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Los coches y el cine: analizamos 5 películas imprescindibles para todo buen aficionado

Repasamos algunas de las mejores producciones relacionadas con el automóvil, no sólo desde el punto de vista cinematográfico, sino también comparándolo con la historia real en la que se basan.

Antes de hablar de los coches y el cine, hagamos un poco de historia. Si bien el automóvil nació a finales del siglo XIX, fue en el XX cuando alcanzó su punto álgido, hasta convertirse tal vez en el icono más representativo del pasado siglo. Porque no sólo revolucionó el transporte a escala mundial, sino que fue fundamental en la creación de los procesos de fabricación en serie -aunque hay algunos precedentes, pero mucho menos importantes- creó el turismo de masas, dio a sus usuarios una objetiva y subjetiva sensación de libertad inimaginable poco antes, facilitó el trabajo al permitir que los empleados se desplazaran a distancias a veces importantes.

A todo eso hay que añadir que su tecnología en lo referente a motores hizo que éstos pudieran usarse también en los primeros aviones, desarrollando y fabricando algunas sociedades automovilistas motores de aviación que permitieron el nacimiento de esta. Así tuvimos a Hispano-Suiza, Rolls-Royce, Farman, Voisin, Renault, Mercedes, BMW, Fiat, Alfa Romeo, Ford y otras en el campo aeronáutico. Basándose en el automóvil y en sus motores, se crearon también camiones, autocares, y los ferrocarriles con locomotoras de motor diésel, así como los motores marinos que permitieron a los barcos prescindir del vapor, y así podríamos seguir con mil ejemplos más.

NACE EL CINE

También, a finales del siglo XIX, en 1895 exactamente, y desarrollado por los hermanos Lumière, nació el cine o cinematógrafo como se decía entonces, que también ha proporcionado una libertad subjetiva muy notable en cuanto aparecieron las primeras películas con argumento y, mucho más, desde el cine sonoro. Por lo tanto, inevitablemente, los coches y el cine acabaron “trabajando” juntos en no pocas películas, como las del cine mudo -Charles Chaplin, Buster Keaton, El Gordo y el Flaco, en las que con frecuencia los Ford T hacían las delicias de los espectadores en numerosos gags– hasta que en tiempos más recientes el automóvil ha pasado a ser protagonista o, cuando menos, coprotagonista.

Ford GT40 Debut en Alemania 1964

En este género de películas no son inusuales la competición y la velocidad, y no será la inacabable serie Fast and Furious la que me contradiga, además de otras como Bullitt, en las que las persecuciones en coche suponen buena parte del metraje. En todo caso, en este artículo voy a centrarme en cinco películas, cuatro de ellas ligadas a la competición y una al automóvil de turismo.

En los argumentos de las cinco películas que voy a describir hay con frecuencia un modelo muy habitual de roles que hacen que la inmensa mayoría de espectadores se identifiquen inconscientemente con algunos personajes y detesten a otros. Eso se logra con la creación del “bueno” de la película, y con el “malo” de la misma, siendo casi siempre el malo muy poderoso y el bueno mucho más débil pero idealista. Si el bueno gana es gracias a su heroicidad, y cuando triunfa el malo, eso forma parte de la triste realidad de la vida misma. Dejémonos ya de filosofías y entremos en el tema describiendo y analizando varias películas que, en nuestro caso, como no podía ser de otra manera, tratan de coches.

GRAND PRIX, DE 1966

Si mal no recuerdo esta la segunda de las películas modernas que tratan de la competición tras el film Sangre en el asfalto de 1956, en la que se mezclan las Mil Millas con una trama policíaca. Grand Prix, estrenada en diciembre de 1966, se centra en la Fórmula 1, y cuando la vi siendo muy joven me impresionó tanto que volví a verla varias veces, por cuanto en esos años con poca televisión y en blanco y negro, teníamos sin embargo la ventaja de disfrutar de unos cines con grandes pantallas, y las películas las veíamos fundamentalmente en los cines y no en la televisión.

