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Mercedes 300 SEL 6.8 AMG «Red Pig»: Una increíble historia con mal final

FOTOS MERCEDES 300 SEL 6.8 AMG «RED PIG»: RM SOTHEBY’S

Quizás a ti también te pase lo mismo. Haber tenido un maestro capaz de estimular la duda y la curiosidad entre sus alumnos. Algo que siempre es bueno hacer con amplios argumentos, pero también con máximas que simplifiquen el mensaje. Una de ellas es lo de “la primera norma general es que nunca hay una norma general”. Seguida de la sempiterna “toda regla general tiene como primera regla general el encontrar excepciones”. Pues bien, no sólo los años han dado la razón a aquel antiguo maestro de escuela. También la historia del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG.

Y es que esta pesada berlina es uno de los mayores hitos en competición de Mercedes. O bueno, más bien deberíamos decir en la del preparador AMG, ya que los de Stuttgart siempre se desmarcaron del proyecto. Un proyecto liderado por Hans-Werner Aufrecht y Erhard Melcher, dos ingenieros que decidieron salir de Mercedes si ésta abandonaba definitivamente las carreras. Así, de una pasión desmedida por la competición, nacía a comienzos de los setenta la historia de este preparador. Una historia en la que su primer capítulo sería el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG.

Un coche que representa muy bien aquello de que en toda regla hay excepciones porque, veamos. ¿Una enorme berlina de alta gama participando con éxito en carreras de resistencia contra deportivos ligeros? Aún a día de hoy sigue pareciendo descabellado. Sin embargo, lo cierto es que el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG logró el segundo puesto de la clasificación absoluta en las 24 Horas de Spa de 1971. ¡Y de ahí saltó a ser una pieza clave en el desarrollo del avión supersónico Concorde!

mercedes 300 SEL Red Pig replica

Una historia fabulosa como pocas que, desgraciadamente, acabó en algún desguace. Uno de esos finales en los sólo puedes decir “pero cómo narices pasó esto”. Sea como fuera, lo cierto es que del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG ya no queda nada. Nada más allá del recuerdo y réplicas como ésta subastada recientemente en París por RM Sotheby’s. Un intento de hacer justicia a “Red Pig”, el apodo que los aficionados germanos pusieron al coche por el agudo chillido que su enorme motor arrojaba en las rectas de los circuitos. Igual que un cerdo rumbo a la matanza.

MERCEDES 300 SEL 6.8: EL INSOSPECHADO INICIO DE AMG

No hay duda de que una de las grandes marcas del automovilismo deportivo es Mercedes. Sin embargo, lo cierto es que a finales de los setenta ésta parecía estar poco interesada en los circuitos. De hecho, su principal objetivo radicaba en la fabricación de berlinas basadas en acabados de calidad excepcional. Algo fácilmente verificable cuando conduces alguno de los modelos Mercedes lanzados durante los setenta; duros como rocas. No obstante, dos ingenieros a sueldo de la empresa discreparon de esta estrategia comercial.

Creían en el potencial de Mercedes en las carreras. Tanto que decidieron fundar AMG, una pequeña empresa centrada en preparaciones deportivas a partir de Mercedes de serie. Llegados a este punto fue cuando llegaron a lo que nosotros llamamos “el dilema Ferrari”. Y es que, aunque las carreras te interesen en una relación inversa a la comercialización de productos en serie… Lo cierto es que sólo la venta masiva de automóviles puede financiar equipos ganadores.

En este contexto, Hans-Wermer Aufrecht y Erhard Melcher resolvieron comprar en el mercado de segunda mano un Mercedes 300 SEL de 1969. ¿Ésta iba a ser la base para un coche de competición? ¿Una enorme, pesada y lujosa berlina? Pues sí, una apuesta de lo más arriesgada que aún a día de hoy sigue pareciendo una elección de lo más incorrecta. Pero en fin, ¿recuerdas al viejo profesor? “La primera norma general es que nunca hay una norma general”. Al fin y al cabo, el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG es una maravillosa excepción en las reglas del automovilismo deportivo.

TAN GRANDE Y PESADO COMO IMPREVISIBLEMENTE RÁPIDO

Con la mirada puesta en las grandes pruebas de resistencia, los de AMG comenzaron a idear el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG de una forma casi artesanal. Así las cosas, poco a poco fueron modificando la pesada berlina para sacar de ella toda la deportividad posible. Lo primero era aligerarla, pues los 1761 kilos dados por la versión de calle resultaban una barbaridad. Especialmente si los comparabas con el rango propio de sus adversarios: de 800 a 1100 kilos.

