Javillac
La década de los 80 fue una época dorada para las series de televisión y películas muy taquilleras, en las cuales coches como KITT, el DeLorean, la GMC del Equipo A, o el Ferrari 308 de Magnum P.I ocupaban importantes papeles protagonistas.
Una de las series más conocidas fue “Corrupción en Miami”, en la que dos detectives encubiertos conducían en su Ferrari por un Miami de luces de neón y tonos pastel. La serie, que se estrenó en 1984 y contó con un gran éxito de audiencias, mostraba en sus primeras temporadas lo que parecía ser un Ferrari 365/4 GTS «Daytona» de color negro, pero realmente era una réplica. 
LA RÉPLICA DEL FERRARI «DAYTONA»
Icónicas son las imágenes de Sonny Crockett y Ricardo Tubbs junto al Ferrari negro, pero el coche que se escondía bajo la carrocería era un Chevrolet Corvette C3. El motivo era que, a pesar de que los Ferrari tenían más de diez años de antigüedad en ese momento, seguían siendo muy caros para el estudio. Además, los coches participarían en escenas de acción en las que podrían resultar dañados, por esta razón se optó por las réplicas.
Pero lo que fue una solución para la productora enfureció a Enzo Ferrari, llegando a planear una demanda por mostrar una falsa representación de sus coches en un programa de éxito. Esta amenaza legal hizo que en la tercera temporada uno de los falsos «Daytona» fuese destruido en una explosión, otra imagen que tampoco gustó a Ferrari.
Sin embargo, y a pesar de las tensiones previas, la productora de la serie y el fabricante de automóviles lograron buscar una solución que beneficiase a ambos.
LLEGA EL FERRARI TESTAROSSA
El productor de la serie, Michael Mann, se declaró como un gran fan de la marca del cavallino rampante, y alegó haber usado réplicas con el fin de proteger y no maltratar ningún Ferrari en sus producciones.
Las conversaciones llegaron a buen puerto, y Mann propuso que ambas partes se podrían beneficiar si en la serie apareciese un modelo que se fabricaba en aquel momento, y el elegido fue el Testarossa «Monospecchio».
El productor pidió a Ferrari dos unidades, una para las escenas grabadas dentro del coche y otra para las escenas en movimiento. Los coches llegaron de color negro, pero posteriormente, se pintaron de blanco para encajar mejor con la paleta de colores de la serie, creando así un icono de los ochenta que aumentó la popularidad del programa, y por supuesto, del Testarossa.
TAMBIÉN HUBO RÉPLICA DEL TESTAROSSA
Pese al acuerdo y la buena relación entre “Corrupción en Miami” y Ferrari, la productora continúo con las réplicas, y es que como Mann había dicho previamente, no iba a permitir que se dañase ninguno de estos exóticos y deseados coches en su serie.
A diferencia del Daytona, el Tesatorra era de motor central, por lo que un Corvette no valía como base. El elegido para la réplica de las escenas de acción fue esta vez un De Tomaso Pantera de 1972, con una configuración similar al Ferrari, pero que hubo que modificar para que las proporciones se asemejasen al Testarossa.
Por lo que algunas de las escenas más recordadas y frenéticas de la serie, han sido protagonizadas en muchas ocasiones por un De Tomaso Pantera con un buen disfraz.