Grand Prix 1966

En las escenas de esta película -por ejemplo, en Mónaco-, había muchos fragmentos del GP de 1966 que eran impresionantes, lo que da mucho mérito a sus realizadores, porque la filmación se hacía con cámaras mucho más grandes y pesadas que hoy. Y no debía ser fácil instalarlas en los coches, pero insisto en que las escenas impresionaban entonces… y ahora.

La película se inicia en Mónaco 1966, en donde uno de los protagonistas -con BRM- tiene un grave accidente que atribuyen al segundo piloto de la marca interpretado por James Garner, lo que hace que la esposa del accidentado lo abandone, harta ya de sufrir con los peligros a los que se somete su marido. Esto es algo que uno puede entender, pero lo que sorprende es que a continuación ¡se líe con James Garner! que, despedido de BRM, pasa a ser fichado por un emergente equipo japonés, lo que tenía un mensaje subliminal en esos años en los que en Europa se empezaba a hablar con preocupación del “peligro amarillo” -amarillo por Japón, no por China como ahora- que tras haber arrasado en las motocicletas se iba mostrando cada vez más amenazante en el automóvil.

Grand Prix 1966 MGM

Además, hay otro detalle interesante consistente en que, aunque sea en tomas muy breves, aparecen en la pantalla Graham Hill, Bruce McLaren, Joachim Bonnier y varios pilotos más, incluido Bandini, que en la película se identifica con Nino Barlini, que es el segundo piloto de Ferrari, mientras que el primero es Jean Pierre Sarti, fonéticamente muy similar a Surtees, que es interpretado por Yves Montand.

GUIÑOS A LA REALIDAD

También pudimos ver a Françoise Hardy, una de las musas de entonces como cantante y como persona, con su aspecto hippy y larga melena. Hay una escena significativa en los entrenamientos del Gran Premio de Italia que consiste en que la mujer del protagonista -Jean Pierre Sarti- aparece en el circuito y monta un número, lo que sin duda era una alusión indirecta a la esposa de Ferrari, que cuatro años antes había desencadenado la mayor crisis de la marca que por su culpa perdió a varios de sus mejores ingenieros.

Otro punto muy interesante de la película es que para filmar algunas escenas se usó la parte peraltada del autódromo de Monza ya clausurada, falleciendo Sarti en la misma y logrando James Garner, con su F1 japonés, el título mundial.

Cartel Grand Prix 1966

En definitiva, una espectacular película ambientada en 1966, con magníficas tomas, que hay que ver en una pantalla lo más grande posible y que, en lo que al argumento se refiere, no tiene gran interés, pero tampoco pasa nada por ello porque para los amantes de la F1 el argumento de esta película resulta secundario.

LE MANS 66, DE 2019

Película bastante reciente -año 2019- que se centra en las 24 Horas de Le Mans de 1966, concretamente en la lucha entre Ford y Ferrari, dado el indudable interés de Ford por logar la victoria en esa gran prueba del automovilismo. Para que la historia real y no la de la película, sea realmente completa, conviene recordar que a principios de los años sesenta Ford inició un programa a largo plazo dirigido a varios “frentes” que fue designado como Total Performance, rompiendo así el acuerdo tácito existente entre los “tres grandes” -GMC, Ford y Chrysler- de no involucrarse en el mundo de las carreras.

Ford J2 - Ken Miles - Pruebas

Dicho programa tenía cuatro objetivos principales que eran Indianápolis como motorista, asociándose a Lotus como constructor desde 1963, lo que llevó a un Lotus-Ford a la victoria en las 500 Millas de Indianápolis de 1965 con Jim Clark al volante- habiendo sido también tercero en 1963 y segundo en 1966- equipando posteriormente con sus V8 ya perfectamente desarrollados a numerosos monoplazas de la disciplina Indy. Casi inmediatamente después, pasó a centrarse en los Sport Prototipos construidos por la propia Ford y con su marca, cuyo objetivo eran las carreras de resistencia con clarísimo interés en Le Mans.