Puertas de aluminio, llantas de magnesio… Un arsenal con el que el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG adelgazó hasta los aproximadamente 1500 kilos. Sin duda una rebaja importante, pero que aún lo hacía unos 300 kilos más pesado que rivales ya pesados de por sí. Así las cosas, la estrategia estaba clara: la única manera de hacer competitivo al coche sería la potencia. Si tenía que ser el más pesado, al menos que fuera de largo el más potente.

Y bueno, la verdad es que en ese aspecto sí hubo buenos resultados. Ampliando en medio litro la cilindrada original de la versión de calle -fijada en 6.3-, los de AMG consiguieron que el V8 llegara hasta los 420CV. Si bien el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG era de lo más torpe en las curvas debido a las inercias provocadas por su peso… En recta se mostraba implacable. Una locomotora capaz de recuperar en una parte del circuito lo que perdía en otra. Algo que se demostró en las 24 Horas de Spa de 1971.

DE LA VICTORIA EN LAS 24 HORAS DE SPA AL DESARROLLO DEL CONCORDE

No hay que hacer demasiado esfuerzo para recrear las caras del público que contempló el estreno del Mercedes 300 SEL 6.8 en las carreras. Caras de indulgente incredulidad. Una indulgencia que se tornó en sorpresa cuando en las 24 Horas de Spa de 1971 logró, contra todo pronóstico y tras unas pruebas algo desastrosas, un segundo puesto en la clasificación absoluta. Algo que acompañó a la victoria en su clase, la de vehículos con más de tres litros de cilindrada. Un magnífico resultado nada fácil de conseguir, ya que el peso hizo de las suyas desgastando los neumáticos a ritmo acelerado.

Desgraciadamente, las victorias del Mercedes 300 SEL 6.8 AMG no tuvieron mucha más continuidad. En las 24 Horas de Nürburgring de ese mismo año un problema mecánico forzó su abandono, lo cual sólo fue el previo de lo que ocurriría en 1972 cuando siquiera pudo clasificarse para las 24 Horas de Le Mans. Sin embargo, ese mismo año logró su segunda y última victoria en circuito: las 200 millas de Núremberg. Cuando a las pocas semanas la FIA prohibía pasar de los cinco litros de cilindrada en el Campeonato Europeo de Turismos… Nuestro héroe firmaba su defunción.

O al menos su defunción en los circuitos, ya que AMG lo vendió a Matra. ¡Pero cuidado! No a su división de automovilismo deportivo sino a la de aviación, la cual estaba interesada en el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG para las pruebas de despegue en pista relativas al desarrollo de los Concorde. Y es que este coche había alcanzado máximas en recta de casi 290 km/h. Algo que, sumado a su amplio habitáculo donde poder montar toda clase de equipos de registro de datos, hacía de él un vehículo perfecto para las pruebas en pista del avión supersónico Concorde.

DE LA GLORIA A LA DESAPARICIÓN: LAS RÉPLICAS

Aunque parezca increíble, el Mercedes 300 SEL 6.8 AMG acabó perdido. Un coche que fue el inicio de AMG, uno de los deportivos más imprevistos de los setenta, personaje en la historia de las 24 Horas de Spa y actualmente valorado como uno de los Mercedes más curiosos de todos los tiempos… Perdido entre la masa de hierros de algún viejo desguace. Un hecho lastimoso que se ha intentado paliar con la fabricación de algunas réplicas.

La más famosa de todas fue la que la propia Mercedes hizo en su 40 aniversario. Una bonita manera de cerrar el círculo al desprecio que originariamente hiciera la marca a la creación de AMG, intentando alejarse todo lo posible de un preparador al que, ironías de la Historia, acabaría comprando. Otra de ellas es que la ilustra el texto que estás leyendo, la cual viene firmada por Arthur Bectel Classic Motors.

Realizada para el directivo surcoreano James Goo Kim, esta unidad ha recorrido menos de 800 kilómetros. Aunque ahora quizás haga muchos más con su nuevo dueño, el cual se hizo con ella en la subasta que RM Sotheby’s celebró en París el pasado 5 de febrero. Y por cierto, si te estás preguntando el precio… Realmente no nos parece la parte más importante. A esta réplica hay que tomarla como un homenaje a un coche realmente legendario: “Red Pig”.

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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