Mini Spiritual Concept
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Mini Spiritual Concept, así pudo haber sido el nuevo MINI del año 2001

Durante los años 90, Rover y BMW trabajaron para dar forma a un sustituto del veteranísimo Mini que pedía un relevo a gritos.

Nacido bajo el paraguas de BMW, el MINI moderno pudo ser muy diferente tal y como podemos ver en el Mini Spiritual Concept que protagoniza este artículo. No se trata de un único coche, sino que en realidad son dos, pues se plantearon alternativas de tres y cinco puertas, pero ninguna de ellas llegó finalmente a buen puerto. Aunque nuestra historia comienza antes incluso de que BMW se hiciera con las riendas del Grupo Rover.

Corría la década de los 90 y las ventas del Mini original languidecían tras más de 5 millones de unidades despachadas. Así las cosas, en 1993 Rover se puso manos a la obra para tratar de explorar un relevo para el icónico automóvil diseñado por Alec Issigonis, que básicamente seguía siendo el mismo coche que impactó al mundo en 1959. Cuando BMW compró el Grupo Rover en 1994, no sólo no detuvo el proyecto, sino que lanzó una especie de competición interna para buscar la mejor propuesta.

Mini Spiritual Concept 1995
El Mini Spiritual Concept contó con versiones de tres y cinco puertas.

En dicha carrera por buscar al nuevo Mini participaron tanto el Centro de Diseño de Rover en Gaydon (Inglaterra), BMW Design en Múnich (Alemania) y el estudio Designworks ubicado en California (EE. UU.). El 15 de octubre de 1995 se confrontaron los resultados y se vio que mientras Rover había tomado un camino, las demás propuestas iban en la dirección opuesta. BMW y el estudio californiano proponían modelos claramente más grandes y con detalles de diseño que remitían al Mini clásico. Las ideas de Rover tenían más que ver con el espíritu original del coche.

EL MINI SPIRITUAL CONCEPT

Lo cierto es que desde Gaydon se pusieron sobre la mesa tres coches distintos, con la característica común de conservar el tamaño del Mini clásico. El primero de ellos se denominó Evolution, fue diseñado por David Saddington y redefinía el modelo original. El segundo era el Revolution, obra de la DRA Design de Roy Axe, que rompía algo más con las líneas del Mini clásico, aunque sin perder su esencia.

Por último, llegamos al Mini Spiritual Concept, nacido de la mano de la Oliver Le Grice y David Woodhouse bajo la supervisión de David Saddington. Esta tercera interpretación buscaba reencarnar el espíritu del automóvil de Issigonis buscando su propio camino. Por ejemplo, para maximizar el espacio interior, el motor iba montado detrás bajo el suelo, por lo que se optó la mecánica de 3 cilindros de 800 cm3 y 60 CV. Era un propulsor muy compacto que facilitaba su peculiar ensamblaje.

Respecto al diseño, había algunos guiños al Mini original, tanto en la parrilla como por los pilotos circulares o las llantas, pero poco más. Realmente era una automóvil revolucionario que a Bern Pischetsrieder, presidente del consejo de administración de BMW, le pareció una década adelantado a su tiempo. Además, ofrecía espacio para cuatro pasajeros pese a que su tamaño era de 3.048 mm, es decir, 2 mm menos que el del Mini original.

TAMBIÉN EN CINCO PUERTAS

Además, se desarrolló una versión de batalla alargada con dos puertas extra que ofrecía un espacio interior sorprendentemente amplio y algo más maletero. Esta versión se denominó Mini Spiritual Too Concept y contaba con un motor más grande aprovechando el mayor espacio disponible. En este c

aso, se empleó el propulsor de 4 cilindros de 1,1 litros de cilindrada que rendía también 60 CV.

El diseño variaba en algunos puntos, especialmente en las ópticas delanteras, que pasaban a ser dobles y con forma ovalada. También detrás aparecían duplicadas y con una silueta, especialmente las superiores, digamos que curiosa. El resto de los elementos de diseño, como la parrilla, los pasos de rueda muy marcados, los paragolpes o los retrovisores con intermitentes integrados se mantenían inalterados. Su tamaño se quedaba en 3.650 mm con un peso de 900 kilogramos.

Frank Stephenson boceto Mini de 1995
En 1995, Frank Stephenson firmó este boceto del futuro Mini que pasó a producción casi tal cual.

Los dos Spiritual pasaron a ser conocidos internamente como Mini y Midi y en el equipo de diseño de Rover tuvieron ciertas esperanzas de que finalmente fuesen las propuestas elegidas para dar vida al Mini del siglo XXI. Como bien sabemos, finalmente no fue así, pues el modelo final se inspiró en el concept conocido como ACV30. De hecho, en 1995, Frank Stephenson firmó un boceto que se convirtió en el nuevo MINI prácticamente sin cambios.

EXPUESTOS

Una vez descartados, en BMW decidieron que los dos Mini Spiritual Concept merecían al menos su momento de gloria por todo el trabajo que tenían detrás. De esta forma, fueron expuestos en el Salón de Ginebra de 1997. Rover insistió en que no eran una propuesta de nuevo Mini, algo que era cierto en aquel entonces. Después supimos, que en realidad sí habían sido concebidos con el propósito de relevar al que posiblemente sea el coche inglés más icónico de todos los tiempos.

El final de esta historia es bien conocido. En el año 2000, Rover y BMW separan sus caminos, aunque la firma bávara se queda con los derechos de la marca Mini y pone el mercado en 2001 el nuevo MINI, ahora escrito en mayúsculas. Quizá no fuera una revolución como el original, pero se convierte en un fenomenal éxito que dura hasta nuestro días. Finalmente, funcionó a la perfección la idea de crear un modelo moderno con reminiscencias al clásico, ayudado sin duda por el hecho de que el MINI resultó ser un extraordinario automóvil.

Para terminar, una curiosidad. En Rover, achacaron al diseño del MINI de BMW que primero se hizo la forma y luego se configuró la función, justo al revés de lo que hizo Alec Issigonis con el Mini original. El diseñador inglés, primero pensó en qué necesitaba y después diseñó el envoltorio. Nada de esto pareció preocupar a los compradores en todo caso, que acogieron el modelo con entusiasmo. Al final, se trataba precisamente de eso, de vender coches.

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Escrito por Iván Vicario Martín

Tengo la suerte de haber convertido mi pasión en mi forma de ganarme la vida. Desde que salí de la Facultad de Ciencias de la Información en 2004 me dedico profesionalmente al periodismo del motor. Arranqué en la revista Coches Clásicos en sus inicios, pasando a dirigirla en 2012, año en el que también me puse al frente de Clásicos Populares. A lo largo de estas casi dos décadas de carrera profesional he trabajado en todo tipo de medios, incluyendo revistas, radio, web y televisión, siempre en formatos y programas relacionados con el motor. Me vuelven loco los clásicos, la Fórmula 1 y las 24 Horas de Le Mans.

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