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Cuando Bertone acudió al rescate con el Lamborghini Athon de 1980

En 1980 Lamborghini se encontraba pasando horas bajas, sólo habiendo salido de una drástica suspensión de pagos gracias al encargo de FIAT respecto a ensamblar el 127 Rustica. En este duro contexto, Bertone ideó el Athon como un prototipo futurista que diera la imagen de que en Lamborghini había miradas puestas en el futuro. Una ayuda sincera del carrocero que además fue una de las primeras creaciones para Bertone del sucesor de Marcello Gandini.

Ahora que está bajo el amparo del Grupo Volkswagen, Lamborghini puede presumir de unas cuentas saneadas y un buen soporte financiero. Sin embargo, durante décadas su historia ha estado marcada por el equilibrismo contable. De esta forma, ya desde la época del Miura los números no terminaban de cuadrar en la factoría de Sant’Agata Bolognese. Algo que suele ser común en toda empresa dedicada a la producción de muy pocas unidades al más alto nivel. Siendo realmente complejo equilibrar inversión con ganancia. Por eso mismo, para 1972 Lamborghini presentó al Urraco como un práctico 2+2 con vocación de modelo de acceso.

Así las cosas, sobre este modelo recaían altas expectativas de venta con el fin de desahogar las finanzas de la empresa. Meta a la que nunca llegó. Arrojando unos bajos índices de venta que tan sólo sirvieron para no generar pérdidas respecto a la inversión realizada en el mismo. A partir de aquí, incluso el propio fundador de la marca abandonó el barco vendiendo sus acciones a un consorcio formado por dos inversores franceses. Esperando que el Countach consiguiera despegar a pesar del impacto de la Crisis del Petróleo, la nueva dirección perseveró durante los setenta.

Una larga travesía de resistencia en la que buscó liquidez a través de proyectos militares y labores de consultoría tecnológica a BMW para el diseño del M1. De hecho, al final de la década la situación era tan desesperada que Lamborghini sólo pudo salvarse gracias al modesto FIAT 127 Rustica. Una de las variantes más curiosas y versátiles del popular utilitario. La cual se ensambló en la factoría de Sant’Agata tras un acuerdo con FIAT. Inyectando en 1979 el dinero necesario para salir de la suspensión de pagos en la que se encontraban sus 220 trabajadores. Una situación desesperada en la que, de repente, Bertone apareció en el Salón de Turín de 1980 con el Lamborghini Athon.

LAMBORGHINI ATHON, BERTONE ACUDIENDO AL RESCATE

Lo que Bertone hizo con el Lamborghini Athon es una de esas acciones tan solidarias como poco calculadas. Una especie de arrebato emocional. De ayuda desesperada sin saber muy bien lo que se está haciendo, tan sólo movido por el puro impulso de echar una mano. En este sentido, también se debe indicar la profunda relación que unía a las dos marcas. Igual de estrecha que la mantenida por Ferrari y Pininfarina. Creando modelos como el Miura, el Countach o el Espada para asentar la imagen agresiva y enérgica de Lamborghini en la cumbre de los superdeportivos.

Lamborghini Bravo, Lamborghini Athon y Stratos Zero. El futurismo según Bertone

Hitos en la colaboración entre Sant’Agata y Marcello Gandini. Sin duda uno de los diseñadores automovilísticos más influyentes de la historia. El cual dejó Bertone en 1979 para ser sucedido por el francés Marc Deschamps. Continuando los volúmenes geométricos, bordes bien definidos y superficies tensas planteadas por Gandini durante la segunda mitad de la década. Una imagen reconocible desde la primera mirada y fácilmente exportable a diferentes modelos. De hecho, aunque el Volvo Tundra -posteriormente prototipo del Citroën BX- y el Lamborghini Athon son vehículos con fines totalmente diferentes, sus líneas resultan muy similares.

Un buen ejemplo de lo suave que fue la transición de un diseñador a otro. Siendo el Tundra una de las últimas creaciones de Gandini en Bertone mientras que el Athon fue la primera de Deschamps. Ahora, ¿por qué se hizo este prototipo aún estando Lamborghini en sus horas más bajas? Pues por eso mismo. Por dar publicidad y apariencia de futuro a una empresa en la que ya pocos contables creían. Situándola en la vanguardia del diseño con un modelo que Lamborghini no había pedido, sino que Bertone ofreció como una iniciativa para hacer lo posible a la hora de salvar la marca.

UN PROTOTIPO TOTALMENTE FUNCIONAL

Lejos de ser un simple ejercicio estético para generar ruido mediático, el Lamborghini Athon es un modelo completamente funcional. Eso sí, con pocas probabilidades de ser leído como un coche adecuado para la producción en gran serie debido a que se trata de un vehículo a cielo abierto sin posibilidad de encapotarse. Algo así como lo que están haciendo ahora Ferrari o Aston Martin con sus modelos tributo a las barchettas clásicas Monza y DBR1. Una apuesta radical por la conducción sin techado, la cual hace las líneas del Athon mucho más fluidas y rectilíneas. Totalmente tributarias a la revolución del diseño en cuña emprendida en Italia una docena de años antes.

Respecto a su base, el Lamborghini Athon usa el chasis y la mecánica del Silhouette. El modelo evolucionado a partir del Urraco. Aunque ya despojado de los dos asientos traseros al haber aprendido Lamborghini que su nicho de mercado se basaba más en mantener su identidad radical que en contentar a compradores que buscaban deportividad para el día a día. Una reflexión curiosa a día de hoy. Cuando, paradójicamente, la producción del Urus con su carrocería SUV copa más del 60% de la cadena de montaje en la factoría.

De aquellas las cosas eran distintas. Empezando por la rabia puramente mecánica de su motor. Un V8 a 90º con tres litros de cilindrada y cuatro carburadores colocado en forma central transversal para entregar 260CV puestos en el firme a través de una transmisión manual de cinco relaciones. Sin duda un ingenio de la vieja escuela, atmosférico. Un guiño a los tiempos clásicos que sin embargo contrastaba bastante con la carrocería futurista. Carácter aún más notorio en su interior, donde una amplia luneta curvada envolvía a los pasajeros gracias al empleo de las técnicas más avanzadas en el manejo de este material.

De todos modos, lo más importante en la historia del Lamborghini Athon no es su diseño o mecánica. Sino el gesto de compromiso de un carrocero que, aún no necesitando presentar este prototipo, lo hizo para ayudar en la medida de lo posible a la supervivencia de una empresa de superdeportivos que en aquel momento respiraba gracias a los sencillos FIAT 127.

Fotografías: RM Sotheby’s / Bertone

P.D. Para ilustrar este artículo hemos usado las fotografías correspondientes a la última vez que se subastó el Lamborghini Athon. Fue por RM Sotheby’s en 2011. Momento en el que abandonaba la colección de Bertone para pasar a manos particulares.

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Escrito por Miguel Sánchez

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