Hablar del monoplaza Mercedes-Benz W25 es hablar del comienzo de la dominación alemana en el Campeonato Europeo de Pilotos. Desarrollada desde 1934 hasta el inicio mismo de la Segunda Guerra Mundial, ésta se basó en un duelo constante entre Mercedes y Auto Union mientras, por debajo, cual si fuera una carrera aparte, fabricantes como Alfa Romeo, Maserati, Delage o Bugatti intentaban salvar los muebles compitiendo entre sí por los puestos intermedios.
De hecho, revisar el historial de aquellas temporadas arroja unos resultados abrumadores en relación al éxito de las mecánicas amparadas desde el III Reich. Un dominio especialmente visible en el caso de Mercedes-Benz, la cual cosechó tres de las cuatro ediciones disputadas entre 1935 y 1938.
Es más, aunque parezca increíble aquella hegemonía alemana tan sólo pudo ser contestada una única vez cuando, en 1935, Tazio Nuvolari y su Alfa Romeo P3 lograron la victoria en el GP de Alemania disputado en Nürburgring.
Una de las gestas más épicas en la trayectoria del mantuano, quien logró rebasar a los mucho más prestacionales W25 y Type B a base de un pilotaje aguerrido al punto del juego suicida.
1934, UNA NUEVA REGLAMENTACIÓN DESTINADA A LIMITAR LA POTENCIA MEDIANTE EL PESO
A comienzos de los años treinta los vehículos GP se estaban haciendo cada vez más y más potentes. Tanto así que la Association Internationale des Automobile Clubs Reconnus (A.I.A.C.R) -antecedente de la actual F.I.A- presentó a través de la Fédération Internationale du Sport Automobile (F.I.S.A) un nuevo reglamento para la disputa del Campeonato Europeo de Pilotos.
Basado en limitar el peso y no la cilindrada, éste fijó un máximo de 750 kilos sin líquidos ni neumáticos para la temporada de 1934 en la cual, paradójicamente, el título continental no fue disputado. Así las cosas, los responsables de aquellas carreras creyeron en cómo recortando el resultado en báscula -el SSK llegó a los 1.700 kilos con su motor M06 de seis cilindros y 7.1 litros- se podría llegar a potencias más asumibles para las pistas del momento.
No obstante, aquello tuvo justo el efecto contrario. Y es que, financiadas por el gobierno nazi -el cual tuvo al automovilismo deportivo como uno de sus medios propagandísticos– Mercedes-Benz y Auto Union interpretaron una escalada tecnológica por la cual, tan sólo unos años después, ya superaban ampliamente los 500 CV con sus W125 y Type C respectivamente.
Es más, la barrera de los 300 km/h -no alcanzada en F1 hasta los años setenta- se superaba con facilidad llegando hasta los 380 km/h en ocasiones excepcionales.
MERCEDES-BENZ W25, DESTINADO A LA VICTORIA DESDE NOVIEMBRE DE 1933
Con Hans Nivel a cargo de la dirección técnica tras la marcha de Ferdinand Porsche a fin de crear los P-Wagen utilizados por Auto Union, Mercedes-Benz presentó en noviembre de 1933 su W25 adaptado a la normativa del Campeonato Europeo de Pilotos prevista para el año siguiente. Y vaya, lo cierto es que aquello supuso todo un paso adelante respecto a los SSK evolucionados desde 1928.
No en vano, aquí no se estaba ante un vehículo adaptable a calle o circuito. Lejos de ello, aquel monoplaza nacía por y para la victoria en los GP del momento con un diseño no sólo aligerado en extremo sino también inesperadamente potente.
Con todo ello, mientras su peso en vacío rozaba peligrosamente los 750 kilos impuestos por la A.I.A.C.R su motor con ocho cilindros en línea, 32 válvulas, 3.360 cc y cámaras de combustión hemisféricas entregaba 354 CV a 5.800 rpm. Todo ello con un doble árbol de levas y alimentación por dos carburadores y un compresor volumétrico Roots capaz de asegurar un buen rendimiento incluso a bajas vueltas.
En suma, el Mercedes-Benz W25 era una máquina sobresaliente y disruptiva capaz de inaugurar el apogeo de las “flechas de plata”.
1935, VICTORIA EN EL CAMPEONATO EUROPEO DE PILOTOS
Aunque se esperaba su estreno en el circuito en el trazado del Automobil-Verkehrs und Übungs-Strade (AVUS) -donde gracias a sus rectas con cuatro kilómetros cada una se podían desarrollar velocidades punta fácilmente-, el estreno en competición del Mercedes-Benz W25 se retrasó hasta el inicio del verano de 1934 escogiendo el GP Eifelrennen como escenario.
Celebrado desde 1927 en Nürburgring tras haberse disputado en vías públicas, éste no sólo fue el primer paso del nuevo monoplaza en el mundo de las carreras sino también su primera ocasión para la victoria. A partir de aquí, el trío compuesto por Luigi Fagioli -ex piloto del Maserati con 16 cilindros-, Manfred Von Brauchitsch y Rudolf Caracciola se hicieron con la victoria en hasta cuatro citas relevantes incluyendo el GP de Italia en Monza.
Asimismo, durante el regreso del Campeonato Europeo de Pilotos los Mercedes-Benz W25 se impusieron en cinco de las siete pruebas puntuables -incluyendo el GP de España disputado en Lasarte- para encumbrar así a Rudolf Caracciola como campeón tras haberse ganado cuatro de aquellas citas.
UNA COMPETENCIA DESCONCERTADA
Mientras el Campeonato Europeo de Pilotos había marcado en su edición de 1932 una sólida hegemonía para Alfa Romeo y sus P3, lo cierto es que la nueva reglamentación anunciada para la temporada de 1934 parecía haber pillado con el pie cambiado a la casa italiana. Es más, en 1932 el Istituto per la Ricostruzione Industriale la nacionalizó para, acto seguido, externalizar en la Scuderia Ferrari su presencia en los circuitos.
Asimismo, el apoyo financiero del propio Adolf Hitler al programa de carreras interpretado por Mercedes-Benz y Auto Union lanzó a las “flechas de plata” más allá de las previsiones más optimistas.
De hecho, a los éxitos del Mercedes-Benz W25 en 1934 y 1935 le sucedió la victoria del Auto Union Type C en el Campeonato Europeo de Pilotos de 1936 ganando con Bernd Rosemeyer tres de los cinco GP puntuables para aquella edición.
Todo un revulsivo para la casa de la estrella, la cual sustituía al W25 de cara a 1937 con la presentación del W125. Elevado en su cilindrada hasta los 5.6 litros, la nueva reglamentación prevista para 1938 -limitando a tres litros los motores sobrealimentados y a 4.5 los atmosféricos- lo determinó como un modelo breve teniendo que ser sustituido por el W154; el mayor exponente de aquellos Mercedes de GP y, además, protagonista en no pocos récords mundiales de velocidad.
Imágenes: Grupo Mercedes-Benz.