Los ’50 fueron años intensos en las 24 Horas de Le Mans: El terrible accidente de Pierre Levegh en el que murieron más de 80 espectadores en el ’55; la victoria de Carroll Shelby en el ’59, epítome de la lucha entre Aston Martin y Ferrari en los últimos años de la década; el éxito de Mercedes con su 300SL “Gullwing” en el ’52…. Sin embargo, hay un nombre que dominó durante estos años sobre los demás: Se trata de Jaguar, y es que la marca inglesa se alzó con la victoria en la carrera de resistencia más famosa del mundo nada más y nada menos que 5 veces.
Con su espectacular remate aerodinámico, el Jaguar D-Type alcanzó el primer puesto tres años consecutivos. Pero fue antes, en 1951 y 1953, cuando las livianas formas del C-Type abrieron paso al felino. Era ligero, potente y diseñado para cortar el viento con facilidad; además de ser el primer monocasco de la marca y el primer coche de carreras en montar frenos de disco con éxito de la historia.
EL SINUOSO CUERPO DEL JAGUAR
El C-Type tan sólo estuvo en producción desde 1951 hasta el 1953, precisamente los años de sus victorias en Le Mans. Era un coche de carreras. Dotado de una espectacular aerodinámica -alentada por la rivalidad con el Mercedes 300SL- este ligerísimo coche fabricado en aluminio aprovechó al máximo su motor twin cam de 6 cilindros en línea, una mecánica que ha pasado a formar parte de la historia del automovilismo por derecho propio.
Doble vencedor en Le Mans, luchador en la Mille Miglia -ésta sí dominada por las marcas italianas-, conocido en diversas carreras de resistencia… el poco tiempo que estuvo en producción fue suficiente para hacer del C-Type toda una leyenda de la marca de Coventry. Malcom Sayer -responsable de la aerodinámica- y William Heynes -diseñador del chasis triangular extremadamente ligero- podían estar tranquilos con su trabajo: este Jaguar sabía rugir, y lo hizo de lo lindo.
007, LICENCIA PARA GANAR
Como hemos dicho, se fabricaron 53 unidades. 53 unidades que, curiosamente, acabaron en su mayoría en los EE.UU. Acostumbrados a esos enormes coches, cómodos y bien equipados, los norteamericanos valoraban con fascinación los compactos y radicales deportivos europeos. Justo el perfil que da el C-Type. Pero de todos, fue el ejemplar que saldrá a subasta en Shoteby’s este próximo 6 de diciembre el primero en llegar: el chasis 007.
Sirvió en competiciones desde el ’52 hasta el ’57, todas en los EE.UU. Y siempre pilotado por Carlyle Blackwell -fotógrafo e hijo de un famoso actor de películas mudas– o por Phil Moss, el piloto que llegaría a ser el primer norteamericano en ganar un campeonato de Fórmula 1. Santa Bárbara, Elkhart Lake… esta unidad tiene pedigrí.
El coche se encuentra en un estado envidiable, aunque al lector le sorprenderá saber que su color original era ¡rojo! Aunque altera una de las características originales, este verde reafirma aún más el carácter del coche. El carácter de todo un gentleman racer británico enviado a USA con ‘licencia para ganar’ y que se estima alcanzará los 5’5 – 7 millones de dólares cuando baje el mazo.