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La historia del Lincoln de John F. Kennedy 60 años después de su magnicidio

Cuando se cumplen seis décadas de uno de los magnicidios que marcaron un antes y un después en el siglo XX, recordamos el Lincoln en el que se paseó el presidente Kennedy por Dallas en lo que iba a ser un día tranquilo que pasó a la historia.

Aquella mañana de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, ocurría lugar uno de los eventos más importantes del siglo pasado, y sin dudas, uno de los asesinatos más tristes, por ser el del presidente más joven que ha tenido Estados Unidos, pero también uno de los más rodeados de conspiraciones.

De aquel fatídico día que terminó con la inocencia que imperaba en el país sólo hubo un detenido, Lee Harvey Oswald, que fue tiroteado antes de que declarase ante un tribunal. El famoso vídeo grabado por Abraham Zapruder de los últimos instantes de la vida de Kennedy a bordo del Lincoln azul se ha visto millones de veces. Incluso se han analizado todos los fotogramas de aquellos cuatro disparos que cambiaron el rumbo de los años 60.

¿POR QUÉ UN LINCOLN?

Resulta curioso, pero John Fitzgerald Kennedy tenía una estrecha relación con la Ford Motor Company. Convirtió en secretario de defensa a Robert McNamara, que fue el primer presidente de la compañía ajeno a la familia Ford, y que destacó por lanzar al mercado el Falcon, un modelo que gozó con enorme popularidad, y que sería también uno de los máximos responsables de la involucración de Estados Unidos en la guerra del Vietnam.

Lincoln Continental de 1961.

En su desfile inaugural se emplearon cincuenta Ford Thunderbird descapotables, pese a que este evento tuvo lugar el veinte de enero de 1961, además de otros coches de Ford, pero el nuevo presidente llegaría a la Casa Blanca en un Lincoln de finales de los años cuarenta, pese a que ya había coches más modernos disponibles para esta comitiva.

Para ese mismo año Lincoln presentó una nueva generación de su buque insignia, el Continental, que abandonaba el diseño casi barroco de finales de los cincuenta, sustituyéndolas por unas sobrias y elegantes líneas cuadradas que marcarían el canon estilístico del sector durante décadas.

También en enero de 1961 se inicia la construcción de una nueva limusina presidencial, un coche equipado con la tecnología más puntera y las más avanzadas medidas de seguridad. El Lincoln X-100, nombre que el servicio secreto le asignó al coche, estaba listo en junio de ese año, y el coste de construcción se elevó a los 200.000 dólares de la época, cuando un Continental costaba 7.347 dólares.

El Lincoln X-100 en 1961.

El coche inicialmente estaba basado en los Continental de 1961, pero en los años 62 y 63 se le añadieron las correspondientes calandras del modelo de esa temporada para tratar de modernizarlo. Durante este tiempo el coche siguió siendo propiedad de Ford Motor Company y lo alquilaban al servicio secreto por 500 dólares al año.

EL COCHE TRAS EL ASESINATO

Inmediatamente después del trágico magnicidio el coche fue incautado por el FBI para ser examinado mientras se desarrollaba una investigación sobre el asesinato. Al poco tiempo se decidió que el coche volviese a prestar servicio con sin los restos y pruebas del evento.

A día de hoy puede sorprender que un coche un legado tan sombrío como el del X-100 volviese a dar servicio a un presidente, pero en aquel momento era una medida práctica y resultaba más lógico que poner fuera de circulación un moderno coche que había costado cerca de 200.000 dólares.

Al ya de por sí caro Lincoln se le añadieron modificaciones con tal de incrementar la seguridad de sus ocupantes con un valor de medio millón de dólares de la época, después de que la Casa Blanca decidiese actualizar el vehículo el 12 de diciembre de 1963.

Algunas de las mejoras realizadas fueron un techo fijo y transparente antibalas y blindar la carrocería. El X-100 estaba listo en mayo de 1964, y se le fueron añadiendo nuevos elementos en los años siguientes, y aunque nuevas limusinas presidenciales llegaron en 1968 y 1972, el Lincoln siguió al servicio de la Casa Blanca hasta 1977, sirviendo a los presidentes Johnson, Nixon, Ford y Carter. En 1978 pasó a ser propiedad del museo “The Henry Ford”, quienes lo conservan a día de hoy.

EL COCHE EN EL CENTRO DE UNA LEYENDA URBANA

Hay una leyenda urbana popular en Estados Unidos que enumera una serie de paralelismos entre la vida de JFK y la de Abraham Lincoln, como los cien años de diferencia con el inicio de sus mandatos entre otras muchas coincidencias de las cuales algunas son verdad y otras tantas no.

En relación al X-100 hay quienes lo tienen en cuenta al hablar de casualidades. El presidente Lincoln fue asesinado en el teatro Ford, y Kennedy fue asesinado en un coche de la marca Lincoln que era fabricado por Ford, aunque para hablar de esto hay listas dedicadas al fenómeno que busca similitudes entre ambos presidentes.

Fotografías de The Henry Ford.

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Escrito por Javillac

Esto de los coches le viene a uno desde niño. Cuando otros críos preferían la bicicleta o el balón yo me quedaba con los cochecitos de juguete.
Recuerdo aún como si fuese ayer un día en el que nos adelantó un 1500 negro por la A2, o la primera vez que vi un Citroën DS aparcado en la calle, los paragolpes cromados siempre me han gustado.

En general me gustan las cosas anteriores a la época en la que yo nací (hay quien dice que estoy reencarnado), y en el top de esa lista están los coches, que junto a la música, hacen la combinación ideal para un rato perfecto: conducción y una banda sonora acorde al coche correspondiente.

En cuanto automóviles me gustan los clásicos de cualquier nacionalidad y época, pero como mi debilidad están los coches americanos de los 50, con sus exageradas formas y dimensiones, razón por la que mucha gente me conoce como "Javillac".

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