Poco después, se centró en la Fórmula 1 financiando a Cosworth para que desarrollara un V8 también en estrecha colaboración con Lotus en 1967. Poco después fue puesto a la venta, equipando a la mayoría de los equipos de Fórmula 1, logrando durante más de una década un sinnúmero de victorias y campeonatos mundiales. Además, se lanzó también, sobre todo con base en Inglaterra, al mundo de los rallies, en el que ha permanecido más décadas que ningún otro constructor. A estas actividades podríamos añadir sus numerosas participaciones en pruebas de turismos tanto en Europa -Ford Cortina Lotus y Escort inicialmente- como en USA en la NASCAR.

Primer Ford GT40

En otras palabras, y a pesar de lo que podría deducirse del film, Ford estaba ya presente en varios frentes del automovilismo, si bien Le Mans, por el prestigio mundial de la prueba, mereció un especial interés, creándose un equipo específico para el desarrollo de los automóviles destinados a esa carrera, habiéndose desarrollado también paralelamente los Cobra GT que lograron el título mundial en Gran Turismo, siendo esa la primera y poco recordada victoria de Ford frente a Ferrari.

LA PELÍCULA

Centrándonos ahora en Le Mans 66, se menciona el intento de Ford de comprar Ferrari, algo que muy posiblemente tuvo lugar, aunque no parece que llegara a haber “conversaciones avanzadas” al respecto, sino un simple tanteo, siendo poco creíble la violenta y grosera actitud de Enzo Ferrari ante sus interlocutores norteamericanos tal y como se ve en la película. Ferrari era un hombre caracterizado por su frialdad en todo tipo de situaciones, y muy probablemente aprovechó esa reunión -o los rumores de que esta había existido- para iniciar el entonces aún lejano acuerdo entre Fiat y Ferrari al que se llegó en 1969, y que tan buenos resultados dio a la marca de Maranello.

Ken Miles y Carroll Shelby

En la película nos encontramos con personajes absolutamente reales, aunque atribuyéndoles un temperamento muy exagerado, como es el caso de Ken Miles, que ciertamente fue el principal probador del GT40 y de su puesta a punto, sobrevalorando también la intromisión de diversos altos cargos de Ford en el desarrollo y la gestión del equipo de carreras frente a Carroll Shelby. Por ejemplo, se presenta a Henry Ford II como si fuese algo bobalicón, algo poco creíble cuando fue él quien salvó a Ford de una situación financieramente muy delicada de la compañía tras la II Guerra Mundial.

Otra licencia del guionista es la de que Henry Ford abandonó el circuito al caer la noche para volver al día siguiente mientras Enzo Ferrari permanecía al pie del cañón, cuando de todos es sabido que el Commendatore no asistía a las carreras. Sólo excepcionalmente podía vérsele en los entrenamientos del Gran Premio de Italia y, en años anteriores, en las Mil Millas cuando estas se disputaban.

1966 - Entrada triunfal en Le Mans

Pero dicho todo lo anterior, Le Mans 66 es una película que hay que ver varias veces si es posible, porque además de una excelente dirección con tomas que deleitan a cualquiera, podemos contemplar a no pocos Ford GT40 -que son ya Ford MK II en 1966-, y a los Ferrari P3/P4, siendo ambos coches dos de los Sport Prototipos más bonitos de todos los tiempos, así como al primer y poco conocido GT40. A ellos hay que sumar los Cobra, así como disfrutar de la representación de unos personajes que, aunque exagerados a veces en el film, fueron reales.

LE MANS, DE 1971

Película ambientada en 1970, y estrenada en 1971, razón por la que la narramos tras Le Mans 66. Está filmada en gran medida en 1970, un año en que el duelo por la victoria absoluta tuvo lugar entre Porsche y Ferrari con sus 917 y 512 S respectivamente. Al igual que ocurrió en Grand Prix, la historia aquí es ficticia en lo que se refiere a sus protagonistas, si bien el duelo Porsche-Ferrari en resistencia sí fue muy real en ese año y en el siguiente.

