Mercedes 500E W124 1990
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Mercedes 500E, un salvavidas para las finanzas de Porsche

Cuando a finales de los años ochenta Mercedes externalizó en Porsche el diseño y el ensamblaje de un nuevo tope de gama para la serie W124 estaba contribuyendo, de manera decisiva, a salvar la casa de Stuttgart.

“Muy potente pero nada ostentoso; dinámico y lujoso al mismo tiempo. Este Mercedes no es un vehículo que llame especialmente la atención de entrada, necesita un segundo vistazo para hacerlo”. Así se refería al Mercedes-Benz 500E el antiguo responsable del Departamento de Desarrollo de Prototipos en Porsche hace tan sólo tres años.

Y es que, aun habiendo pasado más de tres décadas desde su presentación a finales de 1990, esta berlina deportiva sigue siendo una de las mayores referencias para la Porsche de aquellos años. No en vano, su desarrollo -delegado a la casa de Stuttgart a finales de los años ochenta- culminó con la puesta en el mercado de un modelo eficaz, equilibrado y sobre todo muy avanzado en todos los sentidos.

Pero vayamos por partes. Así las cosas, lo mejor será comprender las razones que subyacen bajo la aparición del Mercedes-Benz 500E y cómo éste fue, posiblemente, más importante para Porsche que para su propia marca responsable.

Mercedes 500E W124 Berlina Deportiva

PORSCHE EN LOS AÑOS OCHENTA, AL BORDE DEL ABISMO

Aunque había nacido como una pequeña empresa enfocada a los deportivos de serie corta, Porsche creció de manera exponencial desde que Max Hoffman y Ferdinand Porsche se encontraran en el Salón de París allá por 1950. Bastante escéptico respecto a la proyección comercial de sus máquinas en los estados Unidos, el ingeniero alemán aceptó con poca gana la exportación de algunas de ellas al otro lado del Atlántico.

A partir de aquí, los envíos desde Stuttgart hasta el puerto de Nueva York aumentaron cada año, llegando a entregar la mitad de la producción ya en 1950 mientras que, durante la década posterior, la estadística aumentaba hasta los tres cuartos de la misma. No obstante, la aparición de diversas recesiones económicas afectaron de pleno a la marca alemana a pesar de adaptarse y reinventarse con modelos como el 924 con motor Audi en posición delantera.

Llegados a este punto, la década de los ochenta fue incluso peor. Es más, mientras en 1986 se sobrepasaron las 58.000 unidades, tan sólo siete años más tarde ésta había caído hasta las poco más de 15.000. Un auténtico desastre económico debido no sólo a factores exógenos sino también endógenos; muchos de ellos, erradicados de plano cuando un grupo de consultores japoneses renovó por completo el funcionamiento de la fábrica de Porsche entre 1993 y 1994.

DISEÑANDO PARA TERCEROS

Más allá de sus propios vehículos, Porsche lleva décadas trabajando de forma externa para multitud de fabricantes. Y no, no siempre tuvo por qué ser en clave deportiva o prestacional. De hecho, mientras su trabajo sobre el Audi RS2 Avant es bien conocido, su diseño del bastidor del Opel Zafira -o incluso su labor para con la caja de cambios del SIMCA 1000– apenas ha trascendido al grueso de la afición.

En fin, una labor callada pero efectiva con la cual la división Porsche Engineering ha contribuido significativamente al cuadrar cuentas en su empresa. Algo realmente importante cuando, a finales de los años ochenta, Mercedes externalizó en Porsche el desarrollo de un tope de gama altamente prestacional para su serie W124.

Con la cadena de montaje de los W124 a pleno rendimiento, la marca de la estrella no tenía ni tiempo ni ganas de aumentar su capacidad productiva creando una línea especial sólo para el futuro Mercedes-Benz 500E. A la postre, una apuesta de nicho comercial cuya producción quedó en 10.479 unidades. En suma, muy poco para Mercedes pero más que suficiente para una Porsche que, necesitada de carga de trabajo, montó el modelo en sus propias instalaciones tras realizar el diseño y puesta a punto en colaboración con su marca cliente.

MERCEDES-BENZ 500E, UN TOPE DE GAMA W124 CON TOQUE PRESTACIONAL

Diseñado al compás del exitoso W201, el W124 apareció a mediados de los años ochenta para ser la apuesta de Mercedes en lo referido a las berlinas de segmento medio-alto. Asimismo, su versatilidad permitió la aparición de carrocerías coupé, ranchera y cabrio junto a la sempiterna berlina.

Una amplia panoplia de opciones superada ampliamente por su gran familia de motores, en cuyo despliegue observamos desde bloques con cuatro cilindros en línea hasta el prestacional V8 M119 montado en el Mercedes-Benz 500E.

Sucesor del M117 estrenado en los W108 de los años sesenta, éste inició su historia cubicando 4.2 litros para crecer hasta los 6 con los que AMG le llegó a perforar en su particular versión del E60. De todos modos, en el caso del nuevo tope de gama para la serie W124 se decidió dejar la operación en 5 litros para rendir así 326 CV y 470 Nm gestionados por una caja de cambios automática con cuatro velocidades. Respecto a la punta, ésta se fijó de manera electrónica en los 250 km/h.

UN RETO LOGÍSTICO

Aunque visualmente el Mercedes-Benz 500E apenas se distinga de las otras versiones por el ensanchamiento de las aletas o la aplicación de un spoiler delantero, lo cierto es que bajo su carrocería presentó una gran cantidad de innovaciones diseñadas en un 90% por el Departamento de Desarrollo de Prototipos a cargo de Porsche.

Para empezar, desde el chasis hasta los frenos pasando por la transmisión todo aquí se adaptó a poder asumir con eficacia la fuerza entregada por el motor M119. Hecho éste muy visible en las plazas traseras, donde hubo que prescindir de la del medio debido al tamaño del nuevo diferencial.

Mercedes 500E W124 Producido por Porsche

No obstante, el reto asumido por Porsche no tuvo tanto que ver con el desarrollo técnico -algo en lo cual la casa que había firmado el 917 no tenía problema- como con la logística de producción. Y es que, ensamblado en la planta de Zuffenhausen -hoy vecina del Museo Porsche-, cada Mercedes-Benz 500E se demoraba 18 días en su producción contando dos viajes completos entre las instalaciones de Porsche y las de Mercedes.

Un complejo proceso de coordinación que, finalmente, culminaba con la instalación del motor en Zuffenshausen tras recibir las carrocerías pintadas en la casa matriz Mercedes. Todo ello para, durante casi cuatro años, ofrecer una de las berlinas deportivas y prestacionales más significativas para aquellos tiempos en los que la escalada de potencia parecía no tener fin.

Imágenes: Museo Porsche

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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