FOTOS LAND ROVER SANTANA SERIE IIA 1973: BRING A TRAILER
Todo objeto ha de ser analizado en su contexto. En ese sentido, un vistazo a la provincia de Jaén da pistas concluyentes sobre el carácter de los Land Rover Santana. Hablamos de un territorio agreste. Aislado y con temperaturas extremas. Enormes extensiones olivareras donde el barro hace complicada la movilidad al menor atisbo de lluvias. Obviamente, en un territorio así no tiene sentido siquiera una sencilla berlina familiar. Todo apunta a un rudo todoterreno como el Santana.
Por ello, desde 1958 el sonido de sus contundentes motores diésel ha sido un instrumento más en la banda sonora del campo español. Una melodía compuesta en el Reino Unido pero fabricada bajo patente en tierras andaluzas, todo con el desarrollismo franquista como telón de fondo. Así las cosas, del Santana se vendieron miles de unidades durante décadas. Algo que ha hecho de este todoterreno un vehículo relativamente común dentro del panorama de clásicos nacionales.
Eso sí, precisamente por el uso sin contemplaciones para el que fueron creados los Santana, resulta difícil encontrar unidades conservadas de origen. Por ello nos ha llamado tanto la atención este Land Rover Santana 88 Serie IIA de 1973. Un ejemplar impecable en todos los sentidos, reacondicionado en 2007 pero que preserva estupendamente el estado con el que salió de la cadena de montaje de Linares. Nos nos extraña que encontrara dueño al otro lado del charco el pasado Julio en Chicago, y que ahora haya vuelto a venderse a su tercer y afortunado propietario.
SANTANA. DE LA MAQUINARIA AGRÍCOLA A LOS TODOTERRENO
El norte de la provincia de Jaén cuenta con una tradición minera proveniente de la Edad del Cobre. Conocido como Distrito Minero Linares-La Carolina, esta estribación de Sierra Morena abarca una amplia zona en la que los restos de una intensa actividad minera saltan a la vista cada pocos kilómetros. Uno de ellos es la propia ruina de la Metalúrgica de Santa Ana S.A. Fundada a mediados de los 50 dentro del Plan Jaén su cometido era la fabricación de maquinaria agrícola.
Sin embargo, ¿qué diferencia hay entre un Land Rover Santana y el resto de maquinaria necesaria para tecnificar el campo? A nuestro juicio poca, ya que este todoterreno fue pieza esencial en la modernización agrícola junto a tractores o cosechadoras. Así las cosas, en 1958 comenzó la producción de los Santana bajo licencia británica. Una cadena de montaje inaugurada directamente con el Land Rover Serie II, ensamblado en Linares con un hasta 95% de piezas españolas.
Sin duda fue una historia de éxito durante décadas y que incluso tuvo derivados netamente nacionales. Porque, pensemos. A pesar de toda la historia con Suzuki desde 1985, la intervención por parte de la Junta de Andalucía en 1995 y los poco exitosos cantos de cisne protagonizados desde entonces… Santana fue una de las piezas clave para el desarrollo industrial en la España de los 60 y 70. Especialmente dentro de un contexto agrario que al fin conocía la tecnificación masiva tras siglos de recurrente subdesarrollo.
LAND ROVER SANTANA SERIE IIA 1973. EN ESTADO DE COLECCIONISTA
Como decíamos antes, precisamente este desgastante uso agrario hace complicado adquirir hoy en día una unidad en excelente estado de conservación. Algo a lo que sumar el expolio que en muchas zonas de Andalucía ha experimentado el modelo. Y es que, aunque ahora los Santana son valorados dentro del panorama de clásicos nacionales, durante años fueron vistos un poco como chatarra. Condición aprovechada por no pocos intermediarios con el mercado anglosajón, donde estos Land Rover hispanos encontraron un público deseoso de aprovechar la oportunidad.
Contando con este panorama, comprenderás que nos hayamos fijado en la unidad que protagoniza nuestra noticia. Un Santana Serie IIA de 1973 con número de chasis E50213047 vendido el pasado 16 de septiembre en Chicago por 24.000 dólares (20.371 euros). Con tan sólo un propietario en España hasta su exportación a los Estados Unidos este pasado julio, la unidad que estás viendo cuenta con prácticamente todos los detalles originales. Obviamente, también con el motor diésel 2’25 litros de cuatro cilindros en línea. La transmisión de cuatro velocidades también es la original, característica no compartida por el embrague, el cual fue sustituido por su antiguo propietario segoviano.
Al parecer, su ex-dueño español, ahora octogenario, lo compró como vehículo de apoyo a su autoescuela. Jamás hizo campo y siempre durmió en garaje hasta que se vendió con la interesante cifra de 49.000 kilómetros en marcador. A decir del comprador, le costó convencerle para que se lo vendiese, y la verdad es que nosotros nos lo creemos. Tiene una pinta fantástica, aun si tenemos en cuenta que en 2007 fue puesto al día y que no retiene por tanto el 100% de su originalidad.
En cierto sentido, da pena que haya salido de España. ¿A vosotros qué os parece?