemplo, el Volvo S40 T4, que con un motor turbo presumía de 200 CV y de 300 Nm de par, aunque por puesta a punto y planteamiento, no era verdaderamente un sedán deportivo. También podíamos mencionar al Alfa Romeo 156 V6, que montaba un equilibrado propulsor de seis cilindros de 2,5 litros que generaba 190 CV y 222 Nm par, un modelo con un talante más dinámico que el Volvo, sin lugar a dudas.

Honda Accord Type R en carretera

Obviamente, también estaba BMW y su 328i e46, cuyo seis cilindros en línea rendía 193 CV y 280 Nm de par, con todo lo que conlleva el logotipo de la firma de Bayern. Mercedes tenía algo similar, pero sin el talante del Alfa Romeo o el BMW. Y entre ellos, el Honda Accord Type R, cuyo talante era bastante más radical que todos los aquí mencionados.

El Accord Type R era casi una “réplica para calle” del coche que corría en el Campeonato de Turismos Británico. El chasis se sometió a un profundo trabajo para aumentar la rigidez, con especial atención a la zona de los asientos traseros, que perdieron la posibilidad de abatirse –el mamparo era fijo, lo que aumentaba la rigidez de la estructura–. Las suspensiones era muy duras, pero al mismo tiempo conservaban cierta flexibilidad para un mínimo de confort en carretera abierta –un mínimo, realmente mínimo–, la dirección se modificó para hacerla más rápida y eficaz, los frenos se volvieron más grandes y potentes…

Una serie de cosas que se acompañaron de la desaparición de parte del aislante sonoro y térmico, así como de los airbags laterales y los faros antiniebla, los elevalunas eléctricos traseros y hasta el ordenador de viaje.

Motor del Honda Accord Type R

MÁXIMAS SENSACIONES AL VOLANTE DEL ACCORD TYPE R

Uno de los argumentos más interesantes del Honda Accord Type R era, como cabe esperar, su motor. Ya lo hemos mencionado antes, ya conocemos sus datos, pero no hemos mencionado nada sobre sus capacidades, para las cuales, nos vamos a guiar por diferentes pruebas publicadas en su momento. Por un lado, Coche actual realizó una prueba individual y Moto 16 una comparativa con otros dos coches también mencionados anteriormente –el Volvo S40 T4 y el Alfa Romeo 156 V6–.

Según la revista Coche actual, el Accord Type R debería ser más rápido para su peso –1.349 kilos– y para su potencia. Pudieron registrar un 0 a 100 km/h en 7,9 segundos y un 0 a 1.000 metros en 28,6 segundos. Las recuperaciones desde 80 a 120 km/h en quinta se hacían en 12,1 segundos y su velocidad máxima era de 228 km/h. Motor 16, por su parte, calca los datos obtenidos por Coche actual salvo en el 0 a 100 km/h, que lo cifra en 7,5 segundos, y en las recuperaciones en quinta, que lo realizaron en 11,8 segundos.

En ambas publicaciones mencionan que el Honda Accord Type R era un coche enfocado a los amantes de la conducción “más pura”. Exigía exprimir el motor hasta casi las últimas consecuencias para tener potencia, a lo que ayudaba su caja de cambios de “magnífico tacto y recorridos”. También es el coche que más sensaciones otorgaba al conducirlo, además, sensaciones muy deportivas que, en conducción diaria, afectaban negativamente a los viajes por carretera, sobre todo por la alta rumorosidad del motor.

Escrito por Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo.

Me gusta mucho la historia del automóvil y actualmente estoy creando una biblioteca personal dedicada, en exclusiva, a la historia del motor en España. También cuento con una enorme colección de material escaneado y he escrito el libro "El 600, un sueño sobre ruedas" (editorial Larousse).

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