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Maserati Quattroporte, repasamos todas las generaciones desde 1963

Creado por Giulio Alfieri a comienzos de los años sesenta el Maserati Quattroporte ha configurado una saga con múltiples generaciones capaces de llegar hasta nuestros días bajo un legado de prestaciones, estilo y por qué no decirlo también no pocas polémicas incluso entre la afición al modelo.

Aun con interrupciones temporales el Maserati Quattroporte ha configurado una de las sagas más amplias y longevas de toda la escena europea. Así las cosas, a lo largo de sus seis generaciones podemos encontrar en torno a 15 versiones entre las cuales encontramos motores V6, V8, diseños de Pietro Frua, carrozados de Pininfarina e incluso una generación con base Citroën y suspensión hidroneumática.

Asimismo, la propia génesis del Maserati Quattroporte a comienzos de los años sesenta ya fue en sí misma visionaria, planteando la posibilidad de una berlina altamente prestacional derivada de modelos claramente deportivos sin que esto fuera un menoscabo para el espacio, el confort o el lujo inherente a un modelo pensado para competir en lo más exquisito del automovilismo.

De todos modos, a pesar de las credenciales mecánicas y de estilo presentadas por el italiano lo cierto es que éste no llegó en el mejor de los momentos; es más, su mala racha se prolongó durante décadas debido a cómo el segmento donde pretendía competir resultaba un coto privado para las berlinas alemanas de BMW y Mercedes.

Un fenómeno sobradamente estudiado y al cual incluso podemos poner fecha de inicio exacta: 1 de julio de 1968. Momento en el cual los seis socios fundadores de la CEE abrían al libre comercio sus aduanas, haciendo así del mercado europeo un terreno propicio para la expansión de las berlinas germanas ya que éstas apenas encontraron más resistencia que lo envejecido del Citroën DS, lo particular del Jaguar XJ6 o lo incapaz del Fiat 130.

1963, EL INICIO DE LA SAGA

Centrada en el ámbito de los GT desde que abandonase la F1 debido a problemas financieros, Maserati fue asentándose en lo contable al encontrar un espacio comercial propio donde el rendimiento se mezclaba con el estilo y el lujo italiano para el uso en viajes o incluso el día a día.

En este sentido el 3500 GT de 1957 resultó todo un éxito, siendo incluso el modelo escogido por Juan Manuel Fangio para sus necesidades de transporte al estar en Europa. Además, con el Sebring y el Mistral la casa del tridente entraba a los años sesenta diversificando su gama al tiempo que a modo de emblema ensamblaba unas 36 unidades del imponente 5000 GT.

Llegados a este punto Giulio Alfieri pensó en la conveniencia de crear una berlina al más alto nivel, uniendo una mecánica V8 de 4.2 litros y 260 CV a 5000 rpm -derivada de la empleada en el 5000 GT- a un chasis con estructura monocasco para dejar así a un lado los recurrentes bastidores tubulares tan típicos en Maserati.

Respecto a la carrocería el diseño de la misma fue encomendado a Vignale, en la cual Pietro Frua firmó unas líneas con las cuales la identidad de los GT creados en la casa italiana pasaba de forma fluida a una forma berlina dotada con un interior exquisito y una gran superficie acristalada.

SEGUNDA GENERACIÓN, LA GENERACIÓN CITROËN

Del primer Maserati Quattroporte se vendieron 252 unidades entre 1963 y 1967, sumando además las 7 relativas a la versión con motor de 4.7 litros y 290 CV 5.200 rpm disponible únicamente durante 1965.

Así las cosas lo cierto es que aquello no estuvo nada mal en relación a un vehículo tan exclusivo. Sin embargo, y tal como ya hemos señalada anteriormente, lo ocurrido en 1968 sentenció las posibilidades comerciales del Maserati así como las de cualquier otra berlina prestacional, haciendo que al clausurarse la producción del primer Quattroporte no se retomara la saga hasta pasados siete años.

Además, desde que en 1968 Citroën comprase Maserati -nuevamente aquejada de una mala situación contable- la sobriedad pasó a ser una norma necesaria en la casa italiana; eso sí, esto no paró la actividad creadora de Giulio Alfieri, quien diseño el V6 a 90º del Citroën SM incorporando una interesante distribución con eje intermedio y dos culatas idénticas.

Tras esto, de cara a la temporada de 1974 -con todo el temblor de la Crisis del Petróleo y ya mascándose la liquidación que habría de llegar al año siguiente- la dirección de Maserati se aventuró con el lanzamiento de una segunda generación para el Quattroporte.

Eso sí, a fin de ahorrar costes ésta se haría sobre la base del SM ya que el modelo GT no tuvo más adaptación a berlina que las siete unidades del Opera realizadas por el carrocero Henri Chapron. De esta manera el Maserati Quattroporte II oculta bajo su carrocería a firma de Bertone la misma planta que un SM, utilizando también su motor e incluso el sistema de suspensión hidroneumática.

MASERATI QUATTROPORTE III, REGRESO A LA NORMALIDAD

Aunque la segunda generación del Maserati Quattroporte es la menos querida por la afición, lo cierto es que contemplarla como una versión berlina del magnífico SM no hace sino maravillarnos. Además, ya que de ésta tan sólo se fabricaron 13 unidades -recordemos cómo a mediados de 1975 la fábrica modenesa entraba en liquidación de pagos tras el abandono de Citroën- ahora es la más deseada por cualquier coleccionista con afán de rarezas.

