Dentro del contexto sudamericano, Argentina es un país dotado de una evidente tradición automovilística. No en vano, ya en 1913 se creó la filial Ford Motor Argentina dentro del contexto de internacionalización marcado por la empresa estadounidense. A partir de aquí, según fueron pasando las décadas el capital nacional se fue aliando con el foráneo de cara a construir fábricas en el terreno. De esta forma, después de la Segunda Guerra Mundial el ensamblaje de vehículos motorizados en la Argentina sumaba decenas de miles de unidades cada año.
Además, el mercado local no se resignó a la oferta basada en los modelos venidos de fuera. Lejos de ello, desde IKA hasta la propia Ford pasando por la FIAT local todas realizaron diseños propios a partir de piezas tomadas de sus casas matriz. Debido a ello, en Argentina se engendraron modelos tan interesantes -y propios- como el Dodge GTX, el IKA-Renault Torino o el FIAT Duna SCX transformado por IAVA.
Así las cosas, su tradición deportiva -con pilotos de F1 entre los que apuntar a Fangio o Reutemann- ayudó a dar visibilidad al panorama argento más allá de sus fronteras. No obstante, yendo de lo deportivo a lo más sensato y masivo resulta imposible negar el interés de los grandes fabricantes mundiales por el mercado argentino. Debido a ello, desde Ford hasta FIAT pasando por Renault casi todas las marcas con ambiciones globales han invertido en fabricar automóviles por y para este país.
Dicho esto, resulta especialmente llamativo el aterrizaje del Grupo FIAT en Argentina. Aunque, en verdad, no lo es tanto si éste se inscribe en el contexto expansionista marcado por la empresa italiana. Liderada por Vittorio Valleta para, sin ningún problema visible, cerrar sustanciosos negocios tanto con la España franquista como con la Rusia soviética. Y es que, para bien o para mal, la casa propiedad de los Agnelli sabía hacer negocios dejando aparte cualquier tipo de escrúpulo o matiz ideológico.
Llegados a este punto, la eterna promesa representada por Argentina atrajo a FIAT ya en la década de los sesenta. Es más, en 1967 ésta era la marca líder en el sector automotriz nacional. Produciendo más de 40.000 unidades para llegar a una cuota de mercado fijada en el 23%. De hecho, sumando las diferentes plantas así como los vehículos turismo e industriales, FIAT empleaba a unos 22.000 trabajadores argentinos.
Con todo ello, la oferta de los FIAT locales fue sumando al 600 opciones tan interesantes como el 800 Coupé. La primera muestra deportiva de la marca en adaptación al mercado nacional. Además, en 1969 llegaba otra creación propia de la filial del grupo italiana en el país sudamericano. Hablamos del 1600. Un vehículo concebido a partir de mezclar elementos del 1500 -montó la última motorización de éste- con otros prestados por el 125 -obviamente, la carrocería-.
FIAT 125, UN PASO ADELANTE EN CUESTIONES MECÁNICAS
En 1967 FIAT presentaba en Italia el 125. Concebido como un modelo superior al 124 pero claramente inferior a las berlinas del segmento D, éste basó gran parte de éxito en lo poco que costó su desarrollo a la marca. Y es que, no en vano, desde el chasis hasta los paneles de carrocería el 125 tomaba elementos de otros modelos precedentes. Sin embargo, su apuesta por ingresar en un escalón donde poder competir con las Alfa Romeo Giulia se basó en la mecánica.
De esta manera, al 125 se le recuerda especialmente gracias a incorporar el nuevo motor Bilabero diseñado por Aurelio Lampredi. Sin duda, uno de los mayores hitos en toda la historia de FIAT. En desarrollo con múltiples adaptaciones hasta comienzos de los noventa, estando presente tanto en modelos de serie como en múltiples unidades de competición responsables de lograr éxitos mundiales. De hecho, el bloque Bialbero equipó tanto al 131 Abarth como al Lancia Beta Montecarlo.
Así las cosas, el 125 resultó desde sus comienzos una opción interesante para quienes desearan un tres volúmenes compacto con garra deportiva. Es más, su motor con cuatro cilindros en línea fijó el cubicaje en 1.6 litros de cara a sacar unos 110CV con, claro está, su icónico doble árbol de levas en cabeza. Todo ello para alcanzar los 170 kilómetros por hora con una transmisión manual de cuatro velocidades.
Además, FIAT intuyó el potencial del 125 en otros mercados. De esta manera, en 1972 se inició su producción en Argentina bajo las especificaciones de la versión italiana Special. Gracias a ello, la filial de la casa italiana en el país sudamericano ponía encima de la mesa una opción verdaderamente llamativa para el mercado local. Es más, su éxito no se hizo esperar. Logrando ser reconocido en 1973 como Coche del Año en Argentina.
Asimismo, sobre la base del FIAT 125 se desarrollaron desde versiones Coupé Sport hasta una Pick-Up conocida como Multicarga. Versiones que, sumadas a la tradicional berlina, sumaron para alcanzar una producción con más de 100.000 unidades ensambladas en la planta del Palomar hasta 1982. Todo ello aupado en un éxito en las carreras locales gracias al cual, durante años, el FIAT 125 se convirtió en el modelo dominante en las cilindradas hasta 1.600 centímetros cúbicos.
En suma, “La Máquina” -apodo dado a este modelo- se convirtió en uno de los modelos más icónicos para el automovilismo argento. Y, claro está para la filial local de FIAT. De hecho, incluso llegó a ser pilotado por Fangio en la que muchos consideran su última carrera. Una historia que, a buen seguro, les contaremos dentro de poco.
Fotografías: FIAT