Inglaterra es un país de tradición y vanguardia. Sabe mantener ceremoniales e iconos que se asientan como pilares de su identidad nacional, pero al tiempo es uno de los países industrializados con mayor capacidad de innovación técnica. Durante siglos, eso se dejó notar en su tan temida como polémica armada. Sin embargo, el siglo XX fue otra cosa…
Heredera de una gran revolución industrial, Inglaterra supo desarrollar algunos de los iconos del automovilismo más queridos y admirados por cualquier conductor amante de los clásicos. Ahí está el Jaguar E-Type; todo un icono de la deportividad británica. O el MINI; el ejemplo de cómo los ingleses saben convertir en algo delicioso y simpático algún que otro hábito diario.
Pero como decíamos… Al tiempo que Inglaterra es un país de grandes iconos también lo es de vanguardias. En ese sentido nos sorprendía hace unos meses la noticia de que, la propia Jaguar, anunciaba una versión eléctrica del E-Type. Ahora le ha llegado el turno al genial MINI; en el reciente New York International Auto Show nos sorprendía una carrocería de sobra conocida bajo la que se esconde algo inesperado…
MINI ELÉCTRICO… TODO ES VANIDAD
Como decía aquel cantante “…y todo es vanidad”. Y es que, al fin y al cabo este coche no es ni más ni menos que un simple ejercicio de publicidad. Sí, has leído bien. Porque vale, aunque ya existen talleres ingleses que preparan kits eléctricos para ser montados en un MINI clásico, lo cierto es que el grupo BMW no tiene ninguna intención de producir en serie este modelo.
Todo responde a una estrategia de marketing muy en el estilo del nuevo MINI resucitado; un coche contemporáneo pero que, desde su lanzamiento, basa gran parte de su éxito en vender un encanto “vintage” proveniente del modelo clásico. En ese sentido, los publicistas del grupo BMW –auténticos magos de la publicidad, como lo demuestra poder crear un anuncio de coches donde no se ve ningún coche en concreto– han decidido agitar el ambiente con la presentación de este modelo.
Pero… Agitar el ambiente, ¿para qué? Pues para la inminente aparición de un nuevo modelo eléctrico del nuevo MINI en el 2019, un coche con el que la marca pretende celebrar el 60 aniversario del modelo original uniendo el recuerdo a la tradición con la mecánica de vanguardia. Y la verdad, no nos parece mal que esta unidad no entre finalmente en producción… Veamos por qué.
Independientemente del debate sobre lo eléctrico o lo combustible, según parece se han suprimido los asientos traseros para poder meter las 30 baterías de litio necesarias para generar unos 38CV. En definitiva, no parece un coche demasiado práctico ni potente como para poder competir en el sector de los micros urbanos. Aunque la apelación al encanto clásico sea más que obvia gracias a su carrocería de Mini noventero. Una pena que BMW no nos enseñe el interior…
¿EL FUTURO ES UNA CARROCERÍA CLÁSICA Y UN MOTOR ELÉCTRICO?
Más allá de la aparición de esta unidad, esto nos recuerda a un debate que tímidamente se va colando entre algunos aficionados al motor clásico. ¿Veremos cada vez más coches con carrocería clásica a los que se les ha sustituido su motor original por un ingenio eléctrico? Desde el punto de vista más purista… Esto nos parece una atrocidad. Pero desde otro más abierto, parece que sí puede ser una buena solución, especialmente para clásicos producidos en masa que quieran moverse asidua o, incluso, diariamente.
Sustituir la melodía de un potente V12 italiano por el silencio de lo eléctrico… Eso sí que nos parecería mucho más polémico. Sea como sea, lo cierto aquí son dos cosas: La primera es que los publicistas del Grupo BMW han vuelto a dar en la diana sabiendo cómo agitar el gallinero de cara a un nuevo lanzamiento. Y la segunda, es que aún con un motor eléctrico y unas baterías que ocupan toda la parte trasera…
Hay que ver qué precioso encanto sigue teniendo el MINI.
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