Le Mans Steve McQueen

Es una película que merece la pena ver varias veces, ya que la ambientación es soberbia, y una gran parte de las escenas son reales y magníficamente filmadas, pues recordemos que, al igual que en Gran Prix, no había microcámaras para ponerlas en los coches, sino cámaras de tamaño y peso considerable. Además, los diálogos entre pilotos, en especial entre los dos principales protagonistas, uno conduciendo para Porsche y el otro para Ferrari, sí son lógicos, aunque no sean reales. Finalmente, diré que en esta película no hay “buenos” y “malos”, ya que todos son buenos.

Dado que muchas escenas son reales, uno no puede sino sorprenderse de las normas de seguridad de esos años, o más bien de la inexistencia de las mismas, con unos comisarios más que voluntariosos que se jugaban su físico para despejar la pista cuando había algún accidente, porque la carrera no se paraba y el Safety Car era inexistente -salvo en las carreras USA en las que sí había un Pace Car-. Uno podría considerar que el final tan apretado entre Porsche y Ferrari es una concesión al suspense, ya que las distancias entre coches en Le Mans en la vigésimo cuarta hora solía ser de varias vueltas, pero no estará de más recordar que en 1969 el Ford GT40 pilotado por Ickx venció por una veintena de metros al Porsche de Hermann, en un sprint que era difícil de ver incluso en la Fórmula 1.

LA ESCUDERÍA MONTJUICH EN LE MANS

Otro aspecto de esa carrera que los españoles hemos de tener presente, es el de que en la prueba estaba presente un Ferrari 512 S perteneciente a la Escudería Montjuich, pilotado por Juan Fernández y José Mª Juncadella, y aunque poco, sí se le ve en alguna escena de manera muy fugaz. Ver españoles a ese nivel era entonces algo casi inaudito.

1970 24 Horas Le Mans Ferrari 512 S Escudería Montjuich

En esa, y en otras películas en las que hay coches compitiendo -ya sea en un circuito o en las calles de una ciudad en un film de policías y delincuentes- es curioso que el director recurra siempre a una escena en la que se ve a uno de los conductores cambiando de marcha para correr más. Mi pregunta es la de por qué no llevaban ya dicha marcha engranada, pero lo cierto es que eso le da un aliciente a la escena.

En definitiva, hay tomas reales y magníficas, con profusión de Porsche 917 y Ferrari 512 S sin olvidar a otros participantes como los Matra, y también hay buenos actores, con Steve McQueen como director y protagonista, actor entonces en su cénit cinematográfico. Además, era también un excelente piloto, habiendo quedado segundo en las 12 Horas de Sebring de ese mismo año, compartiendo un Porsche 908/2 con Vic Elford, siendo además el primero de los Porsche clasificados.

FERRARI, DE 2024

Seguimos hablando de los coches y el cine con película muy reciente que trata de hacer algo tan difícil como es sintetizar muchos de los aspectos de la vida de Enzo Ferrari, si bien la historia acaba en 1957 tras las Mil Millas. En esta obra hay detalles de digamos que “autenticidad” desde el primer momento, como cuando en las primeras imágenes Enzo Ferrari sale de la casa de su compañera -la madre de Piero Lardi Ferrari- y se sube a su Peugeot 403. Puede ser algo aparentemente sin relevancia para muchos, pero resulta que Enzo Ferrari se desplazaba en un 403, lo que demuestra que quien ha hecho el guion, así como el director, han estudiado realmente al personaje incluso en detalles aparentemente nimios.

Película Ferrari 2024

La película tiene dos ejes centrales que son la complicada relación de Ferrari con su esposa, con numerosas referencias a su fallecido hijo Alfredo al que en familia llamaban Dino, derivado del diminutivo Alfredino, y las carreras propiamente dichas, en especial las Mil Millas, apareciendo varios personajes que giran en torno a la Scuderia. Debo decir que, con alguna que otra leve exageración, el guion se ajusta mucho a la realidad incluso en el caso de su esposa, de la que diremos que, a pesar de los muchos libros escritos sobre el Commendatore que a veces profundizan muchísimo en aspectos personales suyos, la relación con su mujer sigue sin estar realmente aclarada.

