Organizada por la empresa Eventos del Motor, la feria de Valencia sigue teniendo destellos de calidad y mucho potencial, pero no llega a “rematar” en el tema de la compra venta.
Celebrado entre el 14 y el 16 de octubre, Retro Auto&Moto Valencia ya parece un certamen consolidado, al menos a tenor del número de visitantes, que sigue creciendo año tras año. Sin embargo, la feria se mantiene prácticamente inalterada con respecto a otras ediciones en cuanto a lo expositivo. El protagonismo lo tienen los numerosos clubes levantinos, que se encargan de llenar el pabellón con sus coches.
Aniversario Seat 850 y otros apetitosos dulces
El Club Seat 850 de Valencia conmemoraba el 50º aniversario del modelo con una quincena de unidades de todas las versiones, Porsche Valencia exponía un 356 de primeras series con matrícula original barcelonesa –entre otros- y el Club Citroën 2CV una unidad de los años 50 recién sacado de su escondite y en estado original, al lado de varios Mehari en diferentes estados de «montaje».
El Club de Vehículos Antiguos de Valencia celebraba sus 50 años en otro gran stand con modelos de todas las épocas, entre los que destacaban un Alfa Romeo Giulietta con matrícula nacional y un impresionante y raro Willys Knight de 1927 perfectamente restaurado, en contraste de tamaño con el diminuto Morris 8 que tenía a su lado.
Pero como es costumbre en Valencia, la palma se la llevaba el Club Horta Classics. Además de un enorme stand central dedicado a coches americanos, había montado exposiciones como la del aniversario del Volkswagen Golf GTI, Porsche Transaxle, BMW M3 o la de Opel de los años 30 a los 90, que ocupaban grandes espacios en los laterales.
También hubo espacio para exposición y homenaje al magnífico maquetista valenciano Alejandro Marín y para el piloto local de motos Cesar Gracia, con la presencia de varias de sus monturas de los años 60.
Más clásicos en venta para 2017
En el plano comercial, todo el centro del pabellón estaba repleto de recambistas (algunos llegados de Francia) y compra-venta de motos, pero en cuanto a los coches, sólo había dos profesionales (Autosalón Valencia y la casa de subastas Catawiki) y el espacio “Car Corral” reservado a particulares, con un número más elevado que en anteriores ediciones, pero aún con algún espacio vacío.
Luego había algún coche a la venta aquí y allá, como un interesante Simca 1000 Proto con palmarés en competiciones locales o un Chevrolet de 1929 escondido en una esquina. Sin embargo, muchos coches de los que llegaban al siempre repleto parking para clásicos estaban en venta… pero los dueños desconocían que habrían tenido la oportunidad de exponerlos en el salón. Y este es el punto que debería mejorarse en próximas ediciones, pues podría suponer el empujón definitivo que merece esta feria.
En definitiva, la de Valencia es una feria que no defrauda, en la que siempre hay buenas piezas que ver a tono con el nivel de la buena afición levantina. Sólo falta que el interés comercial con que acude el público se vea reflejado en el interior del pabellón con más automóviles en venta.
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