Decir que Chevrolet contaba con una gran popularidad en la década de los 50 es quedarse corto. Solamente en el año 1950, la marca vendió más de millón y medio de coches, o lo que es lo mismo, producía el 22,3 % de coches fabricados en Estados Unidos.
Esta popularidad incrementaría aún más cuando se presentan los nuevos modelos de 1955, que equipaban por primera vez un motor V8. Era una novedad que cautivó al público estadounidense, que recibía un coche de gama de acceso con un 8 cilindros en V aparte de los ofrecidos por Ford desde los años 30.
El primero de estos motores conocidos como “Small Block Chevy” por su relativamente pequeño cubicaje, era de 265 pulgadas cúbicas o 4,3 litros. El motor se desarrolló para sustituir al 6 cilindros en línea que montaron los primeros Corvette y que eran muy escasos de potencia para un deportivo. Como curiosidad, ésta sería la primera vez que Chevrolet fabricaría un V8 desde 1917.
Dicha mecánica se podía equipar en el popular y económico Chevrolet Bel Air, y este motor era más compacto, ligero y potente quelos V8 ofrecidos por Ford en aquel momento. Los Chevrolet de 1955 se ofrecían en tres modelos: el tope de gama Bel Air, el intermedio 210 y el básico 150. En total se fabricaron más 1,7 millones de estos coches para ese año, un récord para la marca. De hecho, un Bel Air Coupe tuvo el honor de ser el coche 50 millones fabricado por General Motors.
1957: LLEGA LA INYECCIÓN A CHEVROLET
Tras el triunfo en ventas de los modelos de 1955 y 1956, los Chevrolet del 57 cerrarían la trilogía de los llamados “Tri-five Chevys” con más de un millón y medio de coches fabricados. Como novedad para ese año, el motor Small Block incrementó su cilindrada hasta las 283 pulgadas cúbicas o 4,6 litros.
Pero la mayor innovación disponible en el catálogo de Chevrolet ese año era la opción de montar el sistema de inyección de combustible Rochester Ramjet, desarrollado por General Motors. Esta tecnología tan reciente se popularizó en la aviación durante la II Guerra Mundial, y en la automoción se había empleado en el continente europeo, especialmente en coches de competición y deportivos de alto rendimiento como el Mercedes 300 SL.
Así pues, sería con Chevrolet que los vanguardistas motores de inyección llegaron a Estados Unidos, aunque cabe mencionar que también en 1957 el Rambler Rebel ofreció un sistema de inyección electrónica que también estaría disponible en Chrysler Corporation en 1958.
Chevrolet haría historia con el motor 283 y la inyección Rochester, al conseguir desarrollar 283 CV de potencia, o lo que es lo mismo, un caballo por pulgada cúbica. Eran cifras sorprendentes en la época y algo que hasta entonces sólo había logrado Chrysler con el 300 B de 1956.
Con esta configuración, el motor podía alcanzar las 7.000 revoluciones por minuto con facilidad, lo que convirtió al Chevrolet Corvette de 1957 en el automóvil de producción más rápido del mundo. Incluso superaba al Mercedes-Benz 300 SL en aceleración de 0 a 100 y en el cuarto de milla por una fracción del precio. Esto convirtió al Corvette en uno de los modelos más populares de competición de su época.
NO SÓLO EN EL CORVETTE
La inyección mecánica Rochester Ramjet no se reservaba únicamente para los deportivos, también estaba disponible en cualquier coche de pasajeros de Chevrolet, con la excepción de la furgoneta 150 Handyman.
Para hacerse con un “Fuelie”, que es como se conocieron popularmente a los coches equipados con inyección, había que añadir 550 dólares más al precio de compra, o el equivalente a 5.900 dólares en 2023, razón por la cual estos coches son toda una rareza.
Por ese desembolso, se recibía mucho más que un anagrama que decía “Fuel Injection”. Los compradores de un Fuelie recibían un moderado consumo de 11,7 litros a los 100 kilómetros, además de todo el rendimiento ya mencionado.
Tan revolucionarios eran estos coches que, para la temporada de 1957 de la NASCAR, Chevrolet participó con seis unidades del modelo 150 equipados con la inyección mecánica Rochester Ramjet. Pese a que se produjeron pocos automóviles de calle con este sistema, fueron suficientes como para poder homologarlos en la competición. Era tal la ventaja que la NASCAR decidió prohibir la inyección inmediatamente, un veto que obligo a estos coches de carreras a equipar carburadores hasta 2011.
DECLIVE DE LA INYECCIÓN ROCHESTER RAMJET
En 1958, debuta el primer motor “Big block” de Chevrolet de 348 pulgadas cúbicas o 5,7 litros, y que cautivó a muchos nuevos compradores. Esto hizo que los coches de inyección, que sólo estaba disponible en los motores de menor cubicaje, vendiesen menos unidades. Finalmente, sería en 1959 cuando Chevrolet ofrece por última vez la inyección en un auto de pasajeros, anunciándolo como “un coche deportivo para cinco”.
En el Corvette se seguiría ofreciendo hasta 1965, cuando el “Big block” de 396 pulgadas cúbicas (6,49 litros) desarrollaba 425 CV por un coste extra de 292,70 dólares, mientras que el “Small block” de 327 pulgadas cúbicas (5,3 litros) generaba 375 CV por un precio mayor de 538 dólares, una compra poco justificable a ojos de un cliente.
Además, ya por aquella época la moderna inyección mecánica se había ganado una mala reputación en muchos talleres por ser algo delicada, pero sobre todo compleja de reparar, motivo por el cual muchas fueron reemplazadas por los tradicionales carburadores. Aquellos que consiguieron aprender los secretos de la inyección Rochester fueron recompensados por unas prestaciones, consumo y usabilidad incomparables.
Tanto fue así que, durante décadas, y especialmente tras las crisis del petróleo, los “Fuelie” de Chevrolet fueron muy buscados por su sorprendente rendimiento y potencial como “hot rods”. En la actualidad, y dada su escasa producción e importante lugar en la historia del automóvil americano los Chevrolet equipados con inyección Rochester son las versiones más cotizadas de estos icónicos coches estadounidenses.
Fotografías de GM y NASCAR.