La persecución de las emisiones está llevando las cosas a situaciones bastante extrañas y un poco confusas. En un primer momento, una de las principales acciones estrella, las famosas etiquetas, se pueden considerar un fiasco total, pues no solo premian con una etiqueta ECO a coches que no la merecen (¿un SUV de dos toneladas, más de 400 CV y un consumo de al menos 9 litros de media homologados, es un coche “ECO” por muy híbrido que sea?), sino que castiga a otros mucho menos contaminantes.
Esto se debe, claro está, a la forma de otorgar las etiquetas, basándose en tecnología y en fecha de matriculación. De esta forma, los coches clásicos, los vehículos que se podrían considerar como los más cuidados de toda España, quedan totalmente fuera, excluidos como vehículos altamente contaminantes por su elevada edad. Y si, tienen razón, los vehículos clásicos son contaminantes por tecnología, pero en realidad, su contribución al peoramiento del aire es tan ridícula que no merece ser tenida en cuenta.
Desde la Unión Europa instan a todos los miembros del bloque comunitario a mejorar la calidad del aire y la única forma de lograrlo, es mediante la instauración de diferentes normativas que regulen la circulación de los vehículos. En las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, es evidente que la contaminación es un problema serio, algo que necesita que se le ponga freno, pero no es la primera vez que desde la administración hacen las cosas “de cualquier manera”.
En el caso de los vehículos clásicos, muchas voces reclaman que tengan un tratamiento especial, con el objetivo de poder seguir circulando por las llamadas “Zonas de Bajas Emisiones” como ocurre con otros países de nuestro entorno. Los vehículos clásicos se usan realmente poco, su mantenimiento suele ser meticuloso y el estado general suele ser muy bueno. Son vehículos que, a pesar de tener un motor de combustión y sí, poco eficiente, no circulan lo necesario para ser realmente un problema.
Así surgieron varias acciones para que todo esto cambiara y se ha pedido a la administración una regulación que tenga en cuenta los vehículos clásicos, pues no son simples máquinas, son parte de la historia y como tal, deben conservarse. La comunicación entre administración, clubes, organizaciones y usuarios ha sido casi nula, pues los gobiernos no se han molestado en responder las diferentes solicitudes recibidas hasta el último momento, aunque parece ser que al final, la cosa pinta bien, al menos en Madrid.
La ordenanza de movilidad en Madrid se votó el día 10 de septiembre y parece cumplir con lo prometido. La FEVA (Federación Española de Vehículos Antiguos) ha estado llevando negociaciones con el gobierno para que los vehículos clásicos fueran tenidos en cuenta, pero para bien. Así, se ha logrado que los vehículos históricos estarán exentos de restricciones a la circulación, pero deberán ser eso, vehículos históricos y por lo tanto, la matrícula histórica es imprescindible.
Todos los demás vehículos sin etiqueta de la DGT, no podrán acceder a la Zona de Bajas Emisiones de Madrid Distrito Centro, salvo algunas excepciones. Por ejemplo, si el conductor está empadronado en una de las zonas afectadas si podrá acceder, al igual que si van a recoger a los más pequeños al colegio. Sin embargo, eso también tendrá los días contados, pues desde el 1 de enero de 2024, ningún vehículo sin etiqueta de la DGT podrá circular por el interior de la M-30. Y a partir del 1 de enero de 2025, ni siquiera los domiciliados en las zonas afectadas por Madrid Distrito Centro podrán acceder con su “coche viejo” sin etiqueta de la DGT.
Esta ordenanza es realmente importante, porque todas las ciudades que establezcan Zonas de Bajas Emisiones, usarán la de Madrid como base de partida. Y no serán pocas, porque aquellas poblaciones con más de 50.000 habitantes tendrán que tener una zona de bajas emisiones, obligados por Europa.
Sin embargo, en Barcelona no se tiene en cuenta la matrícula histórica y por tanto, todos los vehículos clásicos quedan fuera, así que no pueden circular por el centro de la ciudad bajo ningún concepto, pues prohíbe la entrada de vehículos gasolina anteriores al año 2000, diésel anteriores a 2006, furgonetas anteriores a 1994 y motos (y ciclomotores) anteriores a 2003, todos los días laborables de 7 a 20h. En caso de necesitar circular por el centro, deberán solicitar autorizaciones individuales. Esta ordenanza de Barcelona será recurrida.