Desde 1927, cada primer domingo del mes de noviembre los ingleses conmemoran de esta manera tan particular la abolición de los ridículos límites de velocidad que los automóviles «sufrieron» hasta 1896, y ya van 78 ediciones.
Este límite llegaba al extremo de que por ley, un hombre a pie agitando una bandera roja debía preceder a todo vehículo autopropulsado, y es por esto que a día de hoy la salida de esta “carrera” se celebra puntualmente a las 6:30 de la mañana con la rotura de una simbólica bandera roja, en el céntrico Hyde Park londinenese.
La London-Brighton se ha convertido en uno de los eventos más importantes del motor antiguo a escala mundial, hasta el punto de que ha hecho subir considerablemente el precio de los vehículos construidos antes de 1905, por el simple hecho de poder participar.
Clima británico
Hasta hace relativamente poco el evento se limitaba a la «carrera» del domingo, pero ahora ocupa tres días: La subasta de Bonhams -en la que se intentaba vender el famoso Panhard M-18-, el concurso de elegancia del sábado en la céntrica Regent Street londinense -solo para unos cuantos elegidos- y finalmente el día grande.
Este año 440 humeantes artefactos de vapor, gasolina o eléctricos tomaron la salida en Londres, de los que 357 lograron llegar hasta la localidad costera de Brighton, situada a unos 100 km de la capital.
Dadas las fechas de celebración lo normal es que la lluvia haga acto de presencia, y aunque este año amaneció despejado, a eso de las 11 de la mañana se abrieron los ”grifos celestiales” y un intenso aguacero remojó a casi todos los ocupantes en la mayoría del trayecto.
Además hay que tener en cuenta que este tipo de vehículos suele carecer de capota, parabrisas o cualquier otra protección contra las inclemencias, y por supuesto los organizadores británicos ni de lejos se plantean un cambio de fechas; ni aunque la mayoría de los coches participantes sean importantes piezas difíciles de verse fuera de los museos.
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Las grandes marcas
Algunos de los participantes son especímenes únicos de marcas desconocidas, mientras que otros los hay a decenas. Un ejemplo de estos últimos son los DeDion Bouton, con cerca de 50 modelos presentes, entre los que destacaban en cantidad los “vis a vis” monocilíndricos de asientos enfrentados que suenan a moto “gorda”.
Los Panhard et Levassor también son multitud, pues son muy apreciados por su calidad y potentes motores de cuatro cilindros que llegan a alcanzar razonables velocidades de alrededor de 70 km/h. La marca inglesa que más se vio fue Wolseley, con sus curiosos modelos de dos cilindros en “V” y radiador envolvente, mientras que los Oldsmobile “Curver Dash” americanos eran legión.
En cuanto a la participación española, este año el único inscrito era el curioso Vauxhall 3 cilindros de 1904 de la familia Llavería (pueden verlo en la foto de cabecera, ante el parlamento británico), que lleva en nuestro país desde los años 60 y que llegó entre los 30 primeros a meta. Además participaba con el dorsal 94 un Darracq de 1901 que tras muchísimos años en España fue comprado por un coleccionista extranjero y que, recientemente, ha perdido su antigua matrícula “B-H-92”. ¡Una pena!
*Nuestro agradecimiento a Alexis Llavería