Rebuscando en el mundo del motor clásico se suele tender a lo original. Por ello, como cuando hace unos días hablábamos del único Testarossa Spider, es emocionante dar con un ejemplar escaso o incluso único. Ése es el caso del Mercedes 230 SLX ‘Shooting Break’. Se trata de una modificación a partir del 230 SL ‘Pagoda‘ y bueno, este ejemplar tiene casi toda la clase y el diseño de aquel Mercedes descapotable que, gracias a su techo duro opcional, podía pasar por un coupé de líneas estilosas.
Y decimos ‘casi‘ porque a más de uno le puede chirriar lo que verá a continuación. ¿Por qué convertir un descapotable biplaza en una ‘ranchera‘? Aunque a alguno le pueda parecer extraño, hay que reconocer que desde este modelo hasta el actual Ferrari FF -pasando por el BMW Z3 Coupé– no es extraño ver coupés con portón trasero. Lo que sí es más curioso es que, siendo ejecutado por un pequeño carrocero, éste no parta de un coupé de serie previo. Legados a este punto veamos brevemente qué es un ‘shooting brake’ y qué es este Pagoda.
PAGODA ‘SHOOTING BREAK’. EL COCHE DEL CAZADOR
La solidez es alemana. La deportividad italiana. Pero hay una cosa que es plenamente inglesa: la elegancia. Y como los ingleses son muy particulares para ello la mantienen incluso en el ámbito rural. Curiosamente, ahí está el origen de las carrocerías ‘shooting break’. Resultaba imposible ir a las cacerías campestres en un coupé porque, ¿dónde metes a los perros? ¿Qué pasa con las escopetas? Se precisan amplios maleteros y portones de generosa apertura, algo en lo que vehículos británicos de renombre como por ejemplo el Range Rover saben destacarse.
En la inesperada mezcla entre una carrocería coupé y la necesidad de una amplia trasera para bultos nace el concepto ‘shooting brake’. Con lo de ‘shooting’ completamente justificado, ya que eran principalmente los coches de los cazadores. Poco a poco esto fue calando en el mercado británico y las cosas como son: Aston Martin, Jaguar, Lotus, Jensen… Casi no hay deportivo inglés sin su propia preparación con portón trasero. Tanto éxito tuvo que Volvo se apuntó al carro y, gracias a un carrocero italiano, hasta Mercedes.
ÚNICO. EL MERCEDES PAGODA DE CARROCERÍA ITALIANA
En 1963 apareció uno de los Mercedes más celebrados: el 230 SL, bautizado rápidamente como ‘Pagoda’ ya que a muchos sus líneas les recordaron a las de estos templos orientales. De diseño elegante y deportivo, este descapotable se hizo famoso por su comodidad arropada en unos avances en seguridad que incluían zonas deformantes.
A un coche tan fantástico nosotros no le tocaríamos nada, pero el criterio de Pietro Frua era diferente. Turinés, y curtido en coches de alta gama, Pietro se atrevió a hacer su interpretación del 230 SL en 1966. Una interpretación en la que el “Pagoda” se convirtió en un cuatro plazas ‘shooting break‘. Sólo hizo uno, por lo que estamos ante una pieza única.
Una pieza única que se vendió en Ginebra donde, según parece, a su vez fue adquirida por el diplomático español Javier Rupérez cuando éste trabajaba en Naciones Unidas. Posteriormente el coche fue matriculado en Madrid a mediados de los ’80, para luego ser vendido a un corredor de bolsa y por última vez -que tengamos constancia- a un arquitecto de Canarias. ¡Vaya viaje! Guste este ejemplar ‘1 de 1’ más o menos lo cierto es que le conviene un amplio maletero para almacenar tan gran historia.
El coche sigue en Gran Canaria, lo vi ayer en la autopista GC-1