Miguel Sánchez
Después de la Segunda Guerra Mundial Mercedes-Benz pudo reconstituir sus cuentas rápidamente gracias a modelos como el 180/190. Popularizado bajo el sobrenombre de “Pontón”, éste no sólo asentó un nuevo tipo de carrocería con los pasos de rueda al fin integrados sino que también representó un gran espaldarazo comercial para la marca gracias a sus más de 430.000 unidades.
Asimismo las motorizaciones abarcaban tanto opciones con cuatro como con seis cilindros a fin de demostrar cómo Mercedes-Benz tenía la capacidad de ensamblar en gran serie al tiempo que lo hacía con niveles de calidad muy similares a los vistos en sus vehículos más exclusivos. En suma, todo un logro gracias al cual abrirse a una gama de acceso no suponía mermar la calidad inherente a la marca.
No obstante, en claro contraste su rival y compatriota BMW no tuvo un camino tan placentero. Es más, tras orientarse en exclusiva hacia la alta gama -un craso error debido a las escasas ventas registradas en el mercado estadounidense- tan sólo el éxito del escueto bicilíndrico 700 pudo salvarla de una casi segura absorción por parte de la propia Mercedes-Benz.
Eso sí, después de esto supo reinventarse gracias a los modelos de la Neue Klasse. A la postre auténticos protagonistas en la creación de una nueva imagen de marca donde la calidad se daba la mano con una cierta deportividad a fin de marcar distancia y personalidad respecto a la mucho más seria y aristocrática gama presentada en los concesionarios Mercedes-Benz.
UNA PERSONALIDAD PARA CADA MARCA
Tras liquidarse las aduanas entre los socios de la Comunidad Económica Europea allá por 1968, las berlinas germanas tuvieron al fin el camino libre en su misión de ser hegemónicas dentro de la gama alta europea.
Es más, Fiat y su 130 no pudieron contestar ni a BMW ni a Mercedes-Benz; algo incluso más visible en Francia, donde Renault carecía de opciones al igual que Peugeot al tiempo que Citroën apenas salvaba los muebles con su ya anticuado DS.
Así las cosas mientras Mercedes-Benz ofertaba las berlinas más clásicas y señoriales con una clara apuesta por la seguridad BMW hacía lo propio con modelos dotados de un cierto toque prestacional fácilmente adaptables al campo de la deportividad.
Un panorama al cual se fue sumando poco a poco Audi, encontrando al fin su personalidad propia durante los años ochenta gracias a excelencias mecánicas como la tracción quattro así como una imagen de marca sólidamente asentada por sus éxitos en el WRC y el IMSA norteamericano.
UNA COMPETENCIA ENTRE ELLOS MISMOS
Dicho esto la historia de las berlinas germanas bien pudiera parecer la de un sólido y coordinado bloque opuesto a todo lo fabricado en el resto del Viejo Continente. No obstante, lo cierto es que a pesar de contar con matices propios cada una de estas tres marcas luchaba por liderar los segmentos D y E tanto en su mercado local como en el europeo y de exportación.
Llegados a este punto Mercedes-Benz decidió dar un golpe de efecto lanzando en 1982 su 190E (W201). Conocido como “baby Benz”, éste logró sintetizar en un tamaño compacto y un precio más o menos accesible todas las virtudes de la marca en relación a fiabilidad, acabados, seguridad, comodidad y buen comportamiento.
Todo ello, dicho sea de paso, ofreciendo una excelente base para futuras versiones prestacionales y de competición debido a la rigidez de su chasis monocasco combinada con un peso contenido y una serie de mecánicas fácilmente adaptables al ámbito más prestacional. En suma, la peor pesadilla posible para BMW con sus modelos de la Serie 3 y Audi con su tercera generación del 80 estrenada cuatro años más tarde.
MERCEDES-BENZ 180E, UNA VERSIÓN PARA EL MERCADO AUSTRALIANO
Más allá de los mercados europeos y norteamericanos marcas como BMW, Mercedes-Benz o Audi siempre han contando con un interés comercial evidente en Australia, Sudáfrica e incluso Japón. Una tendencia ahora reforzada con la entrada de China en la demanda de productos relativos a la alta gama junto a buena parte del sudeste asiático.
Debido a ello no es del todo extraño contemplar versiones destinadas para estos mercados otrora periféricos; una de las más interesantes la 180E de Mercedes-Benz.
Y es que, a finales de los años ochenta, la casa de la estrella estaba perdiendo terreno en Australia frente a las opciones presentadas por Audi y BMW debido al precio de sus modelos -incluso en relación al accesible 190E- y que, además, era sobredimensionado al aplicarse el impuesto de lujo relativo a productos de una cierta cuantía
Con todo ello Mercedes-Benz decidió rebajar el precio del 190E lanzando una versión con menos equipamiento; tanto así que, además, logró irse por debajo del mínimo estipulado para los productos de lujo logrando acceder a un segmento fiscal más ventajoso.
Primer paso para un auténtico éxito en ventas protagonizado por esta versión que, prescindiendo de elevalunas eléctricos, ABS y algunos pequeños detalles de equipamiento es básicamente todo un Mercedes-Benz 190E.
Imágenes: Classic Throttle Shop