Si hablamos de incidentes como el ocurrido en 1962, en que la señora agredió físicamente a un alto cargo de la marca insultando a varios más, y que, tras la protesta de miembros del staff de la compañía por lo ocurrido, la reacción de Enzo Ferrari fuera despedir a varios de sus directivos, es algo que no se ha explicado aún. Esto demuestra que Ferrari tenía una relación muy especial con su esposa, así como que ésta tenía un indudable poder sobre él por algún motivo no conocido, tal vez por darle soporte económico en algún momento delicado de la marca.

Patrick Dempsey película Ferrari
Todo esto es algo que, de alguna manera, se deja entrever -y sólo entrever- en la película, lo que demuestra de nuevo que quienes han hecho el guion han estudiado también este tema… sin llegarlo a aclarar del todo, dado que aún hoy sigue sin conocerse, lo que supone un evidente respeto a la realidad por parte del guionista de la película.

LA PELÍCULA

El argumento se basa en gran medida en la supervivencia de Ferrari como marca ligada a su victoria en las inmediatamente próximas Mil Millas, algo no ajustado a la realidad dado que la marca de Maranello triunfaba ya en muchas carreras, tanto de F1 como de Sport Prototipos y GT. En todo caso, esa prueba va bien como soporte del film en su aspecto deportivo, permitiendo ver detalles “verídicos” incluso en aspectos aparentemente irrelevantes, como el hecho de que Alfonso de Portago aparezca siempre con un cigarrillo en la mano o en los labios, su éxito con las mujeres, también representando el conocido como “Beso de la muerte”.

Penélope Cruz película Ferrari
También hay incluso un detalle final algo macabro, cuando su cuerpo aparece sobre el asfalto partido en dos tras su accidente, si bien el director no se “recrea” en la escena, y de hecho pasa inadvertida para casi todo el mundo; o el terrible golpe de su coche contra un poste en su trágico vuelo, poste que destrozó la cabeza de su compañero Edmund Nelson. Hay que agradecer que tampoco aquí se recurra a imágenes macabras, o cuando en pleno duelo con los Ferrari a Moss se le rompió el pedal del freno (no los frenos) de su Maserati, cosa que también ocurrió aunque fuese a muy pocos kilómetros de la salida, o que en una escena anterior en la que hay un accidente mortal en una prueba privada, se vea el monoplaza a lo lejos y nunca cerca, porque ese accidente ocurrió con un Ferrari V8 de los derivados del Lancia D50, coches que, acabada su vida útil, Ferrari mandó desguazar ya que su origen no-Ferrari hizo que no gozasen de su simpatía a pesar de que le dieron varias victorias y un título mundial para Fangio.

Imagino que el director de la película prefirió que en las tomas efectuadas el monoplaza rojo no se viera de cerca por no ser “auténtico”, un detalle más que muestra lo muy estudiadas que estuvieron las escenas antes de rodarlas, y el profundo conocimiento de quienes realizaron la película, algo que es muy de agradecer.

Película Ferrari 2024

En las Mil Millas del 57 el dominio de los Ferrari fue total, y la única duda en ese año era ver cuál de ellos ganaría, por lo que la rivalidad Ferrari-Maserati en esa prueba no responde a la realidad. Otro error es el de las negociaciones de Ferrari con Ford -o más bien al revés- que ciertamente no tuvieron lugar en 1957, pero que sí permiten ver algunos trazos del carácter de Ferrari. Y por último están los coches -en especial los sport prototipo- que en gran medida son réplicas de los modelos de esos años, pero ¡qué réplicas! ¡Son preciosos y perfectos! Se exagera la lucha entre varios de ellos corriendo muy juntos en las montañas de los Apeninos, y peleándose durante muchos kilómetros, algo que no se ajusta exactamente a la realidad, pero que tiene toda la lógica del mundo en una película.

