FOTOS MERCEDES 540K 1937 MAYFAIR: MECUM
Sin duda, Mercedes es una de las marcas más señeras en el panorama mundial. Una reputación labrada a lo largo de años en los que se han sucedido hitos tecnológicos sin igual. No obstante, a la hora de escoger una época dorada nosotros no tenemos duda: los años previos a la Segunda Guerra Mundial (aunque muy reñidos con los inmediatamente posteriores). Y es que, durante la década de los 30, Mercedes no sólo consiguió éxitos deportivos como los cosechados por sus flechas de plata. También ensambló algunos de los mejores automóviles de la Historia.
Ejemplo de ello es el Mercedes 540K. Sustituto del mítico 500K, fue presentado en el Salón de París de 1936 como la cima tecnológica del momento. Una idea ambiciosa, pero respaldada aún a día de hoy por la multitud de aficionados que consideran al Mercedes 540K como el modelo más representativo entre todos los de la casa de Sttutgart. Siempre con el permiso del mítico 300SL Gullwing, con quien de hecho comparte diseñador: Friedrich Geiger. Diseñador que sí tuvo un papel esencial en la estética del Mercedes 540K.
Y es que, aunque en aquellos años este tipo de automóvil de alta gama era vestidos por talleres independientes, en el caso de nuestro protagonista tan sólo unos 70 chasis fueron carrozados fuera de la factoría de Sindelfingen. Allí, y con una plantilla de casi 1500 empleados, la marca alemana producía el Mercedes 540K con unos niveles de calidad realmente sobresalientes. Más aún si tenemos en cuenta que se produjeron tan sólo unas 500 unidades. Esta unidad de 1937 ofrecida recientemente por Mecum es uno de sus ejemplos más atractivos.
MERCEDES 540K. TRES CHASIS PARA UN MISMO COCHE
Si eres aficionado a los clásicos de preguerra ya sabrás que, con estos modelos, hay que tener la vista fina y un amplio gusto por la historia de los números de chasis. Y es que, especialmente cuando hablamos de modelos de alta gama, las opciones de personalización eran tan amplias que cada coche parece distinto a partir de unas líneas generales. Con los Mercedes 540K no ocurre algo diferente. Ya que, si bien es cierto que la mayor parte de ellos fueron carrozados por la propia Mercedes, esto fue posible gracias a una amplia oferta de personalizaciones.
Todo para adaptarse al gusto de los clientes más refinados y potentados de la época, compradores potenciales del Mercedes 540K. De hecho, este afán de personalización se daba desde el mismo chasis, el cual era fabricado en tres medidas distintas. En su versión larga, destinada a vehículos blindados para el III Reich, la batalla del Mercedes 540K llegaba hasta los 3880mm. Mientras tanto, el chasis normal ofrecía un largo de 3290, pensado para portar descapotables de cuatro plazas o berlinas. Por último, y como una opción más deportiva, la versión corta de 2980 era la base para los biplazas roadster.
Así las cosas, el Mercedes 540K fue produciéndose desde 1936 hasta 1940, aunque sus últimas unidades fueron carrozadas en un tardío 1944 a punto de finalizar la Segunda Guerra Mundial. La que tienes en las fotografías salió con chasis y mecánica de Alemania en 1937, yendo a parar a los talleres del carrocero británico Mayfair para ser ultimada en las preciosas formas aerodinámicas que estás viendo. Todo un alarde de elegancia y detalles deportivos como el carenado de las ruedas traseras al servicio de una mecánica sobrealimentada sobresaliente.
MERCEDES 540K. LA POTENCIA DE LA COMPRESIÓN
Aunque lo primero que nos llama la atención del Mercedes 540K sean sus formas, lo cierto es que la principal de sus bondades se encuentra bajo la carrocería. Basado en el motor 5 litros del 500K, nuestro protagonista gozaba de una ampliación de cubicaje hasta los 5’4 litros. De esta forma, el ocho cilindros en línea ganaba en potencia, algo que se complementaba con un curioso sistema de alimentación que representa a la perfección esa frase hecha de “pisar a fondo”.
Te explicamos. Mientras el pedal de aceleración no se hundiera por debajo del piso, los responsables de alimentar al motor del Mercedes 540K eran dos carburadores que situaban la potencia en 115CV. Sin embargo, cuando el conductor hundía el pedal con ganas hasta sus cotas más profundas entraba en acción un sistema de compresión tipo Roots. Esto disparaba la potencia hasta los 180CV.
Un nervio transmitido a las ruedas traseras a través de cajas de cambio de cuatro o cinco velocidades. Ya sabes, otra de las muchas personalizaciones del Mercedes 540K. Así las cosas, lo cierto es que nuestro protagonista no es sólo uno de los modelos más exclusivos en la historia de la casa de Sttutgart, sino todo un prodigio tecnológico que nos habla de la mejor época de Mercedes. Una década plagada de alardes tecnológicos justo antes del delirio colectivo que supuso para Alemania para Segunda Guerra Mundial.
Por último, si te gustan los 540K, no te puedes perder el Autobahnkurier del Profesor Barraquer.