Miguel Sánchez
Que Francia y Alemania fueran potencias industriales capaces de administrarse por sí mismas fue un grave problema para Europa. Tanto que, en tan sólo medio siglo, las dos guerras mundiales tuvieron esto como un factor a tener en cuenta. Por ello, sobre los escombros de un continente asolado por el nacionalismo germano sólo apareció como posible un camino: la interdependencia. Algo realmente interesante, puesto que si la suerte de tu vecino pasa a ser la tuya propia… Entonces tu vecino pasa a ser un aliado necesario más que un eventual enemigo.
Una lógica llevada a la práctica con la fundación en 1951 de la Comunidad Económica del Carbón y el Acero. Bajo esta entente industrial el desarrollo propio era indisoluble del ajeno. Por ello, a partir de los cincuenta países como Francia, Alemania, Bélgica o Italia avanzaron por una senda de integración que tuvo en el Tratado de Roma de 1957 su punto de no retorno. Una estrategia económica que hizo de Europa un lugar cada vez más pequeño gracias a la construcción de grandes vías de comunicación para el transporte industrial y privado.
Por ello, y tras haber motorizado a la naciente clase media con vehículos como el FIAT 500, el VW Beetle o el Citroën 2CV, la industria automovilística puso en su mira al segmento de las grandes berlinas. Potentes y distinguidas, en ellas primaba la comodidad que la pudiente clase industrial de la postguerra demandaba para moverse rápidamente en las nuevas autovías aparecidas por todo el continente. Así las cosas, 1963 vio el nacimiento del Maserati Quattroporte. La berlina de lujo italiana más exitosa gracias a sus seis generaciones, de la cual se ha hallado una unidad en Toledo ahora subastada por Catawiki.
MASERATI QUATTROPORTE 4200. UN 5000GT DE CUATRO PUERTAS
A mediados de los cincuenta nadie dudada del enorme prestigio de Maserati al hablar de competición. Sin embargo, lo cierto es que las cuentas de la empresa eran cada vez más frágiles. Habituada a construir unas tres unidades por mes, la visión de seguir dedicándose únicamente a las carreras resultaba insostenible. Por ello, en 1957 Maserati lanzó al mercado su primer automóvil de fabricación en serie: el 3500GT. Un seis cilindros de 220CV con el cual la producción aumentó a unos sesenta vehículos por mes. Verdadero salvavidas para la empresa de Módena, la cual se atrevió a lanzar dos años más tarde el espectacular 5000GT.
Elaborado sobre la base del 3500, este perfecto híbrido entre elegancia y deportividad subía la potencia hasta los 340CV gracias a sus cinco litros de cilindrada. No obstante parecía que, llegados a esos puntos de potencia y fabricación en serie, el camino de Maserati debía inclinarse más hacia el lujo que hacia la radicalidad de los GT extremos, asunto bien cubierto en Italia por Ferrari.
Elegancia sesentera. Créditos: Maserati
Y así fue, porque su siguiente creación en serie fue el Maserati Quattroporte. La berlina deportiva por excelencia, la cual ha tenido entre sus diseñadores a nombres tan celebrados como Pietro Frua, Nuccio Bertone, Marcello Gandini Giorgetto Giugiaro o Sergio Pininfarina.
Una incontestable panoplia de leyendas responsable de las diferentes evoluciones del modelo, el cual encuentra en el Maserati Quattroporte 4200 su primera representación. Mecánicamente basado en el mismo V8 que motorizó al 5000GT, su cilindrada es aquí más reducida para acomodarse a un comportamiento dinámico pensado para largos viajes por autovía. Algo que no es lastre para que los Quattroporte suelan tener margen de cara a cierta deportividad en curvas. Siempre y cuando se les trate con la misma suavidad que garantizan a sus pasajeros.
HALLAZGO EN TOLEDO. MASERATI QUATTROPORTE 4200 EN CATAWIKI
Con unas 700 unidades fabricadas, el Maserati Quattroporte 4200 es testigo vivo del inicio de las grandes berlinas de lujo. Un clásico reputado del cual es extraño encontrar disponible alguna unidad a la venta, más aún si ésta se ofrece como proyecto para restauración. Y es que, encontrado en el garaje de una colección privada en la provincia de Toledo, se encuentra este ejemplar con código 320 registrado el 15 de junio de 1966 en Valencia. Posiblemente habiendo entrado a España a través de una feria internacional de muestras. Un Quattroporte que se presenta sin motor ni caja de cambios, pero con una carrocería libre óxido perfecta como punto de inicio para trabajar.
Además, se conservan intactos los dos ejes. Incluyendo el trasero con sistema DeDion, el cual sería remplazado por otro de resorte elíptico en los Quattroporte fabricados a partir de 1967. Nunca antes restaurado, preserva muchos detalles cromados desmontados. Con estas características, estamos hablando de un vehículo perfecto para aquellos con ganas de meterse en un proyecto de restauración complejo pero con posibilidad de tener resultados de altos vuelos.
No obstante, si también estás buscando un proyecto de restauración pero ceñido a clásicos más populares, el mismo vendedor ofrece en una subasta que cierra el mismo día que la del Maserati Quattroporte un curioso Daihatsu Compagno de 1966. Mucho menos preciado que la representativa berlina italiana, pero cargado de curiosidad por su escaso número de unidades conservadas en Europa.
Fotografías: Catawiki.
