Escribir sobre el Lancia Thema Limousine es acercarse a una de las páginas más significativas en relación al Grupo Fiat y la alta gama. Eso sí, no tanto a nivel de producción como de exclusividad pues, no en vano, de esta versión tan sólo se ensamblaron unas 27 unidades. Por cierto, las más de ellas dedicadas al uso institucional, llegando a estar presentes en la presidencia de la república italiana e, incluso, el transporte de diversos altos cargos de Fiat tanto en Turín como en Francia. Pero vayamos por partes.
UN EXTRAÑO EN TURÍN, EL FIN DE LOS PEQUEÑOS CARROCEROS
Una de las cuestiones más características del Grupo Fiat desde los años cuarenta hasta bien entrados los setenta fue su flexibilidad a la hora de colaborar con pequeñas empresas. De esta manera, gracias a su aprovisionar de piezas a múltiples carroceros artesanales, estos hicieron el grueso de su facturación produciendo todo tipo de variantes basadas en los turismos Fiat.
Así las cosas, desde Vignale hasta Moretti pasando por Savio todos y cada uno de los talleres locales enfocados al diseño de carrocerías realizaron versiones de lujo, deportivas o de nicho comercial usando al 500, el 600, el 850 o el 124 como punto de partida.
Además, en no pocas ocasiones éstas eran comercializadas a través de la propia red de concesionarios Fiat. Por lo que el gran fabricante actuaba, de facto, en calidad de socio protector de aquellos pequeños talleres.
Sin embargo, todo esto empezó a cambiar a finales de los años setenta. Y es que, al fin y al cabo, la producción en serie basada en los grandes números hacía muy difícil la existencia de aquella red de colaboradores. De esta manera, mientras algunos echaban el cierre otros eran directamente absorbidos por el gigante turinés tal y como, por ejemplo, hiciera con el preparador deportivo Abarth en 1971.
En fin, un proceso de homogeneización donde la variedad y la artesanía caían frente a las normalización y los grandes números. Un contexto donde empezaban a ser realmente extraños aquellos modelos de nicho que, como el Lancia Thema Limousine, gastaban muchos recursos en relación con su escaso índice de ventas.
MODELO EXCLUSIVO, BASE MASIVA
Hablando de normalización, uno de los mayores avances en este sentido lo dio precisamente el Grupo Fiat a comienzos de los años ochenta. Enfocados en el ahorro de costes de producción, los ingenieros del mismo idearon la posibilidad de ensamblar, sobre una misma base, diferentes modelos a fin de cubrir con la mínima inversión diversos nichos de mercado. Así las cosas, tanto el Fiat Croma como el Lancia Thema, el Alfa Romeo 164 e incluso el Saab 9000 tenían su punto de inicio en un mismo bastidor.
Pieza compartida que, gracias a las claras diferenciaciones en materia de motorizaciones y acabados, no era óbice para que cada una de aquellas berlinas contase con una personalidad diferenciada y un público propio. Llegados a este punto, mientras el 164 reclamaba para sí el pasado deportivo de la marca, el Croma insistía en la practicidad y el buen precio mientras que el Thema se enfocaba a un cierto lujo o, al menos, a un declarado estilo clásico.
Un toque -si se nos permite el término- institucional que hizo del Lancia el candidato perfecto para una versión de chasis extendido. Y no, no hablamos de uno de los llamados “taxi de pueblo” con hasta tres filas de asientos. Lejos de ello, cuando en 1987 se presentó el Thema Limousine éste ponía la proa hacia el segmento enfocado a la representación. Aquel en el que los clientes privados son escasos pues, al fin y al cabo, los compradores suelen ser altas instancias del estado o empresas con necesidad de una flota de vehículos distinguidos para sus altos cargos.
DOS MOTORIZACIONES Y MÚLTIPLES ACABADOS
Obviamente, lo más llamativo del Lancia Thema Limousine era su batalla alargada. Concretamente en unos treinta centímetros respecto a la de la berlina de gran serie, a la cual también trascendía en materia de acabados y personalización. De hecho, las primeras unidades se acabaron en una cuidada pintura metalizada proporcionada por Pininfarina, a lo cual se sumaban otros detalles como los múltiples tapizados a escoger -desde el Pelle Frau hasta el Alcántara tan propio de Lancia-, lámparas de techo y lectura e, incluso, un innovador teléfono móvil incrustado entre los asientos delanteros.
Asimismo, entre sus casi 1.400 kilos de peso se camuflaba todo lo necesario para dotar a este Thema de dirección asistida, ABS, elevalunas eléctricos, ventanillas térmicas, reposapiés y fuelles integrados en los asientos a fin de custodiar documentos. En suma, un despacho sobre ruedas con todo tipo de comodidades dotado de un aspecto exterior sobrio, clásico y elegante. Con todo ello, no es de extrañar que la primera unidad fuera destinada al propio Gianni Agnelli, quien la usó durante algún tiempo como vehículo corporativo en sus movimientos por Turín.
Respecto a las mecánicas, la mayor parte de las Lancia Thema Limousine equiparon el motor V6 PRV de 155 CV desarrollado por Peugeot, Renault y Volvo. A decir verdad, un elemento inesperado entre toda esta panoplia de lujos italianos. No obstante, a decir verdad las últimas unidades sí montaron una opción mucho más patria como era el V6 Busso de Alfa Romeo. Aquel fantástico motor al cual el Grupo Fiat tuviera acceso desde que, a mediados de los años ochenta, se hiciera con el control de la histórica marca con talante deportivo.
De hecho, en vez de equipar el V6 Busso con su cilindrada original de 2.5 litros, se optó por la versión de 3 para llegar así hasta los 184 CV. Todo ello, según pruebas de la época, dotando a esta máquina de un comportamiento en carretera mucho más ligero y alegre de lo que se pudiera pensar. Y es que, no se nos olvide, estamos hablando de un vehículo no sólo largo sino también pesado. Es más, sus llantas de 16 pulgadas -así como sus suspensiones- estaban preparadas para soportar incluso la carga de una carrocería blindada.
Una cuestión importante pues no olvidemos que, si por algo entró el Lancia Thema al imaginario colectivo de la población italiana, fue por aquellas terribles fotografías en las que se atestiguaba la muerte del juez Falcone. Asesinado por la mafia en plena autopista con más de 1.000 kilos de explosivos, liberando su carga al paso de la comitiva para configurar, junto a los restos de un Fiat Croma y otros vehículos, una de las estampas más desgarradoras en la historia de la democracia italiana.
Fotografías: Grupo FIAT