No suele ser lo habitual en la industria del automóvil, pero a veces los fabricantes prefieren dar rienda suelta a la creatividad y talento de sus ingenieros antes que maximizar los beneficios. Así nació tras años de desarrollo el Mercedes W100 en 1964, máxima muestra de lujo y la más avanzada tecnología para la época, en lo que fue un automóvil tan prestigioso como complejo.
Cuando este exclusivo vehículo hizo su debut fascinó al mundo entero, y durante años fue el coche por excelencia de las grandes estrellas de la música como Elvis, John Lennon o David Bowie, pero también de dictadores como Saddam Hussein, Kim Jong Un o Leonidas Brezhnev.
Al igual que otros coches de lujo como los Rolls-Royce Corniche que apenas alteraron su diseño en casi 25 años de producción o los propios Mercedes-Benz R107 que tampoco cambiaron mucho estéticamente entre 1971 y 1989, los W100 sufrieron pocas alteraciones desde su lanzamiento en 1964 hasta el cese de su fabricación en 1981. Pero desde Mercedes tenían planeado un rediseño para el 600 en 1977 que nunca llegaría a trasladarse a la serie.
1977: UN MERCEDES-BENZ W100 RENOVADO
Aunque los primeros prototipos en los que se esbozaba lo que sería el futuro Mercedes-Benz 600 (W100) estarían listos en 1960, la carrocería con la que Paul Bracq terminó vistiendo al chasis fue moderna a la par que sobria. El diseño terminó empleando faros verticales en su frontal, una característica que la marca usó desde finales de los años cincuenta hasta mediados de los setenta en diversos modelos.
Cuando la marca deja de fabricar los W114/115 en 1976 abandonan las ópticas delanteras verticales. El nuevo lenguaje de diseño de Mercedes-Benz pasaba traía ahora unos faros horizontales de mayor tamaño que ocupaban gran parte del frontal y unas ópticas traseras acanaladas que estrenaron los R107 y que tenían esa forma tan característica para prevenir la acumulación de nieve o polvo.
Todos estos cambios fueron implementados en el prototipo del Mercedes 600, que pasaba a tener un frontal más similar al de los Clase S de los setenta; los W116, mientras que los faros delanteros recordaban más a los del popular W123, aunque hubo dos versiones; una con ópticas redondas y otra rectangulares. La trasera incorporaba las ya mencionadas tulipas acanaladas, y visto desde el lateral el coche seguía siendo prácticamente idéntico a los W100 presentados en 1964.
Evidentemente otro de los grandes cambios fue el interior del vehículo, donde el plástico era ahora el gran protagonista, un material que fue ganando presencia en los automóviles durante esa época, aunque también hay elementos en madera que recuerdan el lujoso origen del coche. El salpicadero, realizado en tonos claros, era quizá lo más moderno de este Mercedes 600 y recuerda al de los futuros W126 de la Clase S, con un nuevo diseño para los paneles interiores de las puertas y los asientos. Finalmente, todas estos cambios fueron en valde, pues el W100 terminó su producción en 1981 conservando su diseño original.
Imágenes: Mercedes-Benz AG