FOTOS JEEP WAGONEER: ICON CALIFORNIA
Es un hecho que, de unos años a esta parte, los llamados SUV están invadiendo el panorama automovilístico. Antes más grandes, ahora disponibles en formato algo más compacto… Sea como fuese esta idea de automóvil irrumpió con fuerza cuando los Porsche Cayenne empezaron a ser la montura favorita de sobrevenidos promotores inmobiliarios. Desde ahí el concepto fue creciendo, y ahora han presentado modelos de este estilo marcas tan emblemáticas como Rolls-Royce o Alfa Romeo.
Para bien o para mal esta corriente parece aguantar en el alambre; alejándose de ser una moda, los entusiastas afirman que es una tendencia que ha venido para quedarse. En fin, estas no son líneas para valorar a los SUV -eso nos llevaría a hablar de las lógicas representativas de poderes emergentes y aquí estamos para leer sobre hierros viejos- pero sí para entender de dónde viene todo este fenómeno.
Y como para ilustrar lo mejor es ejemplificar… Vamos a hacerlo con el que que muchos consideran el primer SUV de la historia: el Jeep Wagoneer de 1963. Eso sí, ampliamente alterado respecto a su disposición original para dar lugar a otro de los vibrantes restomod (restaurado-modificado) que últimamente aparecen con mayor frecuencia.
1963: EL AÑO EN QUE EMPEZÓ ALGO MUY ACTUAL
Asentado en los 90 por las companías de publicidad automovilística, el término SUV -Sport Utility Vehicle- define a un tipo de coche donde lo todoterreno, lo urbano y lo Gran Turismo se dan la mano en una suerte de vehículos pesados, potentes, amplios, con el punto de gravedad altito… Una mixtura a partir de conceptos diferentes. Y la verdad, aunque el concepto nos parezca muy actual todo esto viene desde los mismísimos años 60.
Fue en aquel momento cuando el diseñador norteamericano Brooks Stevens ideó el Jeep Wagoneer; un vehículo todoterreno pero con un interior confortable y amable pensado para el ocio y el día a día. Como buena montura americana el tamaño era generoso, pero también lo era su habitabilidad y acabados. En suma: una berlina puesta sobre el chasis y los neumáticos de un todoterreno que también valía para el asfalto.
La invención de un modelo tan revolucionario llevó más de tres años de desarrollo y 20 millones de dólares de la época en inversión; en verdad -y más allá de los gustos- una proeza técnica en la que no fue fácil conjugar un motor “Tornado” de 3’8 litros, seis cilindros y 140CV con un chasis de camioneta sobre el que se montaban equipamientos tan innovadores en un 4×4 como la dirección asistida, la suspensión delantera independiente o el cambio automático de tres velocidades.
Con todo esto, el Wagoneer conquistó rápidamente a miles de conductores americanos que se lanzaron a comprarlo durante los 29 años que, a través de varias evoluciones, el modelo fue comercializado. Un hito del motor que marcó un paso de gigante respecto a su antecesor: el espartano Willys Jeep Station Wagon derivado directamente del mítico Jeep militar de la Segunda Guerra Mundial.
JEEP WAGONEER: REFORMULANDO AL CLÁSICO
Como hemos visto, el Wagoneer es un modelo bastante icónico en la historia del motor americano. Pero… A cierta empresa de preparación de 4×4 le pareció mejorable. Estamos hablando de la californiana ICON, la cual se lanzó a restaurar y modificar un Wagoneer de primerísima generación -pues el modelo dotado de esta calandra en concreto sólo estuvo un año en producción.
El resultado es realmente espectacular en todos los sentidos. Visualmente porque las enormes ruedas le dan un fiero aspecto a lo “monster truck”, mientras que el suave azul “Land Rover Tamar Blue” – es uno de los modelos en los que se inspiraría años más tarde el Range Rover- da una cierta armonía a un conjunto que se remata con la sustitución de los plásticos del interior por unos vistosos cromados con un inigualable toque “retro”.
Mecánicamente… El trabajo es digno de admiración: más allá de cambiar algunos componentes la transformación ha partido de cambiar el chasis. Así, radicalmente, se ha creado un nueva base preparada para el montaje de un ingenio V8 procedente de la General Motors capaz de rendir 420 CV. Algo que, obviamente, ha condicionado el refuerzo del bastidor y el cambio de elementos como los frenos.
En suma, la creación de un coche completamente nuevo y original al que se le viste con la carrocería de uno de los clásicos 4×4 más afamados de Jeep. Un restomod que puede mirarse de tú a tú con otros ejemplares como el Land Rover Chieftain de 564CV del cual os hablamos hace unos meses. Todo un alarde.
Eso sí, éste además tiene el valor de ser el “abuelo” de los actuales SUV. Y vaya, aunque no entraremos a opinar sobre este segmento… No podemos dejar de pensar que su diseñador, el ya mencionado Brooks Stevens, fue durante los 60 uno de los primeros abanderados públicos de la obsolescencia programada.
Ese planteamiento comercial que promociona el fabricar adrede productos preparados para fallar en un determinado tiempo… Mientras se machaca al consumidor con un marketing agresivo, creador de necesidades artificiales a fin de generar nuevos mercados. Modas basadas en productos estrafalarios y de dudosa calidad. A buen entendedor…