Para la década de los cincuenta Italia estaba experimentando un resurgir económico e industrial tras la devastadora II Guerra Mundial. Fiat era el claro reflejo de esta época de optimismo vivida en el país tras el conflicto, que con Dante Giacosa al mando del diseño de la compañía, lanzaron al mercado algunos modelos populares y económicos más vendidos de su historia como los 500 y 600, logrando estos últimos una mayor presencia a nivel internacional.
De esta manera la firma italiana logró reinventarse, y para finales de los prósperos años cincuenta ya experimentaban con la idea de implementar un modelo de gama intermedia que se situase entre los Fiat 600 y los 1100. Así nació el proyecto 119 y 122 de Fiat, poco tiempo después las nomenclaturas de los proyectos se convertirían en el nombre de los modelos finales, aunque a medida que el desarrollo del coche avanzaba se terminó eligiendo el nombre de 100G.
EL PROYECTO 100G DE FIAT
De nuevo el honor de diseñar el vehículo que terminaría convirtiéndose en el Fiat 850 recayó sobre Dante Giacosa. El coche debía satisfacer los gustos de la clase media italiana, con el foco puesto en el sur del país, por lo que su fabricación tenía que ser muy económica. Su manejo debía ser accesible para todo el mundo, y en cuanto a sus prestaciones se buscaba que tuviese un mayor reprís que el 600, pudiendo usarse perfectamente tanto en entornos urbanos como en las carreteras italianas más sinuosas.
La primera idea para este modelo era ampliar las dimensiones del Fiat 600 de manera notable, llegando a desarrollar una versión de cuatro puertas mucho tiempo antes de la fabricación íntegramente española del SEAT 800. Finalmente terminó por no llevarse a cabo, pues este prototipo tenía un comportamiento aerodinámico muy deficiente.
Las siguientes versiones siguieron continuaron con las cuatro puertas. Los siguientes prototipos cuentan con un diseño muy similar al del SIMCA 1000, algo que no es casualidad en absoluto, puesto que la marca francesa nació de la mano de Fiat en los años 30, y este sería uno de los últimos proyectos en los que colaborarían juntos. Otra de las propuestas contaba con un frontal muy parecido al del Autobianchi Bianchina.
Mecánicamente continúan los parecidos con el coche que SIMCA presentó en 1961, ya que el Fiat también montaría una mecánica que giraba en sentido contrario a las agujas del reloj, una decisión que se hizo para alojar una caja de cambios ahora completamente sincronizada y un radiador de mayor tamaño. En cuanto al motor el motor de 633 centímetros cúbicos del 600 aumentaría su cubicaje hasta los 843 centímetros cúbicos.
EL DISEÑO FINAL DEL 850
Tras varias propuestas, entre una de las cuales terminaría surgiendo el diseño del ya mencionado SIMCA 1000, Fiat terminaría eligiendo un diseño para el proyecto 100G, nombre que terminaría empleando el código de motor del futuro coche. Pese a que el prototipo seleccionado era de cuatro puertas se decidió continuar el desarrollo con tan solo dos con el fin de mantener los costes de producción lo más bajos posibles. Aun así, continuaron los modelos de preproducción con cuatro puertas, aunque finalmente sería España donde se terminaría fabricando el 850 con esta configuración en gran serie.
Como banco de pruebas y coche mula Fiat empleó un automóvil que contaba con un frontal procedente del 600 unido a la nueva trasera del proyecto 100G. Poco a poco se fue refinando la estética final del coche mientras que la prensa del motor hacía sus propias especulaciones tratando de adivinar el nombre del futuro modelo, que terminó por bautizarse como Fiat 850, coche que se presentó en 1964, hace 60 años, y que a España llegaría como SEAT en 1966, como una de las gamas más completas que se recuerdan.
Imágenes: Fiat