Además, la interpretación es magnífica, con una Penélope Cruz que da vida a la esposa de Ferrari. Un papel sin duda muy difícil, ya que como acabamos de decir, incluso hoy ignoramos muchos aspectos de esa señora y de su poder real sobre el Commendatore, y por lo que sabemos, los diálogos de la película sí deben ajustarse bastante -o mucho- a la representación efectuada por nuestra compatriota.

TUCKER: EL HOMBRE Y SU SUEÑO, DE 1988

En este último apartado de nuestro artículo de los coches y el cine no hablamos de competición, sino del intento de un personaje llamado Preston Tucker para crear una nueva marca de turismos en Estados Unidos poco después de la II Guerra Mundial, y de la película que sobre ese fallido proyecto hizo Francis Ford Coppola en 1988.

Preston Tucker 48 Sedan Torpedo

Si hubiera un Óscar para un film de buenos y malos, este sobre Preston Tucker sería un serio candidato. Su argumento trata de un hombre que diseña y quiere construir un coche adelantado a su tiempo, sufriendo por ello la oposición frontal por parte de los malvados “tres grandes” (GMC, Ford y Chrysler) que tratan de torpedearlo y que, finalmente, logran hundirlo, ya que ese automóvil era “demasiado bueno”, explicación que chirría un poco.

Yendo ahora a la realidad del automóvil en Norteamérica en esa época, veremos que, además de los tres grandes, había otras marcas como Frazer, Kaiser, Studebaker, Packard, Hudson y Nash. De hecho, varias de ellas gozaban en esos momentos de excelente salud, si bien, a medida que pasaron los años, su número se fue reduciendo, pero no por los complots maquiavélicos de los grandes, sino porque estos tenían una mejor economía de escala y una red comercial y de asistencia que les daba una indudable ventaja, e introducir una nueva marca no era nada fácil.

tucker 48 sedan torpedo preston

Pensemos que hasta no hace mucho, el comprador medio de ese país se fijaba fundamentalmente en el precio de compra del vehículo, en su practicidad, su mantenimiento que debía ser el mínimo posible limitándolo a poco más que el cambio del aceite del motor, a la proximidad de un servicio de asistencia, y algo que en Europa no contemplamos mucho pero que era y sigue siendo algo fundamental en Norteamérica, como es el precio de venta del coche una vez usado. En este sentido los tres grandes y alguna otra marca como Studebaker y Hudson, tenían clara ventaja al ser Tucker una firma aún inexistente.

EL COCHE

La película empieza con la presentación de un coche con un faro “extra” central que gira en las curvas en el sentido de las ruedas para mejorar la visión en ángulos muertos, idea sin duda interesante, pero que varios coches de lujo habían usado ya desde los años 30 con dos faros supletorios sobre el parachoques. Otros aspectos a destacar son su línea aerodinámica, y algo muy sorprendentemente que era su motor trasero de generosas dimensiones y alimentado por un sistema de inyección, reservando el espacio delantero para el equipaje.

Cabe pensar que, en un coche largo, un motor trasero no parece ser, a priori, la mejor disposición mecánica desde el punto de vista de la seguridad activa por su tendencia al sobreviraje. De hecho, el único coche “grande” con ese sistema que estuvo en producción varios años fue el Tatra checoslovaco… hasta la caída del muro de Berlín, ya que hasta esos momentos carecía por completo de competidores.

Tucker

Otro punto importante del Tucker fue la adopción de frenos delanteros de disco -sistema que aún no estaba a punto para coches de serie-, así como cinturones de seguridad. Además, se revistió el interior del habitáculo con materiales “blandos” evitando los ángulos vivos y duros de la mayoría de los coches de entonces, especialmente en lo concerniente al tablero, a fin de mejorar la seguridad en caso de accidente.

