Diablo. Un nombre que evoca oscuridad, egoísmo, poder para hacer el mal y muchas cosas más relacionadas con el caos, el sufrimiento y la desolación. Sin embargo, en los inicios, el Diablo fue un ángel, el más perfecto, hermoso y poderoso de todos, que además contaba con la libertad del libre albedrío. Su nombre era Lucifer, el portador de luz y fue el primer ángel que, según la biblia, creó Dios.
La historia bíblica del Diablo bien podría servir para la que vamos a contar a continuación, pues hablamos igualmente de un Diablo que se podría considerar como el portador de luz. Sin embargo, aunque comparten la misma soberbia, nuestro Diablo no fue desterrado como Lucifer, sino que entró directamente en el olimpo de los coches más especiales y más deseados por los aficionados y además trajo la luz al final del túnel, una luz alemana, pero luz al fin y al cabo.
También es cierto que el nombre del Lamborghini Diablo poco tiene que ver con el ser bíblico. El origen del nombre que Lamborghini usó para este coche es la tauromaquia española, que tanto gustaba a Ferruccio Lamborghini y que ha dominado la denominación de los modelos de la firma de Sant’Agata a excepción de dos: el 350 GT y el Countach. En este caso concreto, Diablo fue un toro especialmente bravo criado por el Duque de Veragua, que el 11 de julio de 1869, en Madrid, toreó José de Lara y que sirvió para confirmar su alternativa, como se dice en el argot torero.
Nacido con Chrysler, fallecido con Audi
El Lamborghini Diablo fue presentado en el año 1990, cuando la firma del toro estaba bajo el control de los americanos Chrysler. Llegó como reemplazo al Countach, el cual fue uno de los coches más espectaculares de la década de los 70 y 80, marcando el devenir de Lamborghini hasta nuestros días. Fue con el Countach, diseñado por Marcello Gandini, cuando se estableció la marcada línea de cuña y el uso de puertas de “tipo tijera” que usan ahora los modelos más potentes de la firma.
Inspirándose en el Countach, el cual había tenido un éxito enorme, Gandini volvió a crear una silueta que partía de un frontal extremadamente corto y bajo, hasta una trasera muy elevada y muy marcada, con un solo trazo. Nadie se atrevería a llamar monovolumen a un Lamborghini Diablo, pero haciendo uso estricto del significado de esa palabra, el Diablo es un monovolumen. Espectacular, desde luego, pero su carrocería tiene un solo volumen que marca toda la personalidad del coche.
Comparado con la brutalidad del Countach, el Lamborghini Diablo parece incluso sencillo, con una carrocería sin aditamentos exagerados aunque sus formas denotan que no es un automóvil convencional. No obstante, contrasta bastante con los diseños actuales, que lucen formas rebuscadas y exageradas para resultar más brutales y sin embargo luce igual de salvaje que cualquier hermano de marca actual. Es uno de los mejores dibujos de Gandini junto al Lamborghini Countach P400 y al Lamborghini Miura.
El proyecto 132, nombre interno del desarrollo del Diablo, comenzó a dar los primeros pasos con la empresa todavía en manos de Ferruccio, pero el proyecto lo acabó Chrysler. En un principio, la marca siempre afirmó que fue un trabajo que partió de un folio en blanco, aunque en realidad se podría considerar una evolución del Countach al mantener el mismo perfil y la misma configuración de mecánica y de suspensiones. La apertura de las puertas, como todos sabemos, es la misma.
Un nombre que hizo honor a su temperamento
La gestación del Lamborghini Diablo esconde algunas anécdotas que hacen más especial su existencia. Por ejemplo, el Diablo que todos conocemos no es el mismo superdeportivo italiano que diseñó Gandini, cuando Chrysler tomó el control de la marca encargó a los diseñadores internos, con Tom Galo al frente, analizar las formas en el túnel de viento y suavizar las formas generales. El proyecto inicial de Marcello Gandini para el Lamborghini Diablo se dice que dio forma al Cizeta Moroder V16T.
Por aquellos años Lamborghini no tenía mucha fluidez económica, más bien al contrario, malvivían de vender unidades del Countach, un coche que cada día estaba más superado y comenzaba a notar la edad. Así que hay cosas que no se cuidaron y acabaron siendo un problema una vez se comenzó a vender el coche en los concesionarios. Parece ser que su nombre hacía honor a su temperamento y su comportamiento, aunque Sandro Munari, Campeón del Mundo de Rallyes en 1977 con un Lancia Stratos, colaboró en el desarrollo del modelo.
Las primeras unidades del Lamborghini Diablo nacieron cuando la electrónica no había llegado todavía. Una electrónica que sirvió para que los fabricantes perdieran el miedo a realizar automóviles descabellados. Por ello, cosas como el ABS no estuvieron presentes en este espectacular deportivo hasta nada menos que 1999. De hecho, ni siquiera tenía dirección asistida hasta el año 1993. Imagina cómo tenía que ser conducir un coche como este, equipado con un bloque V12 de 5,7 litros y 492 CV sin dirección asistida y sin ABS… era realmente un coche para pilotos expertos.
No sabemos si esto motivó la gran cantidad de críticas que recibió el Diablo respecto a su comportamiento y conducción. Según se dice en algunas publicaciones, todo iba bien hasta que se forzaban las cosas y se buscaba los límites, momento en el cual, el coche se comportaba de forma errática e impredecible. Además, las vibraciones y temblores dominaban la situación, el cambio era pésimo y no permitía que se seleccionaran las relaciones con fluidez y el calor del motor dentro del vano estaba tan mal gestionado, que se derretían los pilotos y la cubierta trasera.
Tracción total, restyling y adiós final
Todas esas críticas y esos fallos que persiguieron al modelo durante sus primeros años, comenzaron a subsanarse poco a poco. Lamborghini comenzó a desarrollar y a lanzar nuevas versiones del Diablo, destacando la primera en llegar, el Lamborghini Diablo VT. Éste contaba con un sistema de tracción total “Viscous Traction” (de ahí la denominación VT) con acoplamiento viscoso, capaz de enviar hasta el 25% del par al eje delantero. Una transmisión que procedía del Lamborghini LM002, el famoso todoterreno que diseñaron en San’Agata como proyecto militar.
Durante la evolución de Diablo, Chrysler vendió la empresa a Megatech, para después vender ésta a Audi todos los activos. Al mismo tiempo aparecieron la versión descapotable y el Diablo SV (Super Veloce), además del Diablo GT. No obstante, la llegada de Audi fue un revulsivo para la marca y por supuesto, para el modelo. Lo primero que hicieron fue realizar un restyling mejorando calidad de materiales y de fabricación, se mejoró la ergonomía del habitáculo así como sus ajustes y fue la firma alemana quien instaló el antibloqueo de frenos.
Audi cesó la producción de este superdeportivo italiano para dejar lugar al primer Lamborghini “by Audi”, el Lamborghini Murciélago. Antes de eso, renovó el propulsor subiendo la cilindrada hasta los 6.000 centímetros cúbicos y lanzó lo que se considera como el Diablo más radical: el Lamborghini Diablo GT, una versión de la que sólo se fabricaron 80 unidades y que contaba con una variante del V12 6.0 con 575 CV.
El Lamborghini Diablo fue en su momento en modelo de la marca más vendido de la historia, aunque tras 11 años a la venta, no se puede decir que sea un logro. El Lamborghini Murciélago lo superó fácilmente, para luego ser igualmente sobrepasado por el Gallardo, el Huracán y el Lamborghini Urus, que vendió en solo dos años un total de 10.000 unidades.