Dicho esto, Maserati finalmente se salvó por la mínima gracias a las ayudas del gobierno -el cual garantizó salarios durante meses así como indemnizaciones por despido- y su integración en el conglomerado estatal GEPI junto a una importante participación de Alejandro de Tomaso quien, al hilo de esto, llegó a la dirección de la marca despidiendo sin contemplaciones a Giulio Alfieri.

Desde este momento la gama Maserati entró en una curiosa deriva donde las piezas se compartían a fin de crear una oferta diversa en la cual los motores en posición delantera convivían con los instaladas en central-trasera. Un contexto de recuperación contra las cuerdas donde nació en 1978 la tercera generación del Quattroporte.

Dominada por un motor V8 a 90º tomado del Kyalami, ésta recuperaba la tracción trasera ofreciendo dos versiones: una con 4.9 litros y 280 CV a 5.600 rpm de la cual se llegaron a vender 2.025 unidades entre 1978 y 1988 y otra con 4.2 litros y 255 CV a 6.000 rpm con una producción de tan sólo 69 unidades entre 1979 y 1983.

Asimismo, en 1987 la versión Royale aportaba 51 unidades con batalla alargada para un mayor espacio en las plazas traseras al tiempo que mantenía la planta motriz del 4.9. Todo ello con carrocerías a firma de Giugiaro así como una cierta proyección en el mercado estadounidense.

MASERATI QUATTROPORTE IV, LA SALVACIÓN LLEGA A CUENTA DE FIAT

Durante los años ochenta Maserati sacó pecho gracias a la amplia familia Biturbo. No obstante, la complejidad mecánica inherente a su sistema de sobrealimentación hizo del mismo un modelo con mala fama en talleres donde no se le sabía mantener; hecho especialmente sangrante en los Estados Unidos, donde a pesar de haber logrado una cuota de ventas aceptable Maserati tuvo que abandonar el país en 1991 incluso habiendo incorporado la inyección de combustible tres años antes.

Bajo este contexto complejo Fiat entró al accionariado de la marca en 1989 para convertirse en propietaria plena llegados a 1993. Un momento clave en la historia de Maserati, la cual acabaría al poco tiempo bajo la égida de su histórico rival Ferrari entrando así -paradójicamente- en una nueva era de estabilidad, crecimiento y esplendor tanto técnico como comercial.

Llegados a este punto, en 1994 la presentación de la cuarta generación del Quattroporte marcó un antes y un después no sólo en términos de producción sino también en planteamiento comercial y mecánico. En primer lugar la carrocería a crédito de Marcello Gandini hacía al modelo bastante más compacto que sus predecesores a fin de competir no en el segmento F sino en el E.

Asimismo, aquello se acompañó con un bloque V6 perforado bien a 2 litros -287 CV a 6.500 rpm- o bien a 2.8 litros -284 a 6.000 rpm pero con una curva de par más progresiva y amable-. Y vaya, por si a alguien le pareciera poco en 1996 apareció una versión con el bloque V8 del Shamal ajustado a 3.2 litros y 300 CV a 5.800 rpm. Las tres versiones -dicho sea de paso- con sobrealimentación biturbo.

UNA SAGA ALARGADA HASTA LA ACTUALIDAD

Con una producción total de 1.670 unidades sumando sus tres versiones, el Maserati Quattroporte IV vio el fin de su comercialización en 1998 a esperas de llegar en 2003 la quinta generación. Bendecida por la integración de la marca en Ferrari ésta dispuso del mismo bloque V8 con el cual se equiparon “cavallinos” como el 360 Modena.

Además su carrocería creada en Pininfarina -un prodigio de estilo, sin duda un “clásico instantáneo”- marcó el regreso al segmento tradicional de los Quattroporte, ocupando por derecho propio un hueco de excepción entre las mejores berlinas prestacionales del momento gracias a un sorprendente comportamiento deportivo basado en colocar el motor en posición retrasada a fin crear un giro lo más neutro posible.

Respecto al motor éste cubicaba 4.2 litros para entregar 400 CV a 7.000 rpm en estricto atmosférico. Por otra parte, el cambio Duoselect con levas en el volante daba un toque claramente “sport” tomado directamente de la gama Ferrari, lo cual no fue óbice para la presentación en 2007 de una versión automática destinada al mercado estadounidense capaz de vender 6.717 unidades contando las 667 de la versión GTS “automático deportivo”.

Por cierto, del Duoselect se adjudicaron 10.639 unidades en tan sólo cinco años; prueba evidente en torno a la recuperación de Maserati, la cual retomaba al fin un tiempo de esplendor donde se incorporó en 2008 la llegada del restyling relativo al Quattroporte V. Esta vez ofreciendo una nueva versión del motor V8 con hasta 4.7 litros mientras el cambio Duoselect desparecía en favor de un cambio automático con seis velocidades.

NUEVOS TIEMPOS Y UN PEQUEÑO AVANCE

Tras todo aquello no hay duda sobre cómo el Maserati Quattroporte V fue un éxito absoluto continuado con la actual sexta generación en buen complemento con la oferta del Ghibli, de los cuales no hablaremos dado que esta es una publicación enfocada a modelos históricos, no actuales.

Imagen Proto Frua: RM Sotheby's

En fin, una larga historia de altibajos empresariales donde a pesar de los cambios y las brechas temporales este modelo ha logrado crear una saga imprescindible para el automovilismo europeo de alta gama.

Y eso hablando de las creaciones de serie, porque si esta trayectoria les ha interesado les recomendamos estar a la espera de lo siguiente: un artículo donde les detallaremos la historia del Maserati Quattroporte II Proto realizado por Pietro Frua en 1971. Como verán, su historia es digna de reseña. Queden atentos porque además hay varias y curiosas cuestiones relativas a España.

Imágenes: Maserati / RM Sotheby’s

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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