LA PRODUCCIÓN EN SERIE

Hasta aquí tenemos el proyecto de un nuevo coche que no era ciertamente un coche más, ya que aportaba innovaciones, varias de ellas de resultado incierto como la situación de su motor y el propio motor, pero entonces llegó el momento de fabricarlo en serie. Y es que una cosa es hacer un prototipo y otra muy distinta es hacer veinte o treinta mil unidades al año, esto es, entre cien y doscientos coches/día. De eso prácticamente no se habla en la película, como si hacer un automóvil o hacer cien al día fuera un problema menor, algo que, dicho sea de paso, se sigue sin considerar en muchos artículos e historias del automóvil, sobre todo en nuestro país

Tucker

Aquí tuvimos casos similares en ciertos aspectos como fue el Eucort, un proyecto de un coche técnicamente muy superado y poco fiable, con una total ignorancia de lo que ya era y es la fabricación de varias unidades diarias. Una fábrica capaz de producir automóviles en serie requiere de la creación y puesta a punto de una cadena de montaje con un utillaje y un diseño mucho más complejos en no pocos casos que el del propio automóvil, por no hablar de la necesidad de cientos y miles de piezas de fundición, prensas de embutición, túneles de pintura, y otros muchos aspectos…

Todo ello requiere de una ingeniería muy avanzada que ciertamente Tucker no tenía, por lo que ese coche, incluso en el caso de que no tuviera problemas técnicos, estaba muy lejos de su fabricación en serie.

LA PELÍCULA

El problema además fue que Preston Tucker, honesto pero muy osado, había emitido numerosas acciones para sufragar su gran proyecto sin tener aún el coche acabado, ni una fábrica en la que construirlo en serie, de ahí que fuera juzgado. Aunque fue declarado inocente, puesto que había producido a mano 50 unidades para justificar que, efectivamente, había una serie de coches como contrapartida aparte de lo invertido por los accionistas, ya no hubo más Tucker.

Cartel Tucker El Hombre y Su sueño

Ese fue el fin de la compañía debido a sus más que notorias limitaciones a su fabricación, y no a la confabulación maligna de los grandes fabricantes que, según el guion de la película, habrían sido exterminados de la faz de la Tierra si Tucker hubiera llegado a hacer automóviles en serie, cosa que estaba a años luz de sus posibilidades y conocimientos. Además, si tan bueno era el coche ¿por qué no se lo quedó alguno de esos malvados Tres Grandes o algún otro fabricante cuando la empresa cerró? Sin duda, habrían podido quedarse con todo el know how a precio de saldo.

Y, por último, comentar que en la película se presenta siempre a Preston Tucker como a un idealista puro en lucha contra los malvados elementos, aunque siempre sonriente y con una familia feliz pase lo que pase, que le hace pensar a uno en la serie de televisión de La Casa de la Pradera, o en la película Qué bello es vivir que ponen en televisión cada navidad, y en la que James Stewart, el protagonista, hace el papel de un hombre modesto al que quiere hundir un gran banco, pero en la que él sale finalmente victorioso, siguiendo la historia de David y Goliat que tan buenos resultados da.

Película Tucker

En definitiva, es una película con “buenos y malos” de manual, y la frase final de Tucker en la que dice que “lo que cuenta es el sueño”, queda muy bien como epitafio, pero no habría estado de más preguntar lo que ese sueño supuso para muchos accionistas al perder su dinero, si bien es claro que cuando se invierte en ciertos proyectos, se puede ganar o perder, ya que eso forma parte del juego.

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Escrito por Pablo Gimeno Valledor

Pablo Gimeno Valledor (Madrid 1949). Soy aficionado a los automóviles desde siempre. También desde siempre me han gustado los coches de todo tipo y época, así como la competición, con una especial predilección por los temas nacionales. Porque, hasta hace poco, conocíamos más sobre Ferrari, Porsche o VW que sobre los Pegaso o los SEAT. Afortunadamente, gracias a determinadas revistas y libros, así como mediante las llamadas revistas digitales, nuestros conocimientos son hoy muchísimo mayores que los de hace no muchos años, por lo que es un placer y un honor colaborar con una web de referencia como es esta de LA ESCUDERÍA.

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