FOTOS JEEP WILLYS CJ-2A: MUDDOXRACING
Resulta difícil imaginar la impresión que debieron de causar los primeros Jeep militares. Su carrocería, su sistema de tracción 4×4, su facilidad de montaje y reparación, sus increíbles habilidades en terrenos accidentados, la velocidad de desplazamiento. Todo ello era completamente novedoso a finales de los años 30 del siglo pasado.
Tanto es así que los primeros Jeep se convirtieron en una de las herramientas más útiles con las que contó el ejército norteamericano para derrotar a los nazis junto con sus aliados. Además, durante la guerra, y al término de la misma, la marca ya se había dado cuenta de que su concepto crearía un nuevo tipo de vehículos en el ámbito civil.
Es por ello que empezó a trabajar en las versiones CJ, o Civilian Jeep, destinadas a ser tan útiles en los campos estadounidenses como lo habían sido sus variantes militares en la batalla. A partir de ahí los ingleses copiarían el concepto para alumbrar el Land-Rover, versión europea del polivalente y nuevo vehículo de tracción total.
JEEP WILLYS CJ-2A: EL PRIMERO PARA LAS MASAS
Os presentamos a uno de los primeros CJ de serie, un 2A, que podéis distinguir rapidamente de sus versiones militares por la parrilla más estrecha. Se hicieron alrededor de 215.000 unidades entre 1945 y 1949. Equipado con el celebre motor Go Devil de gasolina de 4 cilindros en línea y 2.2 litros, y con una caja Borg-Warner de 3 velocidades, se convirtió en un fiel compañero de los agricultores norteamericanos. No en vano se le podía enganchar cualquier clase de apero y labrar el campo como si fuese un pequeño tractor.
Lejos de estar ante una exhibición de óxido impostado, lo de este Jeep Willys CJ-2A es totalmente real. Un proyecto de restauración dificultoso donde, por lo que parece, se va a respetar la pátina en la medida de lo posible. De momento, su dueño ha grabado los deliciosos trabajos para poner el motor y la caja de cambios en orden después de 15 años parado.
Al parecer lo montó rodando en el remolque cuando lo compró, suponemos que a cortísima distancia. Aunque como veréis el motor estaba en mal estado, el 4×4 aguantó carros y carretas. Estas máquinas no se paran casi nunca, os lo podemos decir por experiencia. Por ello resulta gratificante gastar en ellos, porque devuelven cada euro invertido con una cariñosa lealtad.
En fin, aunque ciertamente queda mucho por hacer, os dejamos con este primer repaso a nuestro oxidado amigo. Bien lo merece, ¿no creeis? 🙂