En los albores de las competiciones de automóviles la práctica más habitual era conducir el coche de carreras hasta el lugar en el que se celebrase la prueba, algo que terminaba perjudicando al vehículo y a su conductor, sumando horas de trabajo a ambos, haciendo que en algunos casos tuvieran que abandonar antes de la carrera.
Mercedes-Benz, marca revolucionaria en muchos aspectos, fue una de las pioneras en romper con esta absurda costumbre, pues en 1924 llegaron a la conclusión de que sería una buena idea crear un vehículo para transportar sus coches de carreras a los circuitos.
De esta manera en el otoño de ese mismo año crearon una versión modificada del Mercedes 24/100/140HP que montaba un motor de seis cilindros en línea de 6,3 litros con compresor y era capaz de llevar en su parte trasera el nuevo bólido de competición de la marca lo más rápido posible.
1954: UN CAMIÓN ICÓNICO PARA LAS CARRERAS
Siguiendo con esta tradición iniciada en 1924, treinta años después la marca alemana creó un nuevo medio de transporte veloz para asistir a las competiciones. A partir de la década de 1930 los coches de carreras de Mercedes-Benz eran transportados en camiones, pero se echaba en falta la capacidad de hacerlo en tiempos récord.
El camión, que se terminó conociendo como la “maravilla azul” debido a su llamativa pintura, se construyó en uno de los talleres de Mercedes-Benz en 1954 de cara a la temporada de carreras del año siguiente con el fin de transportar el Mercedes-Benz 300 SLR y los Fórmula Uno W196.
Este vehículo se creó utilizando piezas de diversos modelos existentes, con el chasis proveniente de un Mercedes 300 o 300 S, y la mecánica de un 300 SL «alas de gaviota» que permitía una velocidad máxima de 170 kilómetros por hora, y con las puertas y parabrisas heredados de un Mercedes 180.
El diseño del camión terminó siendo espectacular, ya que la carrocería estaba claramente influenciada por otros modelos deportivos de la marca y parecía estar realizada en una sola pieza, además de contar con la peculiaridad de tener la cabina por delante del eje.
EL CAMIÓN QUE DESAPARECIÓ Y FUE RECREADO
Aunque el camión se convirtió en toda una estrella en los circuitos que lograba maravillar al público casi tanto como los coches que transportaba, su fama fue demasiado efímera, pues su debut se produjo en mayo de 1955, y apenas un mes después ocurriría el histórico accidente de Le Mans, un acontecimiento que hizo que Mercedes-Benz abandonase el mundo de la competición después de la Targa Florio de 1955 celebrada en octubre.
Después de la carrera que tuvo lugar en Italia se le perdió la pista al camión, con apariciones esporádicas en eventos automovilísticos, principalmente en Estados Unidos, y se tiene constancia de que fue desguazado en 1967. Treinta años después la marca se propuso recrear uno de los camiones más icónicos de la historia, que tiene su propio lugar en el museo de la marca, mientras que el coleccionista americano Jay Leno también creó su propia réplica de la “maravilla azul”.
Imágenes: Mercedes-Benz