Thornley Kelham es una de las muchas empresas británicas dedicadas al motor clásico. Enclavada en la tranquila región de los Cotswolds cuenta con unos 30 trabajadores centrados en el trabajo artesano. Una meticulosa labor con la que restauran clásicos de alta gama a la par que preparan coches de rally. Aunque eran conocidos dentro del mundillo de clásicos ingleses, no dieron la campanada internacional hasta que pusieron sus manos sobre un coche italiano.
Un mítico Lancia Aurelia B20 GT Serie VI de mediados de los 50 con el que transitaron hacia un nuevo modelo: el Aurelia “Outlaw”. Y es que, vale, aunque reconocemos que con algún que otro proyecto de “restomod” hemos albergado dudas… Ante este caímos encantados desde el primer momento. Acumulando un buen conocimiento en la restauración de modelos Lancia, los chicos de Thornley Kelham podrían haber devuelto este Aurelia GT a su estado original. Pero no.
Lejos de ello se lanzaron a una serie de modificaciones que no sólo han creado un Aurelia con garra, sino todo un homenaje al espíritu del modelo que inauguró la vertiente deportiva en Lancia. Además, tomaron como punto de referencia a uno de los Aurelia de competición más recordados: aquel de techo rebajado con el que Giovanni Bracco participó en la Panamericana de 1951.
Más que otro proyecto de “restomod”, este coche desarrollado por Thornley Kelham es todo un canto a la historia del Aurelia. Una historia que se remonta a finales de los años 30, pasa por una peculiar unidad de los 50 y continúa hasta el día de hoy. Y es que, tras su presentación en el Salón Privé 2015, Thornley Kelham preparó otra unidad más, a la que siguieron tres que ahora mismo se encuentran en proceso. Todo un éxito, y es que viéndolo en movimiento… Es imposible no caer rendido a sus encantos.
¿DE DÓNDE VIENE ESTE TECHO? EL AURELIA SERIE I DE BRACCO
Lo primero que nos llama la atención al ver este Lancia Aurelia “Outlaw” es la forma del techo. Rebajado a la manera de los Mini de MePre, no tiene nada que ver con el de la carrocería original. Aparte de una estética más bruta, con esta disposición se lograba una aerodinámica más efectiva. Algo muy a tener en cuenta cuando compites con un modelo al que benefician los terrenos revirados tanto como perjudican las rectas.
Muchos habréis pensado que este techo es una licencia estética de los restauradores de Thornely Kelham. Pero para nada… En realidad viene directo del Lancia Aurelia B20 GT serie I con el que Giovanni Bracco disputó Mille Miglia y Le Mans. Una unidad a la que estos restauradores conocen a la perfección. No en vano fueron ellos los que la devolvieron el estado original con el que tomó la salida de la Panamericana del 1951.
Tras tres años de trabajo, el Aurelia de Bracco fue presentado en el Peeble Beach 2014 logrando una gran admiración. Tanta que, un cliente británico, propuso a Thornely Kelham emular este histórico modelo utilizando la base de un Aurelia GT de serie VI. Todo lo aprendido sería volcado en un insospechado “restomod” potenciado. Y vaya si lo han volcado bien…
¿UN AURELIA TAN DEPORTIVO? SÍ, PARA ELLO SE CREÓ…
Cuentan las crónicas que durante la Mille Miglia de 1951 a más de un espectador se le quedó cara de incredulidad. Por un momento el coche que iba en segunda posición no era ni un Ferrari… Ni un Maserati… Ni nada por el estilo. Sino un sencillo Lancia con tan sólo 75CV. Es cierto que cuando llegaron las rectas los Ferrari impusieron su potencia, pero aquello quedó grabado en la mente de muchos.
Al año siguiente -y con motores elevados a 90CV- un Aurelia logró el tercer puesto en la Mille Miglia. Aunque para hito… ¡El triplete en Targa Florio de ese mismo 1952! ¿De dónde había sacado Lancia esa garra? Pues bien, quizá todo tenga que ver con el ímpetu inconsciente que muchas veces tiene la juventud. Y es que en 1937 moría de forma prematura el fundador de la empresa: Vincenzo Lancia. Así desaparecía el hombre que había dejado las carreras para centrarse en producir coches vanguardistas pero no deportivos.
Al poco tiempo, y con tan sólo 24 años, su hijo Giovanni Lancia se ponía al frente de la empresa familiar. Esto supuso un potente cambio de rumbo, el cual se plasmó en la contratación del mítico Vittorio Jano como jefe del Departamento de Investigación. Lancia se preparaba para volver a la competición, pero lo haría a su manera, poco a poco. Así se vislumbraba en el horizonte la aparición de una berlina que fuera fácilmente adaptable a las carreras. Quedaba menos para el Aurelia…
UN HÍBRIDO DE CALIDAD Y DEPORTIVIDAD: NACE EL LANCIA AURELIA
Con la idea de imponer su ley en la competición Giovanni Lancia se obsesiona con la idea de crear un motor completamente nuevo. Así las cosas retomó la idea de su padre: el desarrollo de un V6. Este ingenio sería no sólo el corazón de la nueva berlina de la marca, sino también el punto de apoyo del nuevo programa deportivo. Algo que, si nos ponemos a debatir, muchos señalan como el gran talón de Aquiles de Lancia durante los 50. Querer competir con Ferrari y Maserati de buenas a primeras… Por poco mandó la marca al desastre.
De hecho en 1956 la empresa tuvo que ceder a Ferrari su equipo de F1 por inviabilidad financiera. Polémicas empresariales aparte, lo cierto es que la aparición del Aurelia en 1950 dejó a Lancia justo donde quería. Con esta berlina tenían un coche sólido y vendible lleno de adelantos técnicos como el cambio en transaxle. Pero también un vehículo manejable dotado de un nerviosote V6 de ínfulas deportivas.
Un año más tarde aparecía la versión GT. Con un cubicaje aumentado hasta los 2 litros ofrecía 75CV y una carrocería dos puertas lista para las carreras. La fórmula no pudo ser más exitosa, y aunque nunca llegó a imponerse a los Ferrari de la época… Es innegable que el Lancia Aurelia GT es un clásico de las carreras de los 50. Un modelo de lo más exitoso con unas 3800 unidades fabricadas a lo largo de 7 años y 6 series. Vistos los inicios… Regresemos al siglo XXI.
“¿CÓMO CREES QUE SE SENTIRÁN LOS PURISTAS CON EL AURELIA ‘OUTLAW’?”
Esta siempre peligrosa pregunta es la que, según la propia Thornley Kelham, más pesó durante la concepción del Aurelia “Outlaw”. Algo que vino cuando un cliente fascinado por la restauración que habían hecho del Serie I de Bracco les propuso hacer algo especial con un Serie 6. Éste había sido encontrado en muy buen estado dentro de un almacén, pero llevarlo al aspecto de fábrica no estaba en la mente de su dueño.
Lejos de ello se arriesgaron con esta serie de modificaciones que, aunque no han respetado el estado original del coche, sí han creado algo muy personal a la par que implicado con la historia del Aurelia gracias al claro guiño a aquella salida de la Panamericana. Y vaya, no lo decimos sólo nosotros… “Es un coche muy apto y realista que Gianni Lancia podría haber construido para un amigo”.
Palabras mencionadas por el hijo de Francesco de Virgilio, diseñador del V6 que potencia al Aurelia y considerado verdadero “padre” del modelo. No es mala referencia, ¿verdad? Especialmente cuando las modificaciones han ido mucho más allá de la simple línea de la carrocería.
NUEVA MECÁNICA, PERO SIEMPRE LANCIA
Aunque la Serie 6 montaba una evolución del V6 de Virgilio y Jano estirada hasta los 2’5 litros, los chicos de Thornley Kelham han sustituido el motor original por el de un Flaminia posterior. La mecánica de este modelo de finales de los 50 se estiró desde los 2’5 hasta los 2’8 litros, tomando también su transmisión para así dar un mayor empuje al Aurelia “restomod”.
Además de cambiar su corazón las modificaciones mecánicas ascienden a unas 30, incorporando un sistema de inyección, ejes de inclinación negativa para mejor la estabilidad en curva, suspensiones rebajadas, discos de freno en vez de los originales de tambor… Toda una panoplia técnica que se complementa con los asientos de un Porsche 356 Speedster y unas llantas de aleación de 15 pulgadas al estilo del Jaguar D-Type.
Con todos estos cambios ya ves que el término “restauración” no es exactamente el más adecuado. Al fin y al cabo la gran cantidad de modificaciones han hecho del original Lancia Aurelia B20 GT Serie VI algo completamente nuevo. Eso sí, retomando aquella pregunta sobre “cómo se lo tomarían los puristas”… Que se lo tomen como quieran. Creemos que resulta casi imposible no quitarse el sombrero ante el “Outlaw” que Thornley Kelham ha ideado. Sea como sea, para nosotros es puro Lancia.