El Mini está considerado unánimemente como uno de los automóviles más importantes de la historia. Diseñado por Sir Alec Issigonis, fijó la distribución mecánica que sería estándar en los modelos pequeños y compactos desde ese momento, con el motor en posición delantera transversal. La tracción también era delantera y, además, las ruedas estaban puestas en los extremos para mejorar la habitabilidad. No tratamos en este articulo de hacer un repaso a la historia del Mini, pero sí señalaremos que conoció un total de siete evoluciones hasta su descontinuación en el año 2000. Por cierto, Mini se convirtió oficialmente en marca propia en 1988.
Durante sus últimos años, particularmente en las décadas de los 80 y los 90, se lanzaron numerosas versiones especiales del Mini. Fue una forma de mantener vigente a un automóvil claramente sobrepasado en el apartado técnico. La estrategia funcionó, porque en mercados como el japonés se despachaban casi 40.000 unidades al año en los 90. Además, sirvió para llamar la atención de una BMW que se adquirió en 1994 el Grupo Rover, cuyos dos grandes atractivos eran Land Rover y Mini.
De hecho, cuando en el año 2000 revendió el consorcio a la americana Ford, la marca bávara no dudó en quedarse Mini. De hecho, el nuevo MINI -ahora con letras mayúsculas- se lanzaría al mercado a finales de ese mismo año, de forma que los dos modelos casi llegaron a coincidir. Por el camino, quedaban nada menos que 5.387.862 unidades del conocido desde entonces como Mini Classic. Los últimos ejemplares correspondieron a cuadro versiones denominadas como Final Editions de las que os hablamos a continuación.
MINI CLASSIC FINAL EDITIONS
A lo largo del año 2000, el último de su vida comercial, estuvieron a la venta cuatro ediciones muy particulares del Mini, que sirvieron para cerrar por todo lo alto su trayectoria. Aunque BMW tenía los derechos de la marca, permitió que Rover pusiera en el mercado estas versiones a modo de despedida del icónico modelo. Los modelos eran los Mini Seven, Cooper, Cooper S y, sólo para la Europa continental, el Knightsbridge.
El Mini Classic Seven era el más accesible de todos y estuvo disponible en colores Old English White, Solar Red y Black, con el techo en el mismo tono. Como todos los Final Edition, equipaba el motor de 4 cilindros de 1.275 cm3 con inyección asociado a una caja de cambios manual de cuatro velocidades. Su potencia era de 62 CV, gracias a la cual anunciaba un tiempo en el 0 a 100 km/h de 12 segundos. Apenas se produjeron 374 unidades para el mercado británico y otras 180 para Europa con volante a la izquierda.
En el caso del Mini Classic Cooper, éste incluía elementos como los antiniebla en la parrilla, techo y retrovisores en distinto color o las llantas Minilite de aleación. Los colores de carrocería disponibles para esta versión eran el Solar Red, Black, British Racing Green y Tahiti Blue. Se diferencian de los Cooper previos por el color de los pasos de rueda y el salpicadero, por ejemplo. En total se vendieron 528 ejemplares de esta versión en Gran Bretaña, más otros 139 despachados en Europa.
KNIGHTSBRIDGE Y COOPER S
Los Mini Classic Knightsbridge únicamente estuvieron disponibles con volante a la izquierda, pues su destino eran los mercados europeos. Se trata de una versión un tanto más lujosa, con interior en cuero de color crema y que se vendía con carrocerías en Gold, British Racing Green y Black. Equipaba llantas de 13 pulgadas y los pasos de rueda ensanchados del Cooper S, pero sin antiniebla en la parrilla. La producción se limitó a 684 unidades, algunas de las cuales han sido convertidas a volante a la derecha. De hecho, existió un ejemplar en dorado, con especificaciones japonesas, ensamblado con fines promocionales.
El Mini Classic Cooper S se distinguía por los pasos de rueda mayores que el Cooper, las Minilite en 13 pulgadas, los antiniebla o un habitáculo mejor equipado. Los colores disponibles fueron Solar Red, Anthracite, British Racing Green y Tahiti Blue, con el interior en una combinación de cuero negro y Nickle Silver. El techo iba en otro color y, como el Cooper, lucía tiras decorativas a juego en el capó. Fue la versión más popular de todas, con un total de 2.091 ejemplares despachados en las islas, a los que se suman otros 704 con volante a la derecha para el continente. La producción conjunta de los Mini Classic Final Editions fue de 5.200 coches, de los cuales 3.493 se quedaron en Gran Bretaña y 1.707 se vendieron en el resto de Europa.
Hemos dejado para el final el Cooper S, ya que uno de estos modelos fue el último Mini producido en la historia. Abandonó la planta de producción el 4 de octubre de 2000, poniendo fin a la trayectoria del icono británico. El coche fue entregado al British Motor Industry Heritage Trust a finales